Huelva Paranormal

Los fantasmas del Hospital Manuel Lois (primera parte)

  • El edificio, ya demolido, albergó toda una suerte de extraños fenómenos de gran actividad anómala y paranormal, con numerosos testigos que hablaban de apariciones fantasmales

El lúgubre pasillo de acceso a la zona sin uso del viejo Manuel Lois antes de su demolición.

El lúgubre pasillo de acceso a la zona sin uso del viejo Manuel Lois antes de su demolición.

Este edificio en principio se denominó: “Residencia sanitaria del seguro obligatorio de enfermedades, Manuel Lois García”. Aunque popularmente siempre fue conocido como “El Agromán”, debido a que en el solar donde se construyó existía un gran cartel con esta denominación, que era el nombre de la empresa constructora.

Su nombre se debía a un soldado de infantería de marina, nacido en Ordes (La Coruña - Galicia) que prestaba su servicio en la dotación del cañón número cuatro de babor del buque “Baleares” en la guerra civil española, en el ejército sublevado. En un enfrentamiento con un convoy republicano, salió ardiendo una caja donde había un proyectil, el soldado Manuel Lois cogió este proyectil en llamas y lo tiró al mar para que no explosionara, salvando al barco y muriendo quemado (Odiel 20/07/54). Así pues y siguiendo la costumbre de poner el nombre de estos héroes casi anónimos a los edificios de usa sanitario se le bautizó como tal.

En el mes de Abril de 1.947, el Instituto Nacional de Previsión (I.N.P.) ultima con el Ayuntamiento de Huelva, la compra de una parcela en el cabezo de la Esperanza, de dieciocho mil metros cuadrados, por un importe de cuatrocientas mil pesetas, donde se ubicará la “Residencia Sanitaria”, la obra costará diez millones de pesetas. Para hacer el proyecto los arquitectos del I.N.P. se trasladarán a Norteamérica (diario Odiel 24/04/47). El 29 de Julio de 1.952 la empresa “Agromán” entrega la obra al I.N.P. A esta entrega asistieron, entre otras autoridades del I.N.P., el presidente provincial, Antonio Zalvide Ortigüela; y el arquitecto del proyecto, Aurelio Botella Enríquez. Por parte de la empresa constructora, los ingenieros, Enrique Cebrián Arias y Amelio Molina Muñoz. (Odiel 30/07/52).

El 1 de agosto de 1.952, se muestra el edificio a las “primeras autoridades provinciales”, entre ellas, el gobernador civil Francisco Summers y el alcalde de la ciudad Rafael Lozano Cuerda. En un artículo de prensa publicado en el diario Odiel el 2 de agosto de 1.952 se abunda en elogios a este edificio y se comenta que tiene una capacidad de 250 camas ampliables, si fuera necesario. Entre las muchas visitas que se realizaron al centro cabe destacar la del día 5 de agosto de 1.952 por parte de Eduardo Álvarez Rementería, general del ejército y consejero nacional del I.N.P.

En un artículo publicado en el diario Odiel el día 8 de agosto de 1.956, se comenta que “La Residencia sanitaria del seguro obligatorio de enfermedades”, presta sus servicios desde el 1 de Abril de 1.953. El espacio que hoy ocupa el servicio de urgencias y el 061, en principio era el ambulatorio que tenía más de 20 consultas. También se comenta en este artículo, que se está terminado la construcción del “Sanatorio antituberculo”, lo que posteriormente se conocería como “Hospital de las enfermedades del tórax, General Alonso Vega” y hoy como “Hospital Vázquez Díaz”.

En sus lúgubres e inhabitados pasillos durante años han ocurrido una serie de fenómenos que desafían  a la lógica... Pero comencemos por el principio y baste comentar que el Hospital Manuel Lois fue una residencia hospitalaria que se construyó en los años 50, era el orgullo del régimen franquista, un edificio en su día moderno, con ascensores y sobradamente equipado que en décadas posteriores sufrió importantes ampliaciones sobre sus casi once mil metros cuadrados. En el mes de Enero 1.970 se informa de la ampliación  de “La Residencia Sanitaria de la S.S. Manuel Lois García”.

Su funcionalidad comenzó a ser cuestionada y pasó a ser almacén de material del SAS  (Servicio Andaluz de Salud), una década más tarde se le agrega el edificio del “Almacén General” y el edificio de “Archivo de Historias Clínicas” para en 1993 ser definitivamente cerrado como centro sanitario en la ciudad de Huelva perviviendo tan solo una parte dedicada a atenciones de urgencias separado éste del módulo del resto del complejo a base de tabiquería como un preludio de lo que en su interior sucedía.

En esas fechas y por su interior pasaron cientos de enfermos y pacientes cuyas historias, esperanzas y sufrimientos impregnaron cada centímetro cuadrado de sus instalaciones... En  los 90 el coloso pasó a ser desalojado y puesto fuera de servicio solo sirviendo de última morada a animales nocturnos, curiosos y extrañas presencias que parecen que no son de este mundo.

El edificio llevaba más de quince años abandonado y es en sus últimas plantas donde se desencadenan toda suerte de extraños fenómenos de gran actividad anómala y paranormal que culmina con la aparición ante testigos de una enfermera o monja espectral que paseaba por sus desvencijados pasillos...

En el Hospital al ser desalojado se quedaron números enseres y material en su interior, una noche y sin saber cómo una buena cantidad de colchones salió ardiendo prendiendo de forma incomprensible en la cuarta planta del mismo, acudieron los servicios de extinción de incendios de Huelva costando tremendamente sofocar el fuego, en dichas tareas de extinción uno de los bomberos participantes de las mismas comentaba: “He sentido auténtico pánico, no sé lo que habrá allí arriba pero estábamos acompañados por algo y sentí mucho frío, me dio miedo”. Y es que en esa misma planta son seis los fuegos registrados en estos años sin saber cómo se originan o quien los provoca.

En esa última planta también son diversos los testigos que afirmaban haber visto a una dama blanca que lloraba en las noches y cuyos quejidos sembraban de inquietud todo el edificio, se hacían cada día más presentes y minaban la moral y los ánimos de los empleados de urgencias cuyas filas veían asoladas por las bajas por depresión, ataques de nervios  e histeria achacados a la continua presión que esos fenómenos ejercían sobre sus personas.

Y es que la zona de urgencia se hallaba comunicada antaño con el resto del edificio por un pasillo que fue tapiado siendo una de las causas la visión en los pisos superiores de esa extraña presencia piadosa que sembró de estupor a los empleados, en unos pasillos que hasta hace muy poco se escuchaban ruidos de camillas y sillas de ruedas moverse y rodar como si estuvieran aún en funcionamiento y el tiempo no hubiera pasado por ellas... Ruidos de instrumental médico, lamentos y gritos en un lugar donde hace años que registró la salida de su último paciente.

Continuará…

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