Huelva

Un broche de oro inolvidable

  • 1.123 kilos de material explosivo se emplean en el espectáculo piromusical, de 18 minutos de duración

  • Los onubenses disfrutan de los fuegos artificiales desde el 'balcón' privilegiado del Paseo de la Ría

No podía ser de otra forma: la semana más animada del verano para los onubenses se cerró anoche con el tradicional espectáculo de fuegos artificiales, que cada año inunda la Ría y el Muelle Cargadero de Mineral de la Rio Tinto Company. Miles de personas se concentraron en ese entorno desde poco antes de la medianoche al reclamo de los antecedentes de estos últimos años.

Tras el nuevo rumbo tomado por el espectáculo pirotécnico, la cita ha quedado ya marcada por el público onubense. Ya el pasado año fueron muchos los que incluso se desplazaron desde distintos puntos de la costa para hacer un alto en las vacaciones y despedir las fiestas de la capital con los fuegos, alentados por los comentarios que empezaron a propagarse en 2016.

En la edición celebrada ayer fueron un total de 1.123 kilos de material explosivo los empleados en un complejo entramado compuesto por 4.766 unidades de disparo y 7.086 elementos pirotécnicos. Hasta ocho operarios han estado trabajando durante dos días para el montaje, para que todo funcionara a la perfección, desplegando un dispositivo de sonido conformado por una serie de altavoces instalados en las barandillas del Paseo. Fue así como el rock vibró con fuerza en el arranque de las primeras detonaciones, sobre las doce y media de la noche.

El castillo de fuegos fue el colofón de la 137 edición de estas fiestas, tan arraigadas y populares en la provincia, y que, además, este año se dedicaron a Cuba, una tierra que comparte con Huelva, entre otras cosas, su manera de entender la vida, de expresar la cultura y vivir las tradiciones.

Pero en torno a este espectáculo piromusical, considerado ya uno de los platos fuertes de las fiestas desde hace dos años, se reunió anoche público de todas las edades, que pobló los alrededores del estadio Nuevo Colombino para tratar de tomar la mejor posición para ver las explosiones de color sobre la Ría.

Fueron cientos de familias, miles de personas, las apostadas a lo largo del Paseo casi desde primera hora de la noche, ya con la mente puesta en el espectáculo que estaba por venir. Y aún cuando debía empezar en la media noche, fueron muchos los que posteriormente formaron parte de una riada humana desde el recinto colombino para asistir al espectáculo.

La música acompañó las detonaciones desde el primer minuto y sirvió para dirigir la cadencia de las explosiones de color en el cielo onubense. Era un cielo despejado, con una ligera brisa nocturna que hizo la exhibición aún más agradable. Todo estaba dispuesto para que el público se emocionara con Prince y su Purple Rain, o con temas de Michael Jackson tan conocidos como Billie Jean y Smooth Criminal.

Los fuegos conquistaron al público desde el primer momento. Gritos y aplausos en su comienzo, y momentos de silencio, para el disfrute, entre una retahíla de colores. El azul, el verde y el rojo se alternaban mientras la música acompañaba, también de Disney, como el célebre tema de La bella y la bestia, cuyo pasaje provocó la mayor emoción entre el público. Cientos de teléfonos móviles grababan el espectáculo para llevar el instante a las redes sociales, aunque sólo los presentes vivieron de forma especial la espectacularidad del momento.

Hileras de luces y palmeras de colores robaban el protagonismo de la noche, mientras también mucho público, el más bullicioso, no renunciaba a lo que restaba de fiesta para acompañar cantando cada nueva canción.

El espectáculo, titulado New Generation, a cargo de la empresa Pirotecnia Ricardo Caballer SA (Ricasa), que lleva ya ocho años haciéndose cargo del espectáculo en la capital onubense, se presentó con la intención de "tocar la fibra humana y sensible de los espectadores".

La empresa valenciana fue la encargada de la gestión de eventos pirotécnicos de gran relevancia a nivel mundial, tales como los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, los Juegos Panamericanos de 2007 y 2011, o los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014, entre otros.

En materia de seguridad, además del despliegue de efectivos llevado a cabo durante toda la semana, una autobomba urbana pesada en el Muelle, un mando y dos bomberos, una zódiac en la Ría y otra autobomba ligera, reforzaron la exhibición para sofocar cualquier tipo de complicación. Además, el Ayuntamiento ha incluido este año en su programa oficial una sección dedicada a recomendaciones de Protección Civil para el público durante los fuegos.

Esta vez la exhibición se enfocó en la ilusión de pequeños y mayores y dibujó la noche onubense con colores para sacar la sonrisa y los aplausos de todos los asistentes. La traca final, solapando ya la música instrumental, fue rematada por los aplausos del público, entregado, rendido a un espectáculo que superó las expectativas de todos, según las impresiones que se escuchaban tras el ensordecedor silencio final. Las últimas luces de los fuegos se apagaban dejando tras de sí una columna de humo que se perdió en la ría, dando su adiós a las Colombinas 2018.

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