Playas de Huelva

Playas tranquilas y poco aglomeradas en Huelva: 5 paraísos junto al mar

Playa del Arenosillo o Rompeculos

Playa del Arenosillo o Rompeculos / Josué Correa

Los Enebrales, un paraíso virgen en la Costa

En el entorno del Paraje Natural Los Enebrales se ubica esta playa, cuyo mayor encanto es la escasa afluencia de bañistas al ser considerada prácticamente virgen.

Este paraje costero se extiende desde el casco urbano de Punta Umbría hasta la playa de La Bota y está considerado como un enclave de gran valor ecológico, ya que constituye uno de los pocos bosques mixtos de sabinas y enebros que se conservan en todo el litoral andaluz.

Playa de los Enebrales de Punta Umbría. Playa de los Enebrales de Punta Umbría.

Playa de los Enebrales de Punta Umbría. / Jordi Landero (Punta Umbría)

Los amantes de la tranquilidad, el descanso y el contacto directo con la naturaleza, encontrarán sin duda en Los Enebrales, su playa ideal y soñada. 

Con una extensión de dos kilómetros y medio de longitud, por una anchura media que supera los 50 metros, esta playa aislada, sin urbanizar es muy frecuentada por quienes practican el nudismo. 

Igualmente, la cercanía de este paraje natural al núcleo de población y sus itinerarios señalizados lo convierten en un excelente lugar para practicar actividades como el senderismo o el cicloturismo.

El visitante encontrará un fácil acceso a pie hasta la zona de baño desde la playa urbana de Punta Umbría, de la que es aledaña, o desde los aparcamientos de otra de las playas más conocidas de la localidad, la de La Bota. También puede accederse a esta playa a través del carril bici de madera que recorre el límite del paraje en toda su longitud.

Este tesoro de la costa occidental de Huelva, sólo dista 400 metros de la entrada a Punta Umbría. Sorprende cómo sólo unos minutos pueden separar el bullicio de la playa urbana del silencio y la tranquilidad que se respiran en la playa de Los Enebrales, un paraíso natural que se ha quedado al margen de las grandes construcciones humanas.

En cuanto a la fauna que habita en este paraje, se encuentran la lagartija cenicienta, la colirroja, el lagarto ocelado, el herrerillo común, la curraca capirotada, la rabilarga, el verdón común y el jilguero. Los Enebrales también constituye el hábitat del camaleón común, especie amenazada en nuestra comunidad por la desaparición de su entorno debido a cambios en el uso del terreno y muy especialmente por su uso para urbanización.

Esta playa es la elegida para quienes buscan la desconexión y el descanso. Esta playa es la elegida para quienes buscan la desconexión y el descanso.

Esta playa es la elegida para quienes buscan la desconexión y el descanso. / Jordi Landero (Punta Umbría)

Con respecto a las instalaciones y servicios, la playa de Los Enebrales, por su carácter "virgen", tan solo cuenta con un puesto de primeros auxilios, seis pasarelas de madera de acceso, dos zonas destinadas a hamacas y sombrillas y un par de chiringuitos.

Rompeculos, un paraíso a los pies de Doñana

La playa de Rompeculos es una de las favoritas para los amantes de la naturaleza. Ubicada entre el Poblado Forestal de Mazagón, el Parador de este enclave y el Camping Doñana, sorprende a todos aquellos que la visitan. 

Playa de Rompeculos. Playa de Rompeculos.

Playa de Rompeculos. / Josué Correa (Doñana)

Para llegar a este singular rincón, en el corazón del Parque Natural de Doñana, el visitante puede acceder desde Huelva o Sevilla por la A-494. A pie de carretera, tras atravesar el carril bici que une los núcleos costeros de Mazagón con Matalascañas, existe un gran aparcamiento, de pago. Desde aquí, a través de una gran pasarela de madera, rodeada de una vegetación de zarzas y romero, con grandes y esbeltos pinares, se baja hasta llegar, por fin, al Litoral Atlántico.

Su llamativa nomenclatura viene del siglo XIX y hace referencia a un pequeño cauce irregular que rompió la línea de dunas y abrió el camino hacia la playa.

Pasarela de acceso a la playa de Rompeculos. Pasarela de acceso a la playa de Rompeculos.

Pasarela de acceso a la playa de Rompeculos. / Josué Correa (Doñana)

La mano del hombre apenas se deja ver en este entorno incomparable. Es precisamente ese encanto de lo natural y salvaje el que se convierte en seña de identidad de esta playa inmensa, en la que el visitante mire donde mire colma sus sentidos entre el mar y la vegetación que crece entre los pequeños acantilados.

Desde los acantilados cercanos se puede vislumbrar el océano en toda su plenitud, así como los barcos pesqueros, el espigón de Huelva, la centenaria Torre del Oro o las localidades costeras próximas, además de una gran perspectiva de las pocas personas que caminan por la orilla.

Bañistas en la playa de Rompeculos. Bañistas en la playa de Rompeculos.

Bañistas en la playa de Rompeculos. / Josué Correa (Doñana)

Por todas estas razones, es además una de las playas onubenses con más fama por su carácter nudista. Aunque, eso sí, es común ver a muchos bañistas vestidos con calzonas, bikinis y bañadores.

Pero, de todas sus virtudes, quizá el mejor motivo sea la poca afluencia de turistas y veraneantes, al estar alejada de urbanizaciones. En un verano en el que lo natural cobra más peso que nunca, esta playa se convierte en una de las mejores opciones.

