Huelva

Sugrañes regala a Huelva un pregón cargado de amor a las cofradías

  • El pregonero llena de piropos y literatura a la ciudad, a su Semana Santa y la Cinta

  • Los onubenses viven un nuevo Domingo de Pasión en todo su esplendor

Eduardo Sugrañes, durante su pregón de la Semana Santa de Huelva, en la Casa Colón.

Eduardo Sugrañes, durante su pregón de la Semana Santa de Huelva, en la Casa Colón. / Alberto Domínguez

Eduardo Sugrañes le regaló ayer a Huelva su corazón. Lo hizo destapando el tarro de la esencias cofrades. Abriendo su alma un nuevo Domingo de Pasión. Pregonando al mismo son que cuando brotan los colores de la primavera. Huelva volvió a escuchar un pregón de Semana Santa dos años después. Todo un reto para el jefe de sección de este periódico al subirse a un atril novedoso -en la Casa Colón- y ante un nuevo año sin procesiones. El hermano de los Estudiantes y de la Cinta ejecutó con maestría la complicada tarea de hacer soñar con las palabras. De envolver con la voz cómo se vive en Huelva el amor a Dios y a su bendita Madre. Y todo ello envuelto en unas circunstancias extraordinarias marcadas por una pandemia que tuvo su sitio durante uno de los actos centrales de la Cuaresma onubense. 

"Las costureras de túnicas, las madres que cogen dobladillos en las capas, las abuelas que se afanan cosiendo costales blancos, cogieron el hilo y la aguja y cortando telas hicieron las mascarillas que no habían", expresó Sugrañes, quien tuvo muy presente a los mayores porque "en ellos vive el amor, son el cofre de nuestro sentido, de la sabiduría, de la herencia recibida". 

Eduardo Sugrañes le regaló ayer a Huelva su amor. Lo hizo con un abanico de piropos que se enfrascan en los rincones de la ciudad. Poniendo sobre su boca los te quieros más sinceros a una Semana Santa a la que hizo procesionar aunque fuera sólo por un instante con los ojos cerrados. Recorrió la Semana Grande de la capital en una estructura dinámica e incluso participativa. La Banda Sinfónica Municipal hizo sonar Encarnación Coronada -tras Victoria del Polvorín- y con ella un Salve en la boca de todos los presentes. Hubo detalles que fraguaron un pregón distinto y que mantuvo la sentida literatura en un altar de sentimientos. Por ejemplo, y aprovechando las dimensiones del escenario, los músicos ocuparon un lugar privilegiado (en el centro) por lo que la escena ganó visualmente y que se realzó gracias a la decoración del espacio por el florista Antonio Rivera. El acto lo presidió la imagen de la Virgen de la Cinta que estuvo al culto desde 1937 durante más de medio siglo. Actualmente se encuentra en la clausura del convento de la Madres Oblatas y sólo ha salido en contadas excepciones. Ayer una de ellas. Y a la espalda del pregonero, la cruz alzada de Estudiantes con una reproducción del Cristo de la Sangre realizada por Alberto Germán Franco y policromada por José María Franco. 

"Canto a Huelva, la novia de todos / a la que Dios le dibujó un traje verde de marismas, / le puso cabellos dorados del Conquero, / peineta de cielo azul y la vistió de flores", recitó Sugrañes en esta oda de amor a Huelva y a su Semana Santa. Y en este pregón de enamorado su familia ocupó un lugar privilegiado. "Verdadero sostén y baluarte de mi vida". Hermosas palabras a su mujer, Leonor, y a sus hijos, Eduardo y Jesús, "costaleros de los sueños de mi vida".  

Eduardo Sugrañes le regaló ayer a Huelva su Semana Santa. "Estoy otra vez aquí y seguiré proclamando que es Dios el que sale a la calle desde el Domingo de Ramos al de Resurrección". Con palabras al Niño Dios de la Casa de la Virgen de la Cinta con recuerdos a una tarde de Reyes Magos. El pregonero recorrió las grandes devociones de la ciudad. A la Esperanza, "manantial de luz son sus ojos e incluso sus lágrimas, cinco gotas de perlas finas que acarician sus mejillas. Rostrillo de blondas de manos delicadas que se acercan a ofrecer belleza a la más bella". A las Tres Caídas, con especial alusión a su cuadrilla de costaleros: "Qué bonito es sentir el caminar del paso del Señor, verlo venir, que se acerque. La cuadrilla le pone ribetes de oro al andar, elegancia, arte y sentimiento". A Pasión, con recuerdos de la niñez -muy presentes durante todo el pregón-: "El barrio de San Sebastián le pone claveles rojos a tu paso, Santa Fe enmarca el caminar en este palmeral cual heraldo colombino de esta tierra". A la Victoria, que "lo es todo para Huelva". "¡No busquéis la belleza en otra parte, es la Reina del Polvorín, la Victoria, el cielo cofrade de Huelva!". Y al Nazareno, "el Señor que todo lo puede". "¡No tengas dudas Huelva y búscalo a cada momento, es Jesús el Nazareno que camina en nuestras vidas en esta larga Madrugá, que se adorna de plegarias y saetas!". Tras su amor por el Nazareno tuvo lugar una de las sorpresas del pregón: Subió al escenario el cantaor Jeromo Segura para cantar una saeta al Señor de Huelva.  

