Huelva

La gente inteligente no tiene emociones negativas

  • Las emociones nunca son negativas. Podrán ser agradables o desagradables, pero siempre nos ofrecen una información muy valiosa que la gente inteligente sabe aprovechar bien

La gente inteligente no tiene emociones negativas

Todas las emociones son positivas. Leer esta certeza quizás le está haciendo saltar sus alarmas. Hasta puede que le esté provocando alguna emoción: ¿sorpresa?, ¿enfado?, ¿alegría? Saber reconocer las emociones más básicas y entender el mensaje que traen es la esencia de su inteligencia emocional. Por eso, atiéndalas, sin bloquearlas ni engancharse en ellas.

Hay varias escuelas que se centran en el estudio psicológico de las emociones básicas, que son esas con las que construimos todo nuestro repertorio de sentimientos y que nos ayudan a entendernos y a actuar de forma adecuada. Desde la escuela de Paul Ekman, que identifica seis en su primera teoría, a la de Robert Plutchik, que elabora su teoría sobre ocho básicas y ocho avanzadas, todas hablan de un número discreto de emociones básicas. Mejor así, porque piénselo: menos opciones que observar, más probabilidad de éxito al interpretar.

Sea como sea, le gusten o no las emociones que experimenta usted, seguro que vienen a traerle información que le va a servir para afrontar las situaciones que vive. Por eso, sean agradables o desagradables, siempre son positivas. ¿Usted las atiende o intenta evitarlas?

Matar al mensajero’

No mate al mensajero, que diría el sabio refranero popular. Nos gusta hacer evidente esto que avisa la cultura popular con una comparación muy simple que usamos en nuestros talleres. Imagine que va usted en el coche, conduciendo o con alguien al volante, da igual. De pronto mira el panel de mandos y ve cómo se encienden dos lucecitas rojas. Una lleva un signo de exclamación en un círculo entre paréntesis, y la otra es la de la aceitera. ¿Puede ver el momento? Pues aquí va la pregunta. ¿Eso es bueno o es malo?

Si la respuesta que le ha venido a la cabeza es “malo”, que es lo que suele pasar cuando lanzo esa misma pregunta situacional a los grupos con los que trabajo, le ruego que reflexione un minuto más. ¿Es mejor seguir conduciendo, como si no pasara nada, con esas dos luces encendidas? Le repito la pregunta: que se enciendan las luces, ¿es bueno o es malo?

Las emociones son tan variadas como cada persona que las experimenta. Las emociones son tan variadas como cada persona que las experimenta.

Las emociones son tan variadas como cada persona que las experimenta.

Ahora sí lo ve más claro, ¿verdad? Es bueno. Nos avisa de que podría haber un fallo en el motor y que, como mínimo, necesita parar y revisar lo que pasa. Igual ocurre con las emociones. Son avisos que vienen a decirle algo importante. Sin embargo, a veces ponemos el dedo sobre la luz para no verla, especialmente con las emociones desagradables o que sentimos que no queda bien exponer. Lo hacemos con un “no tengo miedo, no tengo miedo”. O peor, nos quedamos mirando la luz sin poder atender a nada más “tengo miedo, tengo miedo”. Trompazo asegurado.

Diferencie emociones de sentimientos

Nuestra biología está programada para procesar las emociones de forma constructiva. O sea, que no puede usted evitarlas, porque son reacciones psicofisiológicas que le preparan para dar la mejor respuesta en cada momento. Así que, da igual si le gustan o no, vienen a ayudarle.

Cuando a esas emociones les metemos nuestros pensamientos, ahí es cuando surgen los sentimientos. Y me gusta la luz que le da a estas palabras sus terminaciones: senti-miento, pensa-miento. Son pseudo mentiras construidas a partir de certezas genuinas que son las emociones.

Diferenciar las emociones básicas de los sentimientos es una habilidad muy inteligente que hay que practicar para ser la dueña o el dueño de nuestra actitud y evitar que las demás personas, o las circunstancias que vivimos, decidan cómo nos tomamos las cosas que nos pasan.

Porque, fíjese bien, si el sentimiento es la suma del pensamiento y la emoción, y la emoción no la podemos evitar, si usted quiere cambiar un sentimiento que no le gusta, ¿qué es lo único que puede cambiar? Efectivamente. No puede cambiar las cosas que ocurren, pero siempre puede decidir cómo se las toma siendo muy consciente de sus pensamientos y eligiendo cuáles le apoyan y cuáles no.

Las emociones permiten alertar sobre avisos. Las emociones permiten alertar sobre avisos.

Las emociones permiten alertar sobre avisos.

Atención a los avisos

Siguiendo la escuela de Ekman y sus seis emociones básicas, aquí tiene una miniguía que le ayudará en el camino del autoconocimiento, que ya sabemos que es el primer paso de una sólida inteligencia emocional.

La efímera sorpresa le avisa de que se ha roto el equilibrio que vive o esperaba. Y punto.

El enfado le informa de que se están saltando sus límites, ¿dónde los tiene?, ¿puede revisarlos?, ¿los quiere mantener?

El miedo le pone en guardia, le dice que usted piensa que no tiene suficientes recursos para afrontar eso que viene, ¿cuáles son esos recursos?, ¿qué otros recursos tiene?, ¿puede pedir ayuda?

El asco le informa de que sus valores están siendo atacados, ¿es proporcionada su reacción?, ¿está entendiendo bien la situación que le provoca ese asco?

La tristeza, le dice que ha perdido algo importante: una oportunidad, algo material, una persona… ¿inicia el camino para aceptar y avanzar o se engancha a la pérdida?

La alegría le informa de que ha logrado, conseguido o ganado algo, ¿es proporcionada?, ¿sigue viendo la realidad sin distorsión?

Reconocer la emociones, permitirse sentirlas, escuchar el mensaje que le traen para poder actuar en consecuencia y conseguir lo que quiere conseguir. Eso es inteligencia emocional y lo que diferencia a la gente inteligente.

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