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En EEUU se analiza cómo Isabel II ha propiciado la presión insoportable que vive su familia

Isabel II en su Jubileo de 2012, junto a la futura reina consorte Camila y Catalina, actual princesa de Gales

Isabel II en su Jubileo de 2012, junto a la futura reina consorte Camila y Catalina, actual princesa de Gales / EFE

Casi desde la crisis institucional que produjo la obligada abdicación de Eduardo VIII en diciembre de 1936 la familia Windsor no se enfrentaba a un período de incertidumbre sobre el futuro y destino de la Corona. No tanto del prestigio de la histórica monarquía, que es incuestionable, sino sobre el futuro inmediato tras conocerse tanto el cáncer del actual rey, Carlos III, y de su nuera, la princesa de Gales, Kate Middleton.

Carlos III, acompañado por la reina Camila, saluda a su salida de la reciente misa pascula en la iglesia de San Jorge del castillo de Windsor. Carlos III, acompañado por la reina Camila, saluda a su salida de la reciente misa pascula en la iglesia de San Jorge del castillo de Windsor.

Carlos III, acompañado por la reina Camila, saluda a su salida de la reciente misa pascula en la iglesia de San Jorge del castillo de Windsor. / Neil Hall / Efe

Ambas enfermedades han noqueado a la familia y con ella a todo el Reino Unido, en semanas de inquietud y preocupación desde que comenzara el año con sendas intervenciones quirúrgicas para ambos. En el centro de ambos dramas, la familia del príncipe Guillermo, el heredero y sus tres hijos. La enfermedad de esta madre agrava la inquietud ante la recuperación del monarca. Todos estos factores se sumaron en los días de mutismo de la princesa Catalina hasta que se vio forzada a grabar el sereno vídeo publicado el pasado 22 de marzo en el que informaba que estaba tratándose de un cáncer tras la intervención abdominal del mes de enero.

Guillermo de Inglaterra ha venido sustituyendo a su padre en distintos actos de representación pero no se encuentra centrado como hubiera deseado él y el palacio de Kensington. La princesa Ana y el príncipe Eduardo se han sumado a la reina consorte, Camila, que ha afianzado su papel. Nada estaba previsto hace unos meses. Y este embrollo nadie lo hubiera previsto a principios del verano de 2022 cuando nada hacía presagiar el fallecimiento de Isabel II. La ayuda entre miembros de la familia es escasa dado el relieve de las responsabilidades.

Kate Middleton, la princesa de Gales, en su vídeo de este viernes Kate Middleton, la princesa de Gales, en su vídeo de este viernes

Kate Middleton, la princesa de Gales, en su vídeo de este viernes

La cabecera más influyente en todo el mundo, The New York Times, ha incidido en el desamparo en que se halla la familia Windsor para resolver con solvencia esta crisis actual y todo lo que pueda sobrevivir. La periodista Tina Brown, de extensa trayectoria en la información de la casa británica, ha puesto en valor la protección a los hijos de los príncipes de Gales mientras el matrimonio heredero y el que ocupa el trono se han visto sometidos a una inesperada presión "insoportable", a lo que se ha sumado de forma extra "las desconcertantes meteduras de pata de la prensa", que ha venido a asfixiar aún más el panorama. Todo ello redunda en acentuar el desasosiego institucional y con un príncipe de Gales que "odia a la prensa", al menos recela mucho, desde su niñez, cuando su madre, Diana, era perseguida. 

Guillermo y Kate, entonces duques de Cambridge, en un acto en el año 2014 Guillermo y Kate, entonces duques de Cambridge, en un acto en el año 2014

Guillermo y Kate, entonces duques de Cambridge, en un acto en el año 2014

Precisamente la estrategia de Isabel II que le funcionó durante décadas, no reaccionar en público ni justificarse en momentos delicados, no le ha servido a sus nietos y su hijo ha tenido que aparecer en distintas ocasiones para espantar rumores incluso de su muerte, como lanzaron medios rusos.

La periodista de The New York Times observa que Isabel II es responsable de un grave error de extender su reinado hasta su muerte, cuando debió haber abdicado desde años atrás para dejar así con más confianza y preparación no sólo a Carlos de Inglaterra sino a su siguiente sucesor, Guillermo. Brown señala que un buen año hubiera sido 2012, tras los fructíferos Juegos Olímpicos londinenses. Con un reinado que ya podría tener diez o doce años, el actual monarca y el príncipe de Gales tendrían suficiente experiencia y planes a medio plazo, que ahora carecen.

 

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