Aspecto de la Casa Colón. Aspecto de la Casa Colón.

Aspecto de la Casa Colón. / Alberto Domínguez

Eduardo Sugrañes le regaló a Huelva su niñez y se acercó a la juventud cofrade onubense. "Señor, me gustaría volver a ser niño". "Retornar a aquellas primeras mañanas de Martes Santo. A ese sentimiento de felicidad imperecedero". "Más ahora voy acariciando la caoba de tu paso por donde siento el chorrear de tu Sangre. Y entonces no existe el tiempo, sólo el Martes Santo, Cristo mío de los Estudiantes". Y el pregonero proyectó el foco a la juventud: "El momento que ahora vivimos en la Semana Santa ya no es nuestro, es de la juventud y eso lo debemos tener especialmente claro". "Hay que sentirse orgullosos de ellos". Sugrañes pasó el testigo a los jóvenes mientras recordaba su vida cofrade de antaño. Aplaudió las acciones de la nueva generación cofrade en la actual Semana Santa. Una "visión nueva" aunque "no olvidéis tampoco, que esto es devoción, nunca mera afición". "Quiero llamar con voz clara y fuerte a esa juventud cofrade para que sigan haciendo la Semana Santa que queremos, la de Dios en la calle". En este punto Sugrañes volvió a interactuar con el público llamando, cual capataz, a su costalero de la última trabajadera, que desde el patio de butacas intervino en una levantá que fue al cielo. 

El pregón navegó por los barrios. Por la devoción que se siente en La Orden, en Las Colonias o en la Hispanidad. Sugrañes también relató la Pasión de Jesús en las calles de Huelva. De una manera con detalles bíblicos escenificó los momentos álgidos de los cristianos con Huelva como escenario. Hasta llegar a la Soledad. "No hay más música que el andar de los costaleros, las zapatillas que se deslizan por el mármol de la calle de tu iglesia, sobre el reguero de las plegarias de la cera derramada por las cofradías de penitencia en ese caminar con Dios en la calle". 

Y como una explosión de primavera, Eduardo Sugrañes terminó el pregón mirando de frente a la Patrona de los onubenses. Lo hizo con Corazones Cinteros sonando de una manera magistral. Sus palabras acabaron en el Conquero y su voz alumbrando un Domingo de Pasión que Huelva ya necesitaba. "El cielo se corona con la estrella que le faltaba, eres tú, Madre y Señora de la Cinta. De los días la aurora y de este peregrino su alegría. Todas las generaciones, llamadle Cinta y Amor". 

El pregonero agradece los aplausos tras pronunciar su pregón. El pregonero agradece los aplausos tras pronunciar su pregón.

El pregonero agradece los aplausos tras pronunciar su pregón. / Alberto Domínguez

Sació su sed el pregonero durante este redondo recorrido con el jarrillo de agua de la Tertulia El Aguaó de Huelva Información. El día lo empezó en una misa en el santuario de la Cinta y una visita a las Madres Agustinas en su convento. Y lo terminó recibiendo el calor de Huelva, así como un pergamino realizado por Francisco Llonís Santiago y entregado por el presidente del Consejo de Hermandades y Cofradías de Huelva, Antonio González, que emocionado apuntó: "Has sido valiente y honrado". González también fue el encargado de presentar al pregonero: "Quiero hablar del amigo. Es serio y responsable. Nuestra amistad con el paso de los años ha salido tremendamente reforzada. Que la Virgen de la Cinta te ilumine". Sugrañes le devolvió el cariño con bellas palabras, seguido de un rezo del Ángelus que puso el inicio de su completa intervención.  

El alcalde de la ciudad, Gabriel Cruz, intervino para felicitar al pregonero y dedicarle unas emotivas palabras. También hizo un llamamiento a los onubenses para que "no dejemos pasar la Semana Santa porque hay muchas formas de vivirla", aunque no vayan a salir los pasos a la calle. Por último, antes de los himnos, tomó la palabra el obispo de la Diócesis de Huelva, Santiago Gómez, quien dio las gracias a Sugrañes por mostrar "cómo la fe cristiana está engarzada en la vida y en el ser de esta ciudad". Finalizó con una oración en memoria de los fallecidos por la Covid-19. Al pregón también asistieron los representantes de las instituciones onubenses, así como representantes de hermandades, entre muchos otros. 

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