Huelva, barrio a barrio: Viaplana, el segundo Centro de la ciudad
La barriada, de vecinos humildes y trabajadores, se alimenta de un sinfín de bares y comercios de los de toda la vida
Un paseo por el barrio de Viaplana en imágenes

Huelva/Viaplana porta el encanto de lo singular. Tiene mucho que revelar. Cada bar, cada comercio e, incluso, cada esquina se comportan como aquel vecino que te invita a dejar atrás su felpudo y adentrarte en su hogar. Es un barrio de los de toda la vida, de esos que portan una identidad propia, de los que sirven como inspiración y, sobre todo, de los que enamoran.
Una ciudad dentro de una ciudad. Viaplana, que se erige como el segundo foco comercial de Huelva después del propio Centro, confecciona su idiosincrasia a base de solera y humildad, los calificativos que mejor definen a sus vecinos.
Dos calles comerciales escoltan Viaplana. José Fariñas y Galaroza alojan todo tipo de establecimientos. Desde los ya habituales bazares al actual gimnasio Quality (antes Roma), pasando por panaderías como Del Río o por autoescuelas como Senna o La Rábida. Nada les hace falta, pues todo lo tienen.

Los inconfundibles toldos rojos del bar La Higuerita dan la bienvenida a José Fariñas que, a medida que baja, abre al visitante un amplio abanico de posibilidades para hacer sus compras. La joyería Maraver o el local de pinturas Geisha se han convertido en aquel amigo que saludas a diario, habida cuenta de todos los años que acumulan en Viaplana.
Sucede lo mismo con la óptica Urbano, la primera opción para el vecino cuya vista flaquea; con la tienda de fotografías Fotoprix; o con el restaurante Gran Muralla, el primer establecimiento hostelero de comida china en la ciudad. ¿Quién no intercambió sus cupones tras la cena por uno de sus premios en los escaparates? y, sobre todo, ¿quién no soñó con aspirar a esa daga tan codiciada del restaurante?. Sin embargo, para lograrla casi que había que comer a diario al ser muy elevado el número de puntos a canjear.
Aún resiste la zapatería La Blanca. Ese mini espacio que, pese a sus reducidas dimensiones, parece albergar el infinito en su interior. Como si del armario de Narnia se tratase, esta singular zapatería es capaz de custodiar tantos zapatos como vecinos tiene Isla Chica.

De Galaroza emana el aroma al mejor pan. La Tahona es un clásico para pegarse un festín durante el almuerzo, pues su maquinaria hornea uno de esos panes del que, aun sin salsa donde mojar, te atiborras. Es el perfecto acompañante de los productos cárnicos, de gran calidad si hablamos de Carnicería Juanma, uno de los establecimientos que más onubenses recibe al cabo del día. El taller Carreño, calzados Saavedra, manualidades Mabric o el histórico Sport Bici terminan de vestir de colorido uno de los grandes ejes de la ciudad.
La Avenida Federico Molina es otro de esos núcleos comerciales de Viaplana. No hay vecino que no se haya cortado el pelo en Hermanos Núñez. Tampoco hay nadie que no se haya deleitado con los dulces de Dioni, un placer al que es casi imposible resistirse aunque se esté a mitad de semana y a dieta.
Todas estas largas calles saludan, desde bien temprano, a los que abren la reja de sus negocios, pero también a los que se despiden, por un breve período de tiempo, para trabajar en otra zona de la ciudad. También regalan una sonrisa a los más pequeños. El trasiego de mochilas escolares a primera hora de la mañana es habitual en una barriada que cuenta con el colegio Reyes Católicos y el IES Estuaria.

El corazón de Viaplana tampoco está exento de históricos establecimientos. Freiduría Pastor, churrería María Luisa, Alimentación de la Fe o los Almacenes del Sur son algunos de los espacios que alimentan el barrio de alegría y dinamismo.
Viaplana es también un barrio de profundo arraigo religioso. La Hermandad de la Fe, en la calle Cristo de la Fe, nació en 1988 e impregna el barrio de esperanza y caridad desde hace más de 25 años, mientras que la Iglesia del Rocío hace lo propio en Federico Molina.
También es una barriada de fútbol. El sentimiento recreativista se ha palpado siempre en una zona que ha latido con cada gol del Recreativo de Huelva en el antiguo Colombino. Aún conserva ese espíritu, si bien las victorias se celebran ahora en un espacio más pequeño, su peña recreativista.
Su esencia de barrio de siempre es incontestable. Viaplana madura al ritmo que lo hace la ciudad, pero sin perder su naturaleza de barriada enérgica y dinámica. Nunca dejará de ser vida.
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