Que los candidatos a la Alcaldía de Huelva no querían asumir riesgos en el primer cara a cara, celebrado anoche en Huelva TV, es indiscutible. De ello pudieron cerciorase los espectadores que siguieron el debate electoral, tanto por la cadena de televisión pública como por 'Huelva Información'. El cara a cara dejó algunos reproches, sobre todo, entre Gabriel Cruz y Pilar Miranda, y varias propuestas que se lanzaban al aire sin apenas intercambio de opiniones sobre las mismas.

Lo que no se vio fue que la candidata popular fue la más puntual. Con semblante serio y la concentración en su rostro, Pilar Miranda, llegaba este jueves al plató donde Huelva TV ofrecía el debate electoral. La principal rival de Cruz por el bastón de mando del Ayuntamiento repasaba con su equipo los documentos que le iban a acompañar durante el debate y esperaba, con ganas, su oportunidad para poner contra las cuerdas al actual alcalde.

Tampoco se vio que el segundo en llegar era Rafael Gavilán. El candidato de Mesa de la Ría apenas habló con sus asesores a su llegada al plató. Más preocupación tenía porque el agua fuera natural para no poner en peligro su voz. Es tiempo aún de alergias y resfriados.

Guillermo García de Longoria, Wenceslao Font y Mónica Rossi eran los siguientes. En un clima desenfadado se saludaban e intercambiaban pareceres. Rossi también intercambió zapatos. Más de dos horas y media de pie exigen estar lo más cómoda posible sobre el atril.

Faltaba Gabriel Cruz, pero el tiempo mandaba y era el momento de comenzar el sorteo, primero de los atriles y, seguidamente, de los turnos para cada uno de los bloques. Las manos inocentes sacaban los números de la taleguita y se antojaba imposible no hacer un símil con los bombos de la Champions League. Tampoco faltó la broma de que parecía uno de los bingos de las Fiestas Colombinas.  

A mitad del sorteo, llegó el alcalde tarareando una estrofa de Carnaval. Casi sin tiempo, se apresuró a saludar al resto de candidatos y, rápidamente, fueron todos ellos conducidos al plató. Última prueba de micrófonos y que comience el debate.

Al término del segundo bloque, tiempo de descanso. Como rayos, los asesores entraban en plató para conversar con los candidatos. Miranda escogió la esquinita derecha para repasar lo acontecido y preparar lo que restaba. La otra esquina era para Rafael Gavilán que conversaba con su asesora, ésta con la mano en la boca para evitar ser oída. Wenceslao Font se colocaba junto a las cámaras con su asesora, mientras que Rossi hacía lo propio con la suya sin moverse de su atril. 

Guillermo García de Longoria no es mucho de consejos, como tampoco parecía serlo Gabriel Cruz, que llegó incluso a estar unos segundos sin hablar con nadie y, aparentemente en calma, contemplando todo lo que tenía a su alrededor. El alcalde, de hecho, fue el único que no se sirvió de papeles para recordar cifras o hilar argumentos. Vino con todo en la cabeza.

Era tiempo de que todos regresasen a sus atriles pasados cinco minutos. Vuelta a los reproches, a las propuestas y a los ataques y, una hora después, todos salían con la seguridad de haber mostrado lo que tenían previsto. A por otro día más de campaña, por si se está haciendo corta.