carnaval colombino | sábado de cabalgata

La ilusión nunca se congela

  • Paso importante para que la ciudad viva en la calle las fiestas de febrero

  • El frío no impide una respuesta masiva a las convocatorias en torno al desfile de ayer

Un grupo de pingüinos podría haber desfilado ayer con la cabalgata y habría pasado desapercibido entre tantos disfraces infantiles desperdigados en la calle. Porque frío hacía ayer para que una parte del Antártico tuviera representación en estas latitudes. Había quien lamentaba las bajas temperaturas en un sábado como éste: seguramente de haber sido más altas, la respuesta del público habría sido mayor. Pero hubo calor en las calles, igualmente, con un gentío que cogió fuerzas en la garbanzada del mediodía, para luego aguantar estoico a la sombra, en la espera al comienzo del desfile. Los tiritones sólo llegaron del baile y poco pudo quitar brillo a este Sábado de Carnaval de 2018, que quizá empezará a ser recordado como el que relanzó la ansiada fiesta de calle en el Colombino de Huelva, incluso con frío.

La apuesta salió bien este año. Desde el mediodía, el ambiente en las calles del centro cambió la sensación térmica en la ciudad. Entre esa tristeza que hay en el comercio menguante, la animación reclamada para revitalizarlo llegó en los puntos más concurridos y la hostelería recuperó por un día parte del brío navideño pasado. En ello tuvo que ver mucho la participación de agrupaciones en sitios estratégicos: sobre las tarimas colocadas por el Ayuntamiento o en esquinas ya con tradición este día, como esa confluencia de Concepción, Palacio, Rico y Espronceda.

Hasta en uno de los corredores más gélidos de la ciudad, en la calle Marina, que quedó de par en par abierta a la ría cuando se llevaron el Arco de la Estrella, pasaron murgas y comparsistas, reviviendo el saborcillo añejo del cercano viejo Mercado del Carmen.

Había ganas ayer de fiesta y las familias se echaron a la calle. Los más pequeños, para recuperar viejas costumbres, disfrazados. También padres y adultos. Basta colocarse un complemento de colores llamativos para participar de la fiesta, aunque no se pierda la rigidez en la cara, que de eso mucho tuvo que ver también el frío.

El Colombino se acercó al centro de la ciudad, no sólo para el concurso del Gran Teatro. Y el resultado positivo fue evidente. Ese corazón onubense que es la Plaza de las Monjas -al que se va a colocar un marcapasos en forma de Museo Arqueológico para que siga latiendo con fuerza- reunió también ayer a todos los carnavaleros choqueros en torno al escenario instalado por el Ayuntamiento y a una garbanzada en la que muchos se refugiaron en busca de calor interior. Tres grandes peroles al fuego no engañaban y anticipaban eso de que la comida caliente ayuda a hacer frente a la adversidad. Pero aquí todo estaba a favor, con ganas de pasarlo bien, buena compañía y hasta un alcalde que se dio su particular baño de masas un día después de haber acudido al rescate del Recre.

La continuidad en la fiesta estaba asegurada porque allí mismo estuvo el punto de salida de la cabalgata, que pretende ser la máxima expresión del carnaval de calle. Ni el retraso de la comitiva, siempre perezosa cada año en su salida, hizo que el público se dispersara por la ausencia de sol directo en la Gran Vía.

Los turistas también aprovecharon la coincidencia de su estancia para participar de la alegría de la fiesta. Algunos, cámara al cuello, esperando el desfile, como por la mañana a la búsqueda de actuaciones y disfraces en las calles. Otros, asomados en balcones del céntrico hotel de la Martín Alonso Pinzón. Y hasta un fotógrafo de prestigio internacional, el holandés Teun Hocks, presente en Huelva con su esposa por su participación en Latitudes, no perdía detalle al inicio de la cabalgata.

La de este año ha sido la de una unión deseada en todos los ámbitos, en otra suerte de corredor entre el centro e Isla Chica, barrio populoso y orgulloso de los tiempos en que su noria hacía girar el Carnaval Colombino desde sus inicios, en los que el carnaval de calle se metía en el mismo estadio a empujar por el Recre.

No se perdió la ocasión y la traca final de fiesta se quedó allí, en la Plaza del Estadio, esta vez con música de baile, sesiones de DJ, en mano tendida a la juventud, para que tome el pulso a una fiesta popular que realmente quiere ser la de todos los onubenses.

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