Huelva

"En asuntos de menores vamos haciendo reformas a golpe de sucesos; es una locura"

  • Carmen Orland rechaza un debate en caliente sobre la reforma de la responsabilidad de los menores y denuncia que en Andalucía se están haciendo "multinacionales" de tratamientos para los chicos

Tras cinco años al frente del Juzgado de Menores, tiene perfectamente definido el mapa de delincuencia juvenil en la provincia, con zonas rojas en la Costa y en las barriadas conflictivas de la capital. No le atemoriza llorar en sala durante un juicio pero le aterran la falta de recursos y la deshumanización.

-Un niño menor de 14 años, que supuestamente discierne entre el bien y el mal, ¿puede cometer un delito grave, digamos una violación, pero no se le debe sentar en un banquillo?

-Creo que no. Hemos llegado a un criterio objetivo para determinar desde cuando podemos exigir responsabilidad. A partir de los 14 años hay mayor formación del carácter, no solamente de conocer sino de actuar conforme a lo que se entiende que puede ser bueno o malo. No se le puede pedir el mismo rasero que a un adulto.

-¿Rebajar la edad penal es una solución?

-No. Hay que ver porqué un chico de 14 años puede cometer un hecho delictivo grave. Los niños actúan por imitación, siguiendo modelos de los mayores y tenemos que ver el valor que estamos transmitiendo. Cristiano Ronaldo que gana no se sabe los millones y se revuelca con Paris Hilton desde que es millonario, es un modelo para el menor e igual en ese momento el menor no puede discernir entre el bien o el mal o no tiene control sobre su conducta . Hay que ver lo que hay detrás, e igual lo que hay es una problemática familiar muy grave y no se está interviniendo. Aquí lo que hay es una imposibilidad de hacer frente a una crisis social.

-En la cadena familia, escuela, sociedad ¿qué eslabón es el que está fallando?

-Creo que fallan todos. En el sistema educativo no hay un pacto, no engancha a los menores, los informe Pisa nos ponen fatal, y además hay una falta muy grave de humanidades en la escuela.

-¿Y la crisis es también de respeto y de autoridad?

-Sí, pero es algo general, están a la orden del día. No sé si por la tensión o por las circunstancias deshumanizadas en las que vivimos, hemos perdido la dimensión humana. Sí hay crisis de valores y de respeto. Hemos pasado de reverenciar a una figura de autoridad al extremo contrario.

-Los debates que se están abriendo a raíz de los penosos sucesos de Isla Cristina o Baena (Córdoba), ¿hay que abordarlos en frío o en caliente?

-Hay que afrontarlos en frío y con gente que sepa. Hay que hacer un debate digamos de sabios, de gente experta de todos los ámbitos. En menores, nosotros ocupamos un franja (14 a 18 años) en la que antes no se ha intervenido asistencialmente como se tenía que haber hecho, en apoyo a la educación y a las familias. Y eso cuesta dinero. En este debate no se dice que ha habido una reforma importantísima que consiste en la prisionalización de los chicos que han cometido delitos cuando eran menores, les aplicamos un modelo de responsabilidad como menores pero luego los pasamos a las prisiones, es una incoherencia. Es un sistema que se asienta sobre unos buenos principios pero luego no se puede complacer a todo el mundo. Vamos haciendo reformas a golpe de sucesos y eso es una locura; lo que era un sistema deja de serlo y queda en un saco de normas.

-En la calle, se tiene la percepción que con la actual ley se protege más a los delincuentes que a las víctimas...

-Seguramente no se informa de lo que ocurre realmente. A mi me gustaría que se conociera la realidad diaria de los centros de internamientos, son sitios muy duros, donde se pretende reeducar a costa de mucha imposición y de mucho trabajo, y con personal muy competente. No todos son iguales, hay una gran desigualdad y no hay una asunción de responsabilidad de la clase gobernante respecto de las políticas educativas en reforma. Están privatizando los centros, digamos que la línea educativa depende de cada centro, no de la entidad autonómica. Debía de haber una mayor apuesta por la homogeneidad de la educación. El debate que debería de hacerse algún día es el del modelo de gestión de los centros en Andalucía.

-¿Y como se sitúa Andalucía respecto de otras comunidades?

-En Andalucía, estamos apostando por un centros concertados con una gestión privada, se están haciendo multinacionales de tratamientos de menores porque aunque tienen que ser entidades sin ánimo de lucro, de hecho, son negocios. Todo esto es un tinglado. La comunidad está contratando con entidades privadas que a su vez no son entidades locales y tienen centros en otras provincias, no responde a criterios de una red local que conoce el entorno de los chicos.

-¿De todo lo que lleva visto durante cinco años al frente de este juzgado, qué le asusta más?

-Me asusta la situación de los menores, de chavales con un nivel de educación bajísimo y de cómo pueden llegar, con enseñanza obligatoria, a ser analfabetos funcionales. Cuando llegué, pensé que era incompatible tener 15 y 16 años y ser analfabeto, y es un realidad. Me asustan las carencias sociales, hay unas necesidades tremendas, y no hay mucha disponibilidad a ayudar a la gente a salir de ese agujero. Podrá haber buenas voluntades de forma puntual pero no hay recursos, no hay una buena coordinación y ni una estructura que permita una respuesta a carencias tan horrorosas. Eso es una bomba.

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