El Rompido, una de las playas más naturales y salvajes

La singularidad de Huelva traspasa fronteras y aunque el encanto de nuestros pueblos marineros es palpable los 365 días del año, es en los meses de verano cuando las playas se convierten en el centro de todas las miradas.

Este es el caso de El Rompido. La reconocida publicación de viajes Condé Nast Traveler destaca sus "casitas blancas de pescadores, barcas varadas en el río, arenales desiertos en los que practicar nudismo, hoteles y restaurantes donde disfrutar de la buena vida"... un sinfín de posibilidades reunidas en este entrañable rincón costero.

Playa de San Miguel, entre Nuevo Portil y El Rompido. Playa de San Miguel, entre Nuevo Portil y El Rompido.

Playa de San Miguel, entre Nuevo Portil y El Rompido. / Jordi Landero (El Rompido)

Entre sus bondades, este reconocido portal de turismo pone en valor la Flecha, una singular y protegida lengua de arena de más de 12 kilómetros de longitud que forma parte del Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha del Rompido.

Menciona también la Playa de Nueva Umbría, "una de las playas nudistas oficiales mejor consideradas de España por su entorno salvaje y el gran tamaño de su área delimitada"; y el Caño de la Culata, junto a los caños (cauces de arroyos) y los pinos, en la desembocadura fluvial invadida por el océano, entre la playa de Nuevo Portil y la playa de El Portil.

En cuanto al pueblo marinero, lo describe como "una sucesión de edificios blancos, con esencia andaluza, que empieza ya desde las urbanizaciones de la entrada del pueblo (cuando llegas desde Punta Umbría, a tan sólo 15 kilómetros de distancia) y prosigue en su corazón pesquero, junto al puerto y al paseo marítimo".

Habla de sus casitas encaladas de pescadores con vistas a las barcas amarradas y varadas en el río, así como de su gastronomía. Entre los restaurantes indispensables resalta Doña Gamba, un lugar donde cuentan, es ideal comer las populares tres "c": coquinas, chocos y croquetas; o la Casa El Palo,  donde comer todo tipo de arroces, mariscos y atún rojo de almadraba en temporada.

Los faros de El Rompido. Los faros de El Rompido.

Los faros de El Rompido. / Condé Nast Traveler (El Rompido)

Y, por supuesto, invitan a que nadie abandone el pueblo sin visitar sus tradicionales faros. "El primero, con una altura de 13 metros, fue construido a mediados del siglo XIX para balizar la desembocadura del río, pero pronto se quedó pequeño, por lo que hubo que construir otro más alto, de 31 metros, que empezaría a operar en el año 1976 con objeto de completar el arco de navegación desde Ayamonte a Huelva".

Igualmente, para alojarse en El Rompido señalan tres referencias claras: El cinco estrellas Precise Resort El Rompido, un complejo hotelero con 184 habitaciones y 305 apartamentos en el que disfrutar del golf; el Playacartaya Aquapark & Spa Hotel, un auténtico parque acuático rodeado de 12.000 hectáreas de pinares protegidos; y el hotel Fuerte El Rompido, con vistas desde sus piscinas al río y a los faros del pueblo y una oferta de actividades tan amplia que no sabrás por dónde empezar.

Precise El Rompido. Precise El Rompido.

Precise El Rompido. / Condé Nast Traveler (El Rompido)

Playa de Cuesta Maneli 

Se localiza en el Espacio Natural de Doñana, en Zona de Reserva A del parque natural. Ubicado entre las poblaciones de Matalascañas y Mazagón, en el Monumento Natural Acantilado del Asperillo, declarado así por su alto valor geológico y ecológico.

La pasarela actual del sendero de Cuesta Maneli se ha construido para la reposición de la infraestructura que se destruyó con el incendio de Las Peñuelas en el verano de 2017. Este equipamiento nos permite recorrer la duna del Asperillo hasta llegar al acantilado. Tiene una longitud de 1371 metros. Su acceso es libre. A partir del mirador unas escaleras salvan el desnivel existente hasta la bajada a la playa.

A través de este itinerario que atraviesa las dunas hasta llegar a un mirador y a una inmensa playa virgen, el visitante podrá conocer la importancia de la vegetación en la formación de este ecosistema.

Playa del Acantilado del Asperillo

Entre las poblaciones de Matalascañas y Mazagón y siguiendo el sendero de Cuesta Maneli, se halla el Monumento Natural Acantilado del Asperillo, un sistema de dunas fósiles que se extienden a lo largo de doce hectáreas de costa.

Se considera una de las formaciones costeras con características geomorfológicas y ecológicas más singulares de la Península, ya que se trata de un acantilado arenoso formado por la sedimentación de arenas de origen eólico y aluvial, materia orgánica y otros materiales.

Las distintas capas fueron depositándose a lo largo del tiempo, para que posteriormente las fuerzas de la tierra las elevaran más de 100 metros. Los materiales más antiguos se estiman que tienen entre catorce y quince mil años.

El oleaje y el viento producen cambios continuos en estas dunas. Desde la extensa playa es posible advertir en sus paredes las distintas tonalidades de naranjas, blancos, ocres y negros que se estratifican originando caprichosas ondulaciones y formas geométricas interrumpidas por cárcavas.

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