Deportes

La Palma se queda sin piernas y sin argumentos ofensivos y cae en Ceuta con justicia

Un momento del Ceuta B-La Palma.

Un momento del Ceuta B-La Palma. / Manolo Camacho

A La Palma le cayó encima todo el peso de la historia en Ceuta, en un partido en el que el conjunto condal no tiró a puerta y así no puede ser. Decían las estadísticas que a La Palma no le va nada bien en tierras norteafricanas y todo eso se confirmó en el tramo final de la cita, con los dos goles locales, imposibles de levantar por un equipo palmerino que, como decimos, no tiró a puerta.

Hay que añadir a todo eso que el viaje se las traía. Primero por las dos bajas de los dos centrales titulares, lo que obligó a Nacho Molina a inventar donde no cabía la inventiva, entre otras razones porque fueron varios los futbolistas que tuvieron que actuar fuera de su sitio más reconocido. Pero no le quedaba otra al entrenador, porque entre pitos y flautas, la plantilla está en una cortedad tal que cuando se le cae dos jugadores todo se pone del revés. Para colmo, el ferry que salió desde Algeciras lo hizo con más de media hora de retraso, lo que provocó que La Palma llegase al campo con el tiempo justo para jugar. Y todo cuenta. En fin los viajes a Ceuta, que son como una aventura en toda regla.

La primera mitad fue de claro sostenimiento, de aguantar hasta que ellos se cansaran, el problema es que no solo no se cansaron sino que fueron a más con una velocidad de vértigo en el tramo final de la cita.

El Ceuta B, que tiene una parte de arriba que es top de la categoría, viendo que no podía penetrar en la colocada defensa condal, empezó a utilizar el disparo desde media distancia, una y otra vez, sin puntería. Posiblemente haya sido uno de los partidos en los que más disparos haya habido.

El restar de los minutos al reloj fue mermando a La Palma. Faltaba piernas, ellos ajustaron la mirilla y a los 72 de partido, a la salida de un córner, Sergio Rivera, desde la frontal, hacía el primero. Un golazo ante el que nada pudo hacer Corrales.

El gol no hizo sino certificar que el banquillo local le metía revoluciones al partido, mientras que los cambios en La Palma no cambiaron nada.

Con el partido asomándose al epílogo, una jugada por banda izquierda la remató a la red Sofiane, sin oposición, para marcar el segundo y de paso establecer la sentencia. Era el minuto 81 de juego y dicen que hasta el rabo todo es toro. El problema para La Palma es que el astado llevaba tiempo en corrales.

No se puede aspirar a empatar un partido siquiera si no tiras a puerta. Y eso pasó, que el rival, de mucho contenido, aunque sea de rebote te llega. Añadan si desean todo lo expuesto con anterioridad y llegarán a la conclusión de que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios