Luis Moreno encabeza desde hace ya más de un lustro a la Fundación Ecolec, una organización dedicada al fomento del reciclaje de residuos electrónicos. La organización tiene en la minería urbana -la recuperación de materiales del entorno de las ciudades- uno de sus principales objetivos, a pesar de que los primeros momentos de la crisis del coronavirus provocaron un bajón en el reciclaje de estos productos.

-Estamos acostumbrados a reciclar papel, vidrio y plástico, ¿pero existe conciencia sobre el reciclaje de residuos electrónicos?

-Aunque parece que no, yo creo que sí. Cuando compramos una lavadora o un frigorífico estamos acostumbrados a que, desde el establecimiento donde lo compramos, se lleven el viejo electrodoméstico cuando nos entregan el nuevo. Eso no es tan claro con un aparato más pequeño. La mayor parte de la población sabe que hay que llevarlo a un punto limpio, pero no va con frecuencia. Llega un momento que el aparato nos molesta y lo tiramos al cubo de basura. Lo que la gente no sabe es que cuando compra una plancha o un móvil nuevo puede llevar el viejo y en la tienda lo tienen que recoger de forma gratuita para que sea reciclado. Incluso los aparatos más pequeños, de menos de 25 centímetros, están obligados a aceptarlos en las tiendas de más de 400 metros, por extensión, prácticamente todas las tiendas de productos electrónicos. Sin necesidad de hacer una compra. Es lo mismo que tener un contenedor de papel o envases cerca de casa.

-No tenía ni idea

-Hacemos campañas, especialmente en colegios. Los niños pequeños son en muchos casos la conciencia medioambiental de las familias. No podemos hacer campañas masivas de divulgación porque los costos son enormes, pero sí acciones en las tiendas.

-¿Existe un porcentaje de población que no recicla de forma consciente?

-La mayor parte de la gente se da cuenta de que cualquier aparato electrónico se puede reciclar, no ya no sólo porque pueda contener componentes perjudiciales para el medio ambiente, sino que además contienen cobre, aluminio, acero, vidrio, plásticos que se pueden reciclar, que se pueden volver a utilizar. Todo eso va a la fabricación de nuevas materias primas que sirven para fabricar nuevos aparatos electrónicos como bicicletas o vigas o vías de ferrocarril.

-Entiendo que es un principio básico de la economía circular.

-Es el cierre del círculo de la economía circular, que empieza cuando se diseña un aparato. Hay que diseñarlo con materiales que faciliten el reciclaje final del producto. Luego está el consumo responsable, la reutilización y, finalmente, cuando ya no le queda vida a un aparato, reciclar y reutilizar todos los materiales.

-¿La obsolescencia programada es una realidad? ¿Las cosas duran menos ahora que antes?

-Es un jardín que no es el mío, pero creo que a los fabricantes no les interesa que sus productos duren menos, sino que tengan la vida más larga posible. Además, las tendencias de consumo que vienen son distintas. Estamos ya acostumbrados a comprar coches por renting. Con los electrodomésticos y los equipos informáticos de las empresas, como impresoras o fotocopiadoras, va a pasar lo mismo. Este cambio va a demostrar que no existe la obsolescencia, pero es cierto que las modas hacen que cambiemos de portátil o compremos un televisor con más definición. El 5G va a desplazar a muchos aparatos 3G. Son revoluciones tecnológicas que también vienen a mejorar el consumo energético, a mejorar otras cosas, la tecnología va evolucionando. Hay más obsolescencia tecnológica que una obsolescencia programada que a nadie le interesa para su marca. Decir que un señor está diseñando aparatos para que se rompan es publicidad negativa.

-¿Qué porcentaje de un móvil se puede reciclar?

-Un móvil es muy pequeño, pero tiene muchísimos componentes. Se recicla al 95%, aunque hay materiales de difícil reciclaje. De media, en todos los aparatos electrónicos recuperamos en torno a un 92%.

-¿Los materiales que se recuperan son complicados de extraer? Se me ocurre el famoso coltán.

-Es uno de los materiales incluidos en la lista de la Comisión Europea sobre materias críticas que hay que recuperar porque en Europa no hay minas, no hay posibilidades de conseguirlas de forma natural. Sólo así podemos tener nuestra propia producción. Son metales escasos, que se utilizan en cantidades muy pequeñas pero se utilizan en la fabricación de placas solares o de microprocesadores.

-¿Cómo es el sector a nivel empresarial?

-El mercado de reciclaje es un mercado muy local. Son residuos que tienen un valor limitado y su desplazamiento tiene un coste muy alto para lo que se recupera después económicamente. Suelen ser pequeñas y medianas empresas de entre entre 40 y 100 trabajadores más o menos.

-La UE ha apostado por la economía circular y es una de las bases de su pacto verde. ¿Lo ven peligrar con la actual crisis provocada por el coronavirus?

-Creo que una buena parte de los gobiernos de Europa están apostando por que la salida de esta crisis se haga apoyándonos en unos principios de economía circular y firmando este pacto por la economía verde. La respuesta es verde. Hay oportunidades para que la nueva economía que se tiene que desarrollar en el mundo de la post crisis sea una economía verde.