Huelva

Mucha luz al final del túnel

  • Terapeuta de ARO (Alcohólicos Rehabilitados Onubenses) en Nerva

"Los límites y las metas -cuenta Narciso- se los pone uno en el día a día, dando pasos seguros, siempre hacia delante. Es muy grato ayudar a alguien que llega destruido por el alcohol, igual que me ayudaron a mí en su día y me enseñaron que esto no es un vicio, sino una enfermedad que aparta a la gente de tu lado y te mete en un círculo vicioso". Natural de Zalamea la Real, Narciso Pérez lleva 12 años trabajando como monitor del grupo de terapia de ARO (Alcohólicos Rehabilitados Onubenses) en la localidad de Nerva.

Desde aquella odisea de la recuperación se le han cumplido, dice, muchos sueños. "Cuando empecé la terapia estaba en paro y ahora tengo un puesto de trabajo fijo en Riotinto Fruit. Tengo una hija de 8 meses y un hijo de 16 años". En su tiempo libre se vuelca en el campo, sembrando en su huerta y cuidando de sus ovejas.

Le enriquece enormemente la labor altruista que tanto tiempo lleva realizando desde el centro nervense de ARO, trabajando, explica, "como si estuviéramos en una clínica de salud, ya que tenemos a una veintena de enfermos (entre activos y pasivos) con la difícil tarea por delante de rehablitar tanto a alcohólicos como a toxicómanos". Lo hacen a través de terapias de grupo en las que abordan elementos como la motivación y el "comportamiento con la familia y con uno mismo. Cuando la persona toma conciencia de hasta qué punto ha llegado su dependencia y se siente identificado con los que están haciendo terapia con él, cuando empiezas a no consumir, le vas viendo la alegría a la vida". La receta clave: tener la mente ocupada; en el caso de Narciso, la siembra en su huerta ha traído también la cosecha de sus nuevas ilusiones, una deriva de pasar página y empezar un camino nuevo, tratando de sacar del callejón a los que ahora se encuentran en la misma tesitura. Un ejemplo, pues, de superación.

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