Brigada de Investigación de Incendios de Huelva

Los Sherlock Holmes de los incendios

  • Siete agentes forestales conforman la Brigada de Investigación de Incendios en la provincia, unidad encargada de determinar foco, causa y causante de los siniestros en el monte

De los 70 agentes de medio ambiente de la Junta de Andalucía en la provincia de Huelva, siete se dedican en la temporada de alto riesgo de siniestros en el campo -que se establece entre el 15 de junio y el 15 de octubre- a la investigación del suceso. Los funcionarios que conforman la enigmática Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF) abren a este diario las puertas de su despacho y de los montes calcinados en los que se dejan la piel para mostrarnos su trabajo con luz y taquígrafos, un desempeño de funciones poco reconocido y desconocido por el que ostentan el rango de "policía judicial genérica". Su lema: "En el origen verás la causa".

Competencias

La Ley de Enjuiciamiento Criminal establece que tanto el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil como los agentes forestales "podemos realizar la investigación completa" de los incendios en el campo, indica el funcionario autonómico Enrique Urbina, miembro de la BIIF. "Nosotros nos circunscribimos a la prueba material, a buscar el punto de inicio y, en el origen, ya apuntar a la causa y al causante".

Los agentes del Seprona se centran más en la "prueba personal", con el rastreo a los posibles sospechosos, estrechando el cerco y la detención al autor o autores de los hechos.

A veces, no obstante, pueden llegar a pisarse. "Cuando alguien se mete en el campo del otro, chirría", explica el agente de medio ambiente. La especialidad en el cuerpo autonómico se creó en 2000 "y había que organizarse: lo normal es que todo vaya bien, pero cuando dos equipos trabajan en el mismo sitio siempre puede existir algún pequeño roce". Lo habitual, no obstante, "es que todo vaya bien".

La Brigada de Investigación de Incendios de Huelva La Brigada de Investigación de Incendios de Huelva

La Brigada de Investigación de Incendios de Huelva / Canterla (Huelva)

La composición

A finales de los 90 ya se realizó algún "experimento" con agentes de medio ambiente en la investigación de incendios, pero la auténtica especialización -aunque no consta en sus currículos como tal- llegó con el inicio del nuevo milenio. "Esta es mi campaña número 19 en la BIIF", refiere Urbina, quien asegura que dentro de dos se retirará de la Brigada para dedicarse en cuerpo y alma a perseguir a infractores en la franja costera, como hace el resto del año, especialmente en la demarcación del espacio protegido de Marismas del Odiel. "El fuego te quema", expresa de forma muy gráfica; "mi auténtica pasión es la ornitología".

Los siete funcionarios que conforman la BIIF onubense han realizado dos cursos: uno básico y otro para especializarse en la investigación de los incendios forestales. Para cubrir los turnos de trabajo con dos funcionarios por jornada (en horario de tarde, cuando hay mayor incidencia de siniestros) "deberíamos tener diez efectivos, pero estamos inmersos en un lento y continuo declive, porque la gente se va jubilando y no se convocan oposiciones desde 2006".

La ventaja es que "hemos hecho trabajos de extinción desde muchos años antes". Concretamente Enrique Urbina lleva desde 1985 inmerso en las catástrofes del monte, por lo que conoce bien "la vegetación, sabes las vueltas que da el fuego", y otros tantos detalles que se adquieren gracias a la experiencia laboral.

Cómo hemos cambiado

El año pasado se produjeron en la provincia onubense 151 incendios, todos investigados por la BIIF sobre el terreno y abordados con posterioridad en las instalaciones de la calle Los Emires, donde se analizan algunas pruebas y se elaboran los pertinentes informes. "El despacho es la cocina donde echamos los ingredientes hasta que sale el guiso".

Enrique Urbina observa que "antiguamente no había tantos incendios porque había mucha población rural, con amplios movimientos del ganado y un mayor uso de leñas, por ejemplo". El fenómeno social de la despoblación del campo hace que "el fuego sea más virulento". Y a ello hay que sumar otro factor: el cambio climático. A menos lluvia, más deshidratación de la vegetación, que entonces es más propensa a arder. El presente ejercicio, no obstante, "está siendo bueno a grandes rasgos porque el calor ha empezado tarde y ha llovido bastante".

Montaje del puzle

Todos los incendios forestales "son complicados de investigar, y no siempre el número de hectáreas quemadas es proporcional a la dificultad de la investigación". El nivel de complejidad de las pesquisas suele ir de la mano del volumen de elementos que se tienen para el estudio: "Es mucho más fácil de leer un bosque con actividad y con árboles que una zona de pastos y hojarasca", precisa el agente.

