Entrevista

Raquel Remesal: “La mejora del ánimo necesita de una recuperación física”

  • El equipo de psicología del Juan Ramón Jiménez ha atendido durante la crisis a un centenar de personas entre familiares y pacientes

  • La psicóloga clínica del JRJ señala que el seguimiento emocional se realiza por teléfono para evitar el contacto por el coronavirus

La psicóloga clínica del Hospital Juan Ramón Jiménez, Raquel Remesal.

La psicóloga clínica del Hospital Juan Ramón Jiménez, Raquel Remesal. / M.G. (Huelva)

Un nuevo escenario se le ha presentado en su espacio de trabajo. La psicóloga clínica del Hospital Juan Ramón Jiménez, Raquel Remesal, es también una de las profesionales que combate en el frente de batalla contra el coronavirus, si bien su labor comprende aquellas técnicas que persiguen la restauración del equilibrio psicológico de los pacientes, familiares y sanitarios. Habla de su trabajo con entusiasmo y con la certeza de que esta experiencia improvisada le ha curtido como profesional. Además, sabedora de la dinámica de inquietud, intranquilidad y agitación que inunda los pasillos del centro hospitalario, Raquel Remesal pone al servicio de todos sus técnicas –individualizadas según el caso de cada persona– y su empatía para aliviar el malestar emocional.

–¿Qué labores desempeña en el Hospital Juan Ramón Jiménez?

–Yo soy psicóloga clínica en la unidad de hospitalización de salud mental desde 2006. Soy la única psicóloga clínica que opera dentro de esta unidad, la cual sirve para atender a aquellos pacientes que se encuentran en una situación de crisis por una descompensación de su patología previa. Sobre estas personas ingresadas se realiza una intervención psicológica con el objetivo de mejorar su equilibrio. Además, también atiendo a pacientes con patologías orgánicas procedentes de otras plantas, pero que también necesitan de los servicios de salud mental. Por último, tengo una consulta de psicooncología y otra multidisciplinar para pacientes que padecen ELA y asma grave.

–La tónica de su trabajo ha cambiado a raíz de un virus que nunca antes había atacado a la población, ¿cambia la forma de actuar con pacientes y familiares?

–Realmente los métodos no varían porque son técnicas concretas según el estado de la persona en cuestión. Nosotros estamos agrupando a pacientes y familiares y es importante resaltar que atendemos a todos, sin excepción. La dinámica que seguimos contempla que, cada vez que una persona ingresa, el médico por defecto nos remite a los psicólogos una hoja de interconsulta. De este modo, valoramos a todos los ingresados, pero no es una demanda de ellos, sino que es una acción instantánea. Una vez que comenzamos los análisis y valoraciones, nos podemos encontrar con gente que tiene una respuesta adecuada, por lo que le hacemos una intervención de acompañamiento y apoyo emocional, mientras que también podemos toparnos con algún caso grave que deba ser derivado a psiquiatría.

Raquel Remesal junto a sus compañeros del Hospital Juan Ramón Jiménez. Raquel Remesal junto a sus compañeros del Hospital Juan Ramón Jiménez.

Raquel Remesal junto a sus compañeros del Hospital Juan Ramón Jiménez. / M.G. (Huelva)

–¿Cambia la actuación respecto a la atención a los profesionales sanitarios?

–Con los sanitarios trabajamos por teléfono y según la demanda, de manera que intervenimos en aquellos casos donde haya una solicitud previa. Esto lo hacen los residentes de psicología con la supervisión de las tutoras. Sin embargo, sí que es cierto que pocos sanitarios reclaman tales servicios y es algo que se está observando en otras provincias de Andalucía y España. Tal y como apuntan estudios chinos –al haber sido China el primer país en experimentar este escenario– nos aventuramos a pensar –aunque no con seguridad– que los profesionales no recurren al servicio porque están más pendientes de atender a los pacientes y a sus familiares.

–¿Permanecerá activo este servicio a los profesionales de la Sanidad o finalizará cuando se derrote al virus?

