Huelva

Gente Inteligente: El espíritu navideño inteligente alarga la vida

  • Sea por creencias religiosas, por costumbres familiares o por una personalidad solidaria, en estas fechas es más fácil empatizar y experimentar emociones positivas, y eso mejora la salud

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La psicología, la sociología, la medicina y muchas otras disciplinas, llevan poniendo el foco hace mucho tiempo en aclarar la relación biunívoca que existe entre la mente y el cuerpo. Y así, desde los presocráticos, pasando por el psicólogo humanista Abraham Maslow y su famosa jerarquía de necesidades, hasta los estudios más recientes, la comunidad científica acepta y coincide en asegurar lo que resulta obvio desde la intuición: el estado emocional afecta a la salud, y viceversa.

Lo dice una regla de la mente: todo pensamiento o idea produce una reacción física. Sus pensamientos están afectando continuamente a todas las funciones de su organismo. Y claro, cuando son negativos, afectan mal… Hay cada vez más estudios que demuestran que los estados emocionales adversos, con pensamientos negativos recurrentes, hacen enfermar a las personas. Así que la conclusión es fácil: el equilibrio emocional con pensamientos y emociones positivas es bueno para la salud. Y resulta que en Navidad es un poco más fácil. Aprovechémoslo.

Las personas que investigan estos temas van un poco más allá. Concluyen que en nuestro estado emocional inciden de forma determinante la satisfacción que experimentamos desde la compasión natural que nos surge en las relaciones con las demás personas, y la calidad de esas relaciones, especialmente con los seres más próximos. En menos palabras: nuestra felicidad depende bastante del nivel de satisfacción que sentimos en nuestro rol social.

Detonantes del estado emocional

Piense en usted, ¿qué le desequilibra? ¿Qué le sana? ¿Qué afecta negativa o positivamente a su estado emocional? ¿Cómo somatiza usted sus estados emocionales? ¿Qué sensaciones nota en su cuerpo con según qué experiencias? ¿Qué le roba y qué le da energía?

La Navidad alarga la vida. La Navidad alarga la vida.

La Navidad alarga la vida.

De todo lo que esté pensando en estos momentos, me atrevo a asegurar que podemos extraer un denominador común: la comunicación. Me refiero a la comunicación intra e interpersonal, esto es, la comunicación que mantiene con usted mismo o usted misma, y la que mantiene con las demás personas. ¿Es de calidad?

En esas relaciones, los pensamientos – esto ya lo hemos compartido muchas veces- tienen un papel muy poderoso. ¿Recuerda? Un pensamiento o creencia le genera un estado de ánimo; ese estado de ánimo es con el que construye su actitud; con esa actitud pone en marcha sus conductas; y esas conductas tendrán un resultado positivo o negativo. No hay misterio en esto.

Pero pongamos un ejemplo. Digamos que partimos de este pensamiento: ‘no tengo relaciones de calidad y voy a pasar la Navidad sin planes’. Posiblemente, ese pensamiento unido a las musiquitas navideñas, los alumbrados, los anuncios emocionales de la tele, las ausencias, los recuerdos de la infancia, etc., le lleven a un estado de ánimo melancólico, triste, y la tristeza le roba la energía, porque esa es su función. Así, sin energía, y con la melancolía por bandera, su actitud no será precisamente proactiva, y muy probablemente no pensará en planes, ni promoverá quedadas, ni llamará a nadie. De esta forma, sus conductas puede que sean cosas como tragarse temporadas enteras de sus series favoritas, mantener sus rutinas a toda costa o decir que, en el fondo, a usted la Navidad no le gusta.

¿Cuál prevé que será el resultado de esas conductas? ¿Positivo o negativo para la calidad de sus relaciones? Eso pienso yo también, negativo. Así que, acaba de darle la razón al primer pensamiento, y el resultado de sus acciones lo confirma: no tiene relaciones de calidad y va a pasar la Navidad sin planes.

Una clave inteligente: la empatía

A veces, dejar de centrarnos en nuestras emociones es una buena solución al malestar emocional. Se trata de centrarnos mejor en las emociones y las necesidades de las demás personas, que además es algo a lo que en Navidad tenemos más predisposición.

En esta época navideña es más que conveniente hacer un llamamiento a la empatía. En esta época navideña es más que conveniente hacer un llamamiento a la empatía.

En esta época navideña es más que conveniente hacer un llamamiento a la empatía.

Con una mayor empatía, le es más fácil conectar con quienes se relaciona, aunque sean muy diferentes, y mantener relaciones de calidad, con todo lo que eso implica para su bienestar. Además, le sirve para conocerse usted también mucho mejor. Es el efecto espejo de comprender mejor a las demás personas.

Con empatía somos más tolerantes y criticamos menos, tanto a quienes nos rodean como a nosotras y nosotros mismos, y así es más fácil mantener actitudes y pensamientos positivos, con lo que eso supone, ya lo sabe, para la salud.

Por tanto, la clave inteligente que le traigo hoy para ser más feliz es aprovechar la Navidad para entrenar su empatía. Con suerte, se anclará como un poderoso hábito el resto del año.

Tan sólo necesita practicar dos competencias muy inteligentes: la observación emocional y la escucha activa.

Escuche a las personas sin interrumpirlas, sin pensar en las respuestas, sin suponer sus intenciones, tan sólo escuche. Parece fácil, porque solemos suponer que escuchar es algo natural, y que no hay que aprender. Pero le aseguro que pasamos mucha vida oyendo, no escuchando, y no es lo mismo. Porque escuchar, de forma activa, es una decisión que usted toma y mantiene.

Después atienda la emociones que puede identificar en las demás personas. Observe su lenguaje no verbal. Intuya cómo se sienten, pero sin pensar en cómo se sentiría usted. Simplemente observe, y aprenda a respetar esos sentimientos.

No lo haga por la Navidad, ni por creencias religiosas, si no quiere. No lo haga, si no le sale, por las personas que necesitan nuestro apoyo. Pero sí hágalo por usted. Cuide así de su salud emocional y de su salud física, porque eso beneficiará a todo su entorno.

Porque las relaciones de calidad hacen más felices a las personas, pero también las personas más felices tienen relaciones de mayor calidad, colaboran más activamente con su comunidad, se comunican mejor y son más sanas. Está demostrado. ¡Feliz Navidad!

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