Huelva

La hora actual

  • Hay en la devoción a la Virgen de la Victoria en Huelva una expresión insuperable de lo que es la religiosidad popular

Cuando la Hermandad de la Victoria ha cumplido 50 años de vida, todo desprende ya una gran sensación de madurez. Se le reconoce un gran patrimonio en cuanto a la materialidad de la obra de arte conseguida en la plasmación de las andas procesionales, pero el mayor patrimonio que disfruta es el valor inmaterial e intangible de la devoción, ya muy extendida, a sus titulares.

Las vivencias del Cincuentenario están muy recientes todavía. De entre los actos que preparara el grupo directivo que encabezaba nuestro querido y recordado Antonio García Quintana, recuerdo y quiero destacar especialmente el vía crucis con Nuestro Padre Jesús de la Humildad. Aquel silente e impresionante recorrido entre calles en penumbra, el serio y convencido recogimiento de los participantes, la gran solemnidad de todo el cortejo y la gran participación de público puso en evidencia que la devoción al bendito Cautivo de la Humildad se había multiplicado 50 años después de aquellos viernes de Cuaresma de los años 40 cuando se exponía en besapies como reclamo para los fieles del Polvorín.

Por otra parte, la Virgen de la Victoria era ya también algo muy especial para toda la ciudad y la devoción a la misma se había convertido en una seña de identidad en su más amplio sentido geográfico. Esta impresión también la tenían los que venían desde fuera para cualquiera de aquellos acontecimientos.

Quiero citar hoy el caso concreto de uno de los sacerdotes que participaron en el triduo de acción de gracias de octubre de 1990. Me refiero a José Marqués Valdés, sacerdote claretiano que después de varios días de vivencias y conocimiento de la hermandad quedando extasiando ante la belleza y unción religiosa de la Virgen de la Victoria, nada más terminar el ejercicio del último día del triduo, mientras departíamos en esos momentos posteriores de agradable convivencia cofrade, improvisó unos sentidos versos que hoy salen a la luz como primicia y que entonces me entregara como obsequio personal.

El fruto escrito de la devoción que le inspiró la Virgen a este sacerdote en una noche cofrade y que transcribo:

Eres Virgen y eres Madre,

Y Victoria de toda Huelva,

puedes hacer el milagro

de Caná de Galilea:

convierte ya el agua en vino,

y nuestra carne en entrega;

que las llamas de tu palio

en fuego de amor se vuelvan,

y que el oro de tu manto

sea fe y devoción en la fiesta;

condúcenos hasta tu Hijo,

Humildad sencilla y abierta,

fruto bendito en tu noche

y promesa de vida cierta.

En tan pocos versos cuánto mensaje: la devoción de todo un pueblo, el simbolismo de la riqueza y arte del paso de palio y el valor de la Virgen con mediadora entre Dios a los hombres.

Y llegamos a la hora actual. Poco podemos añadir que no sea conocido por todos. Estamos viviendo estos días en un clima de expectación permanente ante la proximidad de la Coronación de la Virgen.

Y en este momento, bueno será recordar y reconocer que para llegar a este punto, el camino recorrido ha estado lleno también de los esfuerzos y de los desvelos de las generaciones que nos han precedido en la hermandad. Sin esa presencia y sin esa aportación anterior no sería posible vivir estos próximos acontecimientos que van a quedar señalados como históricos para la hermandad.

Nada sería posible hoy, si no hubiésemos tenido ese precedente de dedicación, ejemplo, fe y devoción. Gracias a ellos vamos a tener el privilegio de vivir esta época ilusionante.

Demos gracias a Dios que nos dado esta oportunidad.

Hablando en clave cofrade, somos unos auténticos privilegiados.

Y cuando hablo de los que nos han precedido me estoy refiriendo no solo al grupo dirigente de la hermandad, sino también al hermano más anónimo, aquel que sin aspiraciones en el seno de la cofradía se postra en el sentido más real de la palabra o se traslada mentalmente hasta la capilla de la hermandad para rezar ante nuestros titulares.

A los hermanos y hermanas anónimos y a tantas personas que hicieron de su devoción un hábito de conducta. A los que se fueron cumplido y escrito ya el libro de su vida y a los que los llamó la Virgen precipitadamente para tenerlos más cerca. No es preciso dar sus nombres, Ella lo sabe y con eso basta. Vida y vivencias. Ya lo decíamos, la historia está en todos nosotros. Y de ese crisol de devociones hemos heredado esta espléndida realidad.

