La mujer de la imagen es la hiperactiva Anabel portando la camiseta de su equipo, el Club de Fútbol Femenino Al-Andalus Onuba. Juega de lateral derecho en esta formación de mujeres onubenses que está luchando con todas sus fuerzas (y bolsillos) para sacar a flote el club de sus sueños, ese que crearon las 16 féminas en 2007 y que, tan solo en una temporada, pasó de jugar en Provincial a Primera Nacional. Ahora, como bien cuenta Ana, "nuestra prioridad es encontrar un entrenador con carné de nivel 1 y algún patrocinador o sponsor que nos ayude económicamente".

Esta técnica, a la que podemos encontrar de lunes a viernes en su lugar de trabajo, la farmacia de la Avenida Santa Marta, forma parte de la junta directiva del Al-Andalus Onuba. "Las componentes somos amigas que jugábamos en el mismo equipo de pequeñas, -explica- aunque luego cada una escogió su camino. Hace algo más de un año, nos volvimos a reunir y creamos el club, con la suerte de que el primer año logramos el ascenso". Suerte y mucho trabajo, porque estas chicas de entre 21 y 32 años entrenan 3 días en semana después de salir de sus respectivos curros y, por supuesto, cumplen los fines de semanas con los encuentros de Liga.

Cuando le preguntas a Ana si cree que algún día podría vivir de su gran pasión, su respuesta es contundente: "No creo que pudiera vivir del fútbol. El fútbol femenino se ve como secundario al masculino, no hay tanta afición ni tanto negocio en torno a él. Yo creo que los medios deberían fomentarlo, darlo a conocer, para que la gente se animara y lo siguiera, como pasa con el fútbol masculino. Además, hay jugadoras muy buenas que nada tienen que envidiar a los hombres".

Además de su faceta futbolística y de trabajar en una farmacia, Ana proviene de un negocio de feriantes al que aporta su ayuda cuando puede. "La empresa es de mis padres. Tenemos cacharritos, una hamburguesería... y vamos a todas ferias de la provincia: Las Colombinas, Lepe, Cartaya, etc.".