Crónica personal

Pilar cernuda

La abstención

Con Podemos bajando, Sánchez tendría pocas posibilidades de una mayoría en noviembre

Coinciden todos: si vamos a elecciones en noviembre y, de momento por ahí van los tiros aunque nadie está ya seguro de nada, el partido ganador será el que incluye a los que, hartos, no quieren ir a votar. Son tres años de campañas y votaciones que no han servido para tener un Gobierno sólido y estable, votaciones que no han conducido a nada bueno, que han demostrado sobradamente la escasa talla de los políticos actuales y que han visualizado los compadreos inadmisibles a los que están dispuestos a llegar algunos dirigentes para hacerse con el Ejecutivo o con el liderazgo de sus respectivos partidos.

Tres años en los que ha desaparecido la totalidad de las figuras con una mínima cabeza de estadista. Tres años en los que se han colocado en primera línea personas de trayectoria desconocida o, lo que es peor, excesivamente conocida por su mediocridad o por su irresponsabilidad y que no han aportado ni una sola idea positiva, pese a que presuman de representar una nueva forma de hacer política. Se trata de la política que se va a hacer en el futuro en la que redes, algoritmos y personajes prefabricados tendrán todo el protagonismo.

Es decir, que según los analistas más expertos, los informes que manejan los diferentes partidos y los sondeos de las empresas más serias es que, si se celebran elecciones en noviembre, lo que no puede asegurar nadie pero tampoco desmentirlo, ganará la abstención. Tendrá un porcentaje mayor que el partido que logre el mayor número de votos.

Tradicionalmente la abstención favorece a la derecha, aunque se han producido excepciones. Pero favorece a la derecha, lo que admite abiertamente el PSOE de Sánchez, que lo confiesa con inquietud. Si se confirman lo que dicen los expertos en demoscopia y comportamientos electorales, Sánchez tiene entonces motivos para preocuparse, porque todos coinciden también en que el PSOE se mantendrá como el partido con mayor número de votos y escaños… pero con escasas posibilidades de lograr mayoría suficiente con la suma de Podemos, que mantiene su línea bajista.

Y no sólo por la bajada de la confianza en Pablo Iglesias sino porque, si hay elecciones, Íñigo Errejón presentará candidatura y se llevará buena parte de los votos de Podemos, como ha sucedido en las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid.

La gran incógnita es si Ciudadanos aceptaría finalmente cooperar con Sánchez y mantenerlo en la Presidencia del Gobierno, visto el fiasco de la intentona con Podemos. No lo sabe nadie, probablemente ni el propio Rivera. Ha quedado demostrado en las últimas semanas, sobre todo los últimos días, que Sánchez y Rivera se detestan, no se pueden ver. Pero… de aquí a noviembre pueden pasar muchas cosas que hagan cambiar el panorama. Aunque Cs, en declive por los muchos errores cometidos, y con pérdida de figuras relevantes, arriesgaría mucho en un pacto con el PSOE. Más aún tras el acuerdo de Gobierno al que se ha llegado en Navarra.

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