Huelva

Continuas agresiones al patrimonio en el humilladero

  • Es un entorno visitado por mucha gente que acude a descansar en sus bancos

El humilladero ha sido siempre esa puerta de entrada a todo el entorno espiritual del santuario de Nuestra Señora de la Cinta. Antaño vigilante en el camino que abría la ciudad a otros pueblos, en la carretera de Gibraleón, hoy es un lugar de reposo en la encrucijada diaria entre semáforos hacia Cardeñas, la barriada del Carmen o el paseo Marítimo.

Las últimas mejoras realizadas por el Ayuntamiento ha hecho de este un lugar de esparcimiento, al que acceden muchas personas desde la barriada del Carmen. Sus bancos sirven de reposos para muchos y aun, además, sigue convertido en espacio de saludo devocional ante la cercanía la Virgen de la Cinta.

Pero este lugar hermoso, cuidado especialmente por los onubenses, se está convirtiendo en objeto de actos de vandalismo. Aquí se colocó en 1957 un artístico azulejos de la Virgen de la Cinta para su interior. Mientras en el exterior, en las paredes traseras del chaflán, se muestran dos artísticos azulejos dedicados a los patronos de la ciudad, San Sebastián y San Roque. Ahora, maltratados literalmente, han perdido la mayor parte de la cara, así como otras zonas artísticas, a base de pedradas o agresiones con objetos contundentes. Lo cierto es que este espacio, también inventariado dentro del patrimonio histórico artístico de la ciudad está sufriendo un grave deterioro, pese al cuidado continuo que hacen de este lugar la Hermandad de Nuestra Señora de la Cinta. El hermano mayor, Manuel Roméu, dice que "Manuel Antonete, la persona al cuidado del humilladero, se queja amargamente de esto, del deterioro de los azulejos, de las pintadas, de cómo puede ocurrir esto con el patrimonio de la ciudad, no lo entendemos".

Lo que sí creen que es más fácil y así lo han solicitado al Ayuntamiento de Huelva a través de la concejalía de Infraestructura es el soterramiento del cableado eléctrico que agrede visualmente al entorno del santuario. Un póster de la luz, al que se le ha colocado a su alrededor un refuerzo ladrillos visto e incluso azulejería, pero que no deja de ser un elemento agresivo en este entorno artístico de la ciudad.

Por eso, Manuel Roméu, asegura que "no sería tan extraño que se pida soterrar este cableado, todos seguro que ganaríamos; pienso que no es tan difícil y si así fuera todos deberían hacer un esfuerzo, llevamos así décadas solicitándolo".

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