Huelva de ayer a hoy

Mujer costalera. Mujer cofrade

  • En la actualidad ocupan todos los puestos de una hermandad, desde portadora de cirio a hermana mayor, de acolita a costalera

Mujeres haciéndose la ropa de costalera en la ermita de la Soledad.

Mujeres haciéndose la ropa de costalera en la ermita de la Soledad. / Josué Correa

Hay quienes dicen que para ellos es normal la presencia de la mujer costalera; es la nueva generación de cofrades, otros han visto el caminar en dos décadas que no fueron fáciles.

Ellas tienen su sitio, nadie les regaló nada. Deben pasar por el mismo rito, la igualá, hacerse el costal, fajarse y estar atentas al golpe seco del llamador. No hay nada que lo diferencie. El oficio es el mismo. La cuadrilla de hermanas costaleras del Cristo Yacente ha conseguido tener un sitio en la Semana Santa onubense.

Las tardes de los domingos de Cuaresma son ellas las protagonistas en la ciudad cofrade, sus ensayos convocan a una Huelva deseosa de pasos en la calle. El Viernes Santo es el culmen de un esfuerzo.

La mujer tiene ganado muchos sitios en las cofradías; algunos en los que pocas veces se podría haber imaginado que pudieran estar. Hoy, sin embargo, es una grata realidad. Es el caso de la cuadrilla de costaleras de la Urna del Santo Entierro.

Costaleras bajo las trabajaderas de la Urna del Santo Entierro. Costaleras bajo las trabajaderas de la Urna del Santo Entierro.

Costaleras bajo las trabajaderas de la Urna del Santo Entierro. / alberto dominguez

Se trata de la primera cuadrilla de mujeres costaleras en la Semana Santa de Huelva, si bien otros esfuerzos y espacios ganados se tienen en algunas cruces de mayo e incluso portando  a la Virgen de los Dolores de la Hermandad del Perdón el 15 de septiembre de 1996, o de manera excepcional en alguna salida de traslados extraordinarios de dolorosas donde se unen a portar unas parihuelas.

Hablamos de ese esfuerzo de sacar un paso a la calle en la Semana Santa onubense. A la mujer costalera no le ha sido fácil el romper esos prejuicios de una tradición histórica solo de hombres, pero igualmente ellas tienen que compatibilizar estos oficios con la ocupación de ser madre; para lo que necesitan de la conciliación familiar.

A la mujer se les había visto como hermanas de cirios, lo que tampoco les resultó fácil y menos en algunas cofradías, donde en la calle aun ocultas por el anonimato de la túnica eran señaladas. Hoy no ocurre eso. De ahí a diputadas de orden, a miembros de juntas y en contados casos a hermana mayor (solo tres mujeres en 27 cofradías en más de 500 años de existencia y una presidenta de gestora; en la actualidad hay dos hermana mayor).

Se les ha ido abriendo el espacio como pregoneras, aunque en hermandades, del pregón oficial de la Semana Santa sólo ha habido una mujer. En 2025 se cumplen 80 años del primer pregón, una buena ocasión para que la mujer vuelva  al atril del Domingo de Pasión pero no de manera excepcional, sino con normalidad; candidatas seguro que tenemos.

Con esto andado se superaban otros espacios de presencia tradicional como camaristas, bordadoras o modistas.

Hoy también les vemos alumbrando al Santísimo Sacramento, cosa que no les estaba permitido. Sí, no se abrumen, es cierto. También distribuyen la comunión en iglesias.

A pesar de ello fueron a lo largo de la historia las que promovieron el nacimiento, alentaron y sustentaron a importantes cofradías de nuestra ciudad. Teresa Rivero matriarca de los Trianes en el Nazareno, las devotas de la Virgen de los Dolores que reorganizan a la Vera Cruz o las mujeres que alientan la creación de la del Señor de Pasión. Son algunos ejemplos.

Hoy les vemos incluso en los cuerpos de acólitos, no tenía femenino y lo han creado ellas, ahora hay acólitas. Pero ojo, que no les está permitido, solo sigue siendo para laicos varones, pues el acolitado es una orden menor hacia el sacerdocio, donde ellas por ahora no tienen espacio.

En la cuadrilla de costaleras también se da un paso importante en 2012 con la primera mujer capataz de la Urna, Covadonga Dupuy; puesto que también ocupó en la misma cuadrilla al año siguiente  Sara Vergel y durante diez años.

Lo cierto es que el mundo del costal siempre está sujeto a altos y bajos, en esta cuadrilla no iba a ser menos. Hoy se cuenta con el apoyo de algunos costaleros, pero pocos, con una relación familiar, padre, hijos o cofrades de la propia hermandad.

En la actualidad se ve tímidamente la incorporación de mujeres en cuadrillas de hombres, pero en casos contados y aislados, como ocurriera con estas mujeres costaleras que igualmente participaron en el traslado extraordinario de la Soledad de María a la parroquia mayor de San Pedro, el 13 de mayo pasado, para la celebración del 450 aniversario de su devoción.

Costalera del palio de la Soledad de María en el traslado a la parroquia de San Pedro. Costalera del palio de la Soledad de María en el traslado a la parroquia de San Pedro.

Costalera del palio de la Soledad de María en el traslado a la parroquia de San Pedro. / Eduardo Sugrañes

La presencia de la mujer también la podemos ver en la Delegación Diocesana de Hermandades y Cofradías, Santuarios y Piedad Popular del Obispado de Huelva, de la que es directora desde el pasado verano Mariola Luengo.

La Fundación Cajasol ha reconocido este año en sus Tramos de Cuaresma el esfuerzo y lo aportado por las mujeres costaleras de la Hermandad del Santo Entierro a la Semana Santa de Huelva; abriendo un nuevo espacio en el que la mujer también puede estar, dándole frescor y abriendo ventanas en una tradición de siglos.

Quiero terminar recordando lo entrañable que siempre fue el calor de una madre y de una esposa, que a la vez es madre y ha hecho posible el hogar cofrade en el que vivimos.

No olviden nunca, que ellas son las que primero nos acercan a una hermandad, nuestras madres que nos vistieron de nazareno.

La mujer siempre permaneció al lado de Jesús, su Madre María y las santas mujeres, junto a la cruz y en la Resurrección; sustentando a la Iglesia.

Aportemos para romper los techos de cristal, la mujer tiene un espacio que no se les puede negar.

Echemos las chicotás que hagan falta.

¡A esta es!                                                     

 

Costaleras haciendo el costal. Costaleras haciendo el costal.

Costaleras haciendo el costal. / Josué Correa

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