–Contemplamos mantener la atención a los sanitarios durante más tiempo porque según marcan varios estudios sí que tendremos que intervenir sobre los profesionales cuando finalice todo el confinamiento. Por ejemplo, hay un estudio de científicos de la Universidad de Huelva y la Universidad Loyola de Sevilla que predice un impacto psicológico negativo, aunque se desconoce el alcance. Por ello, prorrogaremos el servicio durante el tiempo que sea oportuno.

–¿Ha crecido el equipo de psicólogos con motivo del Covid-19?

–Sí. En la primera semana tan solo estábamos un residente de psicología y yo, además de los profesionales de psiquiatría. Sin embargo, a medida que todo esto creció, pedimos un aumento del equipo al coordinador de salud mental, hasta el punto de que hemos estado trabajando una decena de profesionales de la psicología clínica procedentes de otros dispositivos.

–Probablemente la mayoría de personas no tienen antecedentes en tratos de salud mental. ¿Cómo es la intervención?

–Al ser la mayoría de los casos personas que no han precisado de atención en salud mental, se realiza una intervención breve, autolimitada y con un foco muy concreto. Para cada caso se emplean técnicas muy concretas porque la historia personal de casa uno es diferente. En estas situaciones, resulta fundamental la escucha del relato y las emociones, la enseñanza de actividades de regularidad emocional, el afrontamiento del estrés y acciones de contacto con la emoción.

–La escucha va acompañada de la empatía.

–Claro. La premisa es escuchar la problemática personal de los afectados, validarla y darle espacio a todo lo que ellos narran. Tras ello, tenemos que empatizar para poner el foco en la temática concreta que queremos resolver.

–¿Qué situaciones afectan a los sanitarios principalmente?

–Primeramente, hay que señalar que los más afectados son los que está en primera línea y, sobre todo, los que integran el servicio de urgencias. En este sentido, son muchas las situaciones que atentan contra el equilibrio psicológico de los mismos, como les sucede a los que atienden a pacientes sin saber si son o no positivos, pues hay miedo al contagio al exterior. Otro de los escenarios que puede entrañar problemas es el referido a los recursos de protección, puesto que son ya varios los casos de mascarillas y elementos protectores que no son los reglamentarios y, por consiguiente, son defectuosos. Estas noticias generan mucha incertidumbre en los profesionales, ya que pueden contagiar a sus seres queridos pensando que están libres del virus. Igualmente, el estado de salud del paciente o la propia situación del aislamiento también pueden alterar el equilibrio del sanitario, al igual que los escenarios que se derivan de la imposibilidad de ver a familiares, la comunicación de malas noticias al entorno familiar de los pacientes o las restricciones con las despedidas. Por último, podríamos incluir el colapso que había durante los primeros días de la pandemia, si bien es cierto que esto es algo que se daba más al principio.

–No solo puede beneficiarse del servicio el personal del Hospital Juan Ramón Jiménez.

–Efectivamente. Se trata de una oferta de atención psicológica que se extiende a todos los centros sanitarios de la provincia. Por ello, pueden demandarlos profesionales sanitarios y no sanitarios de centros de salud o de hospitales diferentes a este.

–¿Cómo es su trabajo diario en el hospital durante la crisis del coronavirus?

–Yo trabajo sobre la hoja de interconsulta que me remiten los referentes médicos de los pacientes. Me encargo de hacer un análisis de los casos a través de estas hojas que se reparten entre los facultativos. Después del reparto, establecemos una primera llamada con los familiares del paciente. Primero nos identificamos, explicamos el motivo de la llamada y recogemos el consentimiento para proseguir con la entrevista al objeto de explorar la situación familiar de convivencia que tienen la persona ingresada. Por ejemplo, anotamos si vive solo, si duerme bien o si se mantienen una rutinas. Seguidamente, valoramos la adaptación que tengamos que hacer nosotros. En cuanto a los principales problemas que nos hacen llegar los familiares figura la falta de contacto físico con el paciente. Por ello, les ayudamos a normalizar la situación y las emociones, además de a despejar la incertidumbre y la inquietud que tienen. Asimismo, también es complejo el escenario cuando sufren una despedida y no pueden realizar una despedida digna con un velatorio, llevando tal situación a un posible desarrollo de un duelo patológico.

