Fútbol | División de Honor

El Cartaya se reconcilia con el gol ante el Ciudad Jardín

  • Ceada, por partida doble, Ordóñez y Marcos, los goleadores del cuadro costero

Los jugadores del Cartaya celebran uno de los goles de Ceada.

Los jugadores del Cartaya celebran uno de los goles de Ceada. / Andrés Gaitán (Cartaya)

En pleno mes de enero salió el sol para el Cartaya. Después de 17 partidos en los que permanentemente lamentó la falta de gol, lo que le ha condicionado para instalarse arriba en la tabla, el Cuidad Jardín pagó la cuenta. No piensen que fue fácil, entre otras razones porque el conjunto de Ariel Montenegro no lo consintió. Nunca desmayó en el intento de alcanzar la sorpresa, aunque finalmente dobló la rodilla.

El partido arrancó en la cuesta arriba y de pronto todos los fantasmas se posaron en el césped y en la grada. Al minuto de juego, un error incomprensible de Aitor provocó el gol visitante. El central se confió, no miró a su espalda y apareció Tomi, el mejor de largo de los cordobeses para retratar a Simón con una vaselina. El tanto descompuso momentáneamente al Cartaya, que bajo una insistente lluvia, poco a poco, fue aumentando sus pulsaciones, justo hasta que Ordóñez, el mejor de largo en la primera mitad, se escapó por banda derecha y su tiro cruzado se alojó en la red. Más que una alegría, que también, supuso un alivio. Minuto 10 de partido.

De ahí hasta el final del primer tiempo, solo existió la banda diestra del Cartaya. Una y mil veces, Ordóñez percutía sin resultado del remate del resto. Para entonces, el Ciudad Jardín se refugiaba al mismo tiempo que hacía escarceos para intentar de nuevo la sorpresa, siempre por medio de Tomy, un delantero a tener en cuenta que no encontró nunca el calor del resto de compañeros.

Viendo el Cartaya y, sobre todo su entrenador que el partido se podía meter, al igual que en la primera vuelta en un callejón sin salida, dio entrada a Sebas, renqueante toda la semana y sacó del campo a Feria, colocando a José Díