Después de la resurrección tan apabullante experimentada por el Cartaya de la mano de Paco Amate, es el momento en el que tiene que certificar la vuelta a la vida ante otro rival directo, el Conil, que le aventaja en un punto y tiene un partido menos. Como pueden observar y llegados a este punto, es otra final en toda regla porque ganar es olvidarse de la pena de forma casi definitiva, aunque queden mundos por delante.

Tras no jugar el pasado fin de semana por casos de Covid, algo que al entrenador no le ha hecho mucha gracia porque cuando ganas estás dispuesto a jugar cada media hora, el Cartaya ha dedicado este tiempo a seguir puliendo detalles porque aunque ha sumado dos triunfos seguidos, quedan flecos que el entrenador quiere poner en la finura.

El Conil dobló la rodilla en la primera vuelta en Cartaya, en una de las pocas victorias en la primera vuelta y si vuelve a ganar será un triunfo de más de tres puntos por aquello del gol average. Inmersos en la segunda parte del campeonato, hay que tenerlo todo en cuenta, por lo que pueda pasar.

El club no ha anunciado de momento más novedades salvo la ya sabida de Ponce, que jugó una muy buena segunda parte en Lebrija. Por lo tanto, serán los mismos a la espera de que se agite de nuevo el avispero, porque el club ya ha dicho por activa y por pasiva que se agitará en forma de altas y bajas. Otra cosa es que consiga lo que busca y que sea asequible respecto al presupuesto que se baraja.

Dice Amate que aquí no vuela nadie, que los pies en el suelo y que no han hecho más que cumplir con su obligación. Todo ello respecto a la racha. Y ha apostillado el técnico que cuando sacas pecho te lo rompen. Teniendo en cuenta la magnitud del discurso, hay que deducir que la confianza es una cosa y el exceso de miel otra muy diferente.

Por eso se espera un Cartaya consecuente y concentrado, hablador en el campo y compacto sobre un dibujo, el cuatro-dos-tres-uno. La pizarra del éxito y del levantamiento.

Así pues, es posible que Parra se coloque bajo palos, con Manuel, Novoa, Franci Ruiz y Cerpa en defensa. Con Asuero y Ponce en el centro del campo. Una línea de tres por delante compuesta por Lolo, Pepito Cárdenas y José Díaz y Wocjik en la punta del ataque.

El Conil ya sabe que es un Cartaya diferente en todos los sentidos y que el conjunto rojinegro comparece con el máximo goleador de la categoría en excepcional estado de gracia. Así que se espera marcaje férreo sobre Wocjik y por lo tanto el delantero polaco tendrá que ingeniárselas para sobrevivir y aumentar su cuenta. Pero ahora, al contrario de lo que ocurría antes, el rival tiene que tener en cuenta otros factores. El Cartaya suma en equipo, el centro del campo llega a línea de remate y, aunque Wocjik esté vigilado, quedan otras alternativas. Es lo que tiene los discursos elocuentes, que son capaces de transformar a los jugadores.