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Psicología y Salud: La queja, ¿por qué nos quejamos tanto?

Una discusión entre amigos que se quejan.

Una discusión entre amigos que se quejan. / M. G.

Una cosa es expresarte con alguien como te sientes o contar algún problema puntualmente para realmente pedir consejo o ayuda. Y otra cosa es esa queja inútil que no sirve de nada, ya que no haces nada para cambiar esa situación.

Normalmente, la persona que está todo el día quejándose lo ha convertido en una forma de vivir, un hábito, y la mayoría de las veces lo hace para llamar la atención. Suele ser muy exigente y perfeccionista, además de pesimista. Esta todo el día diciendo lo mal que le va, lo malo que le pasa y, como consecuencia, siempre está de mal humor.

La queja se puede manifestar de dos formas. Por un lado internamente, es decir, tu diálogo interior está enfocado en todo lo que no te gusta y te falta y, además, te comparas con otros y siempre sales perdiendo, ya que vas a buscar lo mejor del otro, saliendo tu perdiendo. Por otro lado, de forma externa o, lo que es lo mismo, lo que hablamos con otras personas nos ayuda a aliviar nuestras frustraciones y malestar y, a su vez, lo hacemos en modo de crítica hacia nosotros o hacia los demás.

¿Por qué nos quejamos tanto? Como la mayoría de los comportamientos que tenemos son aprendidos, imitamos desde niños a nuestros padres, cuidadores adultos que estuvieron con nosotros. Hemos escuchado la queja constantemente y eso nos lleva a estar quejándonos las 24 horas del día. A veces, por sacar conversación empezamos a contar nuestras penas y nos hemos acostumbrado a ello, siendo nuestro tema estrella.

También es por nuestra exigencia y perfeccionismo. Nos hace estar con la lupa juzgando al otro y a nosotros mismos, buscando ese fallo para poder criticarlo y quejarnos sobre lo que nos ha pasado o nos han hecho.

Por costumbre o hábito es otra de las razones por la cual hacemos de la queja una forma de vivir. También con quien nos relacionamos, pues si estamos con personas quejicas y negativas se contagia y las conversaciones se quedan en saber quien es más 'desgraciado'.

Nos fijamos en todo lo malo y así se dice que donde esta tu atención está tu energía. De hecho, así es si estás en lo malo porque no das lugar a ver todo lo bueno que tienes.

En lo que se refiere a las consecuencias negativas de la queja, cabe destacar que al ambiente que generamos es tóxico, entre nuestros familiares, amigos, conocidos..., por lo que no te extrañe que si eres de los que te quejas por todo, que te eviten los demás o que no te llaman para quedar. Los quejicas son muy pesados y agotadores, son vampiros emocionales.

La queja produce mucha ansiedad, tanto para el que la hace como para el que la recibe. Nos hace estar a la defensiva y que malinterpretemos las conversaciones y los comentarios. La queja no resuelve nada, funciona parecido a la preocupación, en tanto que, por mucho que te quejes, no cambia nada, sigue siendo la misma situación. Al estar en la queja, en lo negativo va a atraer todo lo negativo, ya que es a lo que prestas atención (La ley de la Atracción). No es casual que al quejica pesimista le pasen más cosas negativas que a la persona que es más optimista.

Las emociones más frecuentes cuando estamos en la queja son la frustración, rabia y tristeza, además de mucha ansiedad. Suelen estar muy amargados y de mal humor. El quejica se vuelve una víctima porque termina culpando siempre a los demás de todas sus 'peras'. Se quita responsabilidad y, así en ese victimismo, llaman la atención de los demás. Son agotadores y siempre tienen una pena para cualquier situación llegando a dramatizar su vida constantemente.

¿Qué beneficios tiene dejar de quejarse? Los demás van a disfrutar de estar con nosotros, ya no será una carga nuestra compañía. Además, nuestras emociones van a mejorar porque van aparecer unas emociones más positivas con alegría, paz, tranquilidad y agradecimiento.

Podemos empezar a cambiar la situación que no nos gusta, tomamos acción y no nos quedamos en la víctima. Por tanto, buscaremos soluciones y nos sentiremos realizados y felices. Asimismo, seremos más responsables de nuestra vida, dejando de culpar a los demás y así seremos mas libres, sin culpar a otros.

A este respecto, conviene apuntar que es cierto que muchos pacientes no son ni conscientes de lo mucho que se quejan (queja inútil o disfuncional). Lo primero es tomar conciencia de cada vez que se activa la queja identificarla, ya sea a nivel interno o externo.

Una vez identificada, preguntarse para qué me estoy quejando con esta persona o de esta situación y qué ganancia secundaria tengo con esta queja. Al tomar conciencia de que estás en modo queja, ves aquellas cosas sobre las que te sueles quejar. 

Aprende a comunicarte de forma asertiva para expresar qué te ha molestado del otro, pero de una manera más sana y saludable, no desde una forma de hablar quejica y demandante.

Exprésate, pero no te quejes. Y, sobre todo ,el giro importante de dejar de quejarte es hacer todo lo contrario y es el practicar al agradecimiento. Te ánimo a que hagas un ejercicio y ahí tomarás conciencia de cuánto de quejica eres y es que estés 24 horas sin que quejarte.

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