La cuestión es encontrar indicios en los que se verifique la dirección de las llamas e ir "poniendo la moviola hacia atrás" para localizar el punto de inicio. Explica a este periódico sobre un área afectada junto a la carretera de Moguer a Mazagón por el último incendio de Las Peñuelas del 2 de agosto (que arrasó 100 hectáreas de terreno), que entre estos vestigios están los lascamientos en la corteza de árboles y arbustos o los caracoles, cuya concha caliza queda más tiznada por la zona donde primero arribaron las lenguas de fuego.

Todo se señala con flechas rojas y se coloca una bandera blanca sobre los "indicios más relevantes". Es un "auténtico puzle". En el momento en que tiene clara la zona en la que se originó el incidente, la BIIF despliega una cinta -"esta tiene ya ocho campañas"- y acota el área. La minuciosidad es un arma imprescindible para estos Sherlock Holmes de los incendios durante la realización de la inspección ocular. Lupas, testigos métricos, brújulas, silbatos, gps, cámaras fotográficas, termómetros o anemómetros forman parte del material de trabajo de la Brigada de Investigación.

Luego "siempre hay cosas raras que tienes que explicar con lógica" en los informes técnicos, documentos clave para esclarecer estos siniestros. Además, son una de las principales herramientas acusatorias para la Fiscalía de Medio Ambiente de Alfredo Flores.

El papel en la extinción

Los agentes de medio ambiente, incluidos los de la BIIF, juegan un papel fundamental en la organización del operativo para combatir las llamas. "Llegamos al incendio, calibramos el peligro y solicitamos los medios de extinción". Sobre ellos recae la coordinación de prácticamente "el 85% de los fuegos". Solo si la cosa se complica se establece el puesto de mando avanzado del Infoca, momento en que "nos vamos a primera línea con los retenes y vamos viendo cómo evoluciona". Afirma Enrique Urbina que "los bomberos forestales son las piezas del ajedrez y nosotros movemos el tablero".

Siniestros negligentes

Prácticamente cuatro de cada diez incendios forestales acontecidos el año pasado en la provincia fueron negligentes. Le siguen de cerca en volumen los intencionados. La BIIF consiguió establecer la causa en prácticamente la totalidad de ellos, aunque hubo un 16% que no fue investigado por su escasa relevancia o los motivos no pudieron ser esclarecidos por los expertos.

Leyendas urbanas

Urbina evidencia que existe una "leyenda urbana" que habla de que una colilla no tiene capacidad para generar un fuego. De hecho, "en la mediana de la autovía, donde están las adelfas, puedes encontrar miles de ellas y es cierto que la mayoría no prende". Pero para que se produzca un incendio solo tiene que darse la "regla del 30: viento de más de 30 kilómetros por hora, más de 35 grados de temperatura y un 30% de humedad". En estas circunstancias una colilla puede ser nefasta para el entorno natural.

Otra de esas leyendas, dice el funcionario, apunta a que "el monte está muy sucio y eso no es así; que haya mucho matorral no quiere decir que el monte esté sucio, sino que es un bosque y no puedes dejarlo pelado". Añade que "tendríamos que plantearnos si queremos tener un bosque o algo parecido a un cultivo de frutales, con árboles solamente".

El incendio de Riotinto que en 2004 arrasó más de 34.000 hectáreas de masa forestal fue, a juicio de Urbina, "el infierno". Fallecieron dos personas y se vivieron situaciones "muy arriesgadas", algo que los agentes de medio ambiente revivieron en el de Mazagón del año pasado, donde hubo que desalojar a más de 2.000 personas y que calcinó más de 10.000 hectáreas, gran parte de Doñana.

El fuego es tan peligroso que "te puede dejar encerrado en cualquier momento, tienes que tener a la vista una vía de escape". Hay ocasiones en que la cosa se pone tan fea que "tienes que pedir que el avión descargue agua sobre el personal". La situación es "estresante y lo único que se salva es tener la cabeza fría".

Ojo con los voluntarios

El especialista de la BIIF asegura que cuando en un incendio irrumpe algún vecino, "tenemos que olvidarnos del fuego porque debemos estar pendientes de que no se queme esa gente que quiere ayudar". Además, muchos aparecen "en chanclas y pantalón corto". Sugiere a la ciudadanía que, si desea colaborar, "pregunte al operativo cómo puede hacerlo, porque si no es contraproducente".

Coches destartalados

La flota de vehículos de los agentes de medio ambiente de la Junta está destartalada. La cinta americana es un compañero más de viaje y sirve para sujetar tubos de escape o retrovisores. El Land Rover que maneja Urbina, por ejemplo, tiene 18 años y "está más que amortizado". En pleno reportaje, sin ir más lejos, se quedó parado en medio de la carretera al realizar un cambio de sentido. Un peligro.

El agente de la BIIF localiza y acota la zona de origen de un foco secundario del incendio de Las Peñuelas, en Moguer, declarado el pasado 2 de agosto y que ha arrasado 100 hectáreas.

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