ESPLÉNDIDA REALIDAD

Sí, estamos ante una espléndida realidad. Nuestra cofradía es muy querida en Huelva. La ciudad la acoge cada año en un clima de gran fervor y entusiasmo. Podemos decir que nuestros titulares se integraron desde hace mucho tiempo en la propia vida y personalidad de nuestra Semana Santa de tal forma que no se puede imaginar la misma sin la presencia de los nazarenos de capa y capirote de ese color azul onubense inconfundible. Huelva la acoge, la recibe, vibra con Ella, siente con Ella y vuelve con Ella para recorrer sus barrios a la vuelta de cada Miércoles Santo. Huelva la ha hecho suya.

Y así lo demostró, cuando siendo hermano mayor José Luis Alburquerque, Huelva le concedió a la Virgen de la Victoria la Medalla de la Ciudad.

Medalla de la Ciudad que no es sino el reconocimiento de que la devoción a la advocación de la Virgen de la Victoria encarnada en la imagen de nuestra titular es Patrimonio de la misma.

Repasando en estos días viejos recortes de prensa y referencias escritas he podido recopilar un auténtico crisol de primores en relación con la Virgen de la Victoria en los titulares de diarios de la Semana Santa.

Todos a cual más elocuente: ¡Reina del Polvorín…! ¡Huelva se hace Victoria! ¡Victoria de Huelva…! ¡Huelva con la Virgen de la Victoria! ¡La Virgen de la Victoria desata pasiones por la calles de Huelva! ¡Todos con la Victoria! Y en definitiva ¡Reina de Huelva!

En este clima de fe y devoción creciente la petición generalizada para la coronación canónica de la Virgen se convirtió ya en un puro clamor. La petición unánime de todos los estamentos de la ciudad, la constatación de que la demanda responde a una devoción singular por parte de la autoridad eclesiástica y la constancia y prudencia en la gestión de la solicitud por parte de la junta directiva encabezada por Isidoro Olivero propiciaron que hace ya casi tres años se produjera el anuncio de la coronación canónica de la Virgen para el próximo 5 de mayo.

VIGENCIA FUNDACIONAL

Pero los clamores de Miércoles Santo no pueden diluir que también hay otra realidad. La llamada de aquel párroco de los años 40 sigue vigente hoy.

Cambió el escenario y la sociedad. Las costumbres y las prioridades de los hombres; pero para la parroquia, la hermandad y sus titulares pueden y deben ser un medio de acercamiento absolutamente vigente. Estamos asistiendo a una evolución materialista de la sociedad que pretende apartar a Dios y a la religión de la vida diaria. Crisis de valores y crisis de fe.

Son otros motivos, pero las necesidades son las mismas. Las necesidades son las mismas y los medios también: la hermandad y sus titulares integrados en la parroquia como así lo recordaba, nuestro párroco actual y director espiritual el día de la presentación del programa de actos y cultos de la coronación.

FRUTO DE LA DEVOCIÓN

Y llegamos al final de esta breve síntesis sobre los orígenes de la devoción a la Virgen de la Victoria. Bien que podemos decir que de aquellos orígenes llega este fruto cercano de la coronación canónica. Hay en la devoción a la Virgen de la Victoria en Huelva una expresión insuperable de lo que es el valor intangible de la religiosidad popular. Algo que nos supera, algo que no se puede programar ni planificar. Sale la Virgen a la calle y encuentra siempre y en todo momento y circunstancia un fervor que desborda cualquier previsión de la propia hermandad.

Siempre ocurrió y sigue ocurriendo. Y no es preciso acudir al Miércoles Santo. Baste recordar los recientes traslados a la Comunidad Teresiana y el emocionante recibimiento en el interior de la Iglesia del Sagrado Corazón hace poco más de un mes. Si, hay algo muy grande en la devoción a la Santísima Virgen de la Victoria que ahora recibe el reconocimiento de la propia Iglesia.

No vamos a insistir hoy en la propia coronación. Solo quisiera aportar una idea final. La coronación de la Virgen de la Victoria es una gracia que traerá muchos frutos para la hermandad pero no es un fin en si misma. No es el final del camino

¡La Coronación de la Virgen de la Victoria es un compromiso de vida futura para la hermandad!

Victoria, diario de la Coronación

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