Atlantic Copper: Medio siglo de innovación y una mirada hacia el futuro

Desde aquel 9 de junio de 1970, cuando se produjo la puesta en marcha de la función de Atlantic Copper en Huelva, con apenas 50.000 toneladas de producción de concentrado de cobre, hasta la actual de más de 1,1 millones de toneladas anuales, han cambiado tanto las cosas como probablemente estén a punto de hacerlo a partir de ahora. El medio siglo que cumple la planta más eficiente en su sector de todo el mundo, se puede ver superado por los retos que la economía y toda la sociedad tiene delante de ella, en un proceso de transformación donde precisamente el cobre, está llamado a jugar un papel esencial. Sea cual sea ese futuro, lo cierto es que Atlantic Copper deberá ser uno de los actores más importantes del elenco que se formará a partir de ahora.

La presencia de Atlantic Copper en Huelva, es un ejemplo más de la tradicional relación de la provincia con la actividad minera. La riqueza de la Faja Pirítica en recursos naturales, junto a su posición geográfica, especialmente en lo que se refiere a su relación con el Puerto, tradicional punto de salida de todos estos materiales y buena parte del éxito de su explotación a lo largo de los siglos, ha convertido a la provincia en un enclave estratégico para el comercio de estos minerales desde hace siglos.

Es en este contexto cuando en la época del desarrollismo, llega Atlantic Copper a Huelva. Medio siglo después se han producido en sus instalaciones 31 millones de toneladas de concentrado de cobre, absolutamente imprescindible para la revolución tecnológica en curso y, con toda probabilidad, para la que está por venir. Desde hace 50 años se han producido muchas inversiones que se han realizado para aumentar su capacidad hasta la actual que supera el millón de toneladas anuales, así como para reducir su impacto ambiental hasta conseguir unos niveles de emisiones, notablemente inferiores a los marcados en la legislación vigente y que, junto al incremento exponencial en la mejora de la utilización de recursos, han hecho de la planta de Huelva la más eficiente de todo el mundo. En ese devenir histórico, uno de los hitos más notables fue la entrada en 1993 de Freemont-McMoRan como accionista de la misma.

Atlantic Copper se ha convertido en la primera empresa en producción de cobre en España, un referente en la economía nacional en general y en Andalucía en particular. Presenta una facturación cercana a los 2.000 millones de euros, es líder en exportaciones en el ámbito regional y genera cerca de 3.000 puestos de trabajo entre empleos directos, indirectos e inducidos. Se trata, por tanto, de una empresa estable y, lo que es más importante para la economía de toda la provincia, generadora de riqueza y empleo.

La actividad de Atlantic Copper busca afianzar su sostenibilidad bajo los estándares medioambientales más exigentes marcados tanto por la legislación andaluza y española, como por las exigencias de la Unión Europea que, año tras año, cumple con holgura y con un seguimiento constante de las mismas.

Las inversiones en los últimos 20 años han sobrepasado los 256 millones de euros únicamente en lo que se refiere a la protección medioambiental, algo que, por un lado, le han convertido en líderes mundiales en eficiencia y, por otro, han hecho posible la convivencia con el entorno natural donde desarrolla su actividad, recuperando el paraje de Marismas del Odiel. La utilización de las más modernas tecnologías en su sector, le han llevado a mantener unas inversiones anuales en innovación, de más de 10 millones de euros.

En la actualidad, el Valor Añadido Bruto de Atlantic Copper genera un total de 150 millones de euros, de los que la mitad aproximada lo hace en forma de empleo directo y contratistas. Cerca de un 15% de su suministro minero, proviene de las minas locales de Huelva, lo que al mismo tiempo contribuye al desarrollo de varias comarcas provinciales, ya que desde la empresa se pretende maximizar la contratación local de servicios.

Siguiendo con los números, Atlantic Copper es líder en exportaciones; alrededor de la mitad de sus ventas se dirige al mercado exterior, con una mención más que destacable del papel que desarrolla el Puerto de Huelva, un aliado imprescindible en su actividad de los que representa la cuarta parte de todos sus graneles sólidos y llega a sobrepasar los 2,2 millones de toneladas movidas en las instalaciones del Muelle Ingeniero Juan Gonzalo.

Su repercusión en la sociedad de Huelva va mucho más allá que la vertiente económica, ya que la apuesta por la innovación llega hasta el apartado universitario con tres cátedras en las universidades de Huelva, la UPM Madrid (minas) y en la Universidad Internacional de Andalucía en la sede de La Rábida.

Desde el punto de vista meramente social, la política de Responsabilidad Social Corporativa y comprometida con el entorno a través de la Fundación Atlantic Copper, lleva invertidos un total de 4,3 millones de euros en los once años de existencia (sólo en 2019 la inversión en este capítulo llegó a los 600.000 euros) y ha alcanzado a más de 30.000 beneficiarios de sus acciones, de las que el 60% son en el ámbito educativo.

Eso es hasta ahora. El panorama que se abre después de la crisis sanitaria provocada por la pandemia de Covid-19 en todo el mundo, ha contribuido a poner en valor el carácter esencial de la producción de cobre en todo el mundo, así como del ácido sulfúrico, ambos productos esenciales tanto para el abastecimiento de la cadena sanitaria, como también de la alimenticia, claves a la hora de haber garantizado la propia supervivencia de la población en los momentos más duros de dicha crisis, como para asegurar su vuelta a la normalidad, una vez encauzada la misma.

Para poder continuar con su actividad con los máximos niveles de seguridad, desde comienzos de marzo, la planta de Huelva implanta en todas sus fases y unidades, una serie de medidas organizativas y sanitarias mediante la aprobación de un Protocolo de Actuación (aprobado el pasado 6 de marzo) destinados a preservar la salud y el bienestar de los trabajadores, así como de sus familias que ha permitido su operatividad hasta el día de hoy.

En las tres próximas décadas, la actividad de Atlantic Copper se enfrenta a retos tan importantes como a los que ha hecho frente en los últimos cincuenta años. La descarbonización de la economía, la electrificación, el desarrollo de energías renovables y del vehículo eléctrico, van a demandar importantes cantidades de materias primas y en concreto el cobre, está llamado a jugar un papel más que fundamental para su desarrollo completo en un futuro que está cada día más presente en todas nuestras actividades cotidianas.

Europa debe gozar de una autonomía estratégica y hacer posible su liderazgo en la lucha contra el cambio climático y en la transformación digital frente a Estados Unidos y China. Se trata de un auténtico cambio de época que, paradójicamente, la crisis sanitaria puede haber contribuido a fomentar y a acelerar. Por ello es más que necesario avanzar en aspectos como los derivados de la economía circular, es decir aquella actividad productiva que trata de reducir al mínimo los residuos que produce, invertir en la minería y el refinado sostenibles, para garantizar de esta manera, un suministro diversificado de materias primas que no fomente la dependencia de mercados reducidos.

Por otro lado, es necesario diseñar una reconstrucción del país que deberá partir de la generosidad y el acuerdo común entre administraciones, organizaciones sociales, pequeñas y medianas empresas, grandes compañías y un Pacto por la Industria que refuerce su competitividad y su peso en el Producto Interior Bruto de la comunidad y que le permita convertirse en verdadero motor del desarrollo de la misma.

Cincuenta años dan para mucho. De una modesta refinería a un referente en todo el mundo. Conscientes de su papel actual y, especialmente, del que puede desempeñar su actividad a lo largo de los próximos años, Atlantic Copper se puede convertir en una seña de referencia de lo que la capacidad generadora de Huelva y por extensión de toda Andalucía, es capaz de ofrecer en un mundo que precisa esa capacidad de liderazgo en la dirección correcta, aquella que apuesta por el desarrollo general en armonía con el entorno en el que tiene lugar, tanto desde un punto de vista económico como social, educativo y medioambiental.