–Una llamada que también reciben los pacientes.

–Efectivamente. A los pacientes les llamamos y les hacemos el mismo procedimiento. Con ello valoramos la patología que presentan y realizamos, desde un proceso de acompañamiento psicológico y emocional hasta técnicas psicológicas más concretas, si bien a veces incluso hay que recurrir a psiquiatría. A los pacientes les llamamos cada dos o tres días en función de su estado.

–¿Cuántas personas habéis podido atender durante la pandemia?

–Alrededor de un centenar entre familiares y pacientes, pero la cifra de personas diarias ha bajado a raíz del descenso en los ingresos.

–¿Cuáles son las situaciones que más temor crean entre los pacientes?

–El paciente puede ingresar en un mejor o en un peor estado físico y, por consiguiente, en un mejor o peor estado de salud mental. Hay que entender que el estado emocional evoluciona al igual que el estado físico. Lo que más nos cuentan, por lo general, es el miedo que tienen a la muerte y ello los lleva a una situación de pesimismo sobre la que el equipo de psicólogos debe intervenir. Sin embargo, se puede corroborar como a medida que mejoran la salud, también se encuentran mejor anímicamente y sienten mucha menos angustia.

–La comunicación con un paciente cuando expresa su temor a la muerte será prácticamente imposible.

–Directamente cuando un paciente está en ese punto no podemos comunicarnos con él. De hecho, es muy habitual que lo expresen después, cuando la fase crítica ya ha terminado. Es cuando ya tienen una mejoría anímica cuando manifiestan su temor a la muerte porque antes están tan mal físicamente que no son capaces de comunicar, aunque la conciencia sí cree ese sentimiento. Además, el contar el relato de cómo lo pasaron cuando estaban mal de salud es una necesidad para ellos, necesitan echarlo fuera y sentirse escuchados.

–El aislamiento también les creará sensación de angustia.

–Bastante. El aislamiento se les hace muy duro porque no tienen contacto con el exterior, salvo las llamadas a su entorno familiar. Sin embargo, también lo entienden porque tienen miedo de contagiar a sus seres queridos. Por ello, tratamos de preguntarles acerca de qué tal lo llevan en la habitación, con ánimo de hacer todo lo posible para hacerles más llevadero el confinamiento en el hospital. Igualmente, otra de las cuestiones que cuidamos es la sobreexposición a malas noticias. De hecho, les recomendamos mantenerse ajenos a los medios cuando las noticias son negativos para evitar perjuicios.

–¿Presenta mayor complejidad vuestro trabajo ahora al no poder acercaros a los pacientes?.

–Es más difícil porque nuestro trabajo contempla la comunicación verbal y la no verbal. Con esta situación perdemos muchos parámetros como los ritmos, la observación, la postura o la distancia. Además, la complejidad es mucho mayor porque son pacientes que no conocemos y con los que no hemos podido establecer vínculo alguno.

–¿Cómo se ha adaptado a la crisis del coronavirus?

–Pienso que hemos tenido una organización muy rápida y eficiente porque a los pacientes teníamos que darle una respuesta ágil. Aunque la situación es diferente y nunca antes vista, tenemos experiencia en trabajar con crisis, por lo que hemos tirado de nuestros recursos profesionales y personales para adaptarnos. Del mismo modo, hacemos uso de todas las recomendaciones generales que tienen que ver con las rutinas, la sobreexposición, la limpieza o la distancia con nuestros familiares.

–Como profesional, estos escenarios le han hecho crecer.

–Como psicóloga me ha beneficiado porque estoy aprendiendo mucho y he podido crecer profesionalmente, ya que trabajo en una situación nunca antes vista. Además, me gustaría resaltar que me ha sorprendido mucho la capacidad de respuesta adaptativa que ha tenido la población en líneas generales.

–¿Hay personas que pueden tener un crecimiento emocional sin recibir atención externa?

–Efectivamente. Hay gente que por su características de personalidad, lejos de empeorar, mejoran y aprenden a vivir la vida de otro modo. Es una sector de la población que no nos llega pero sí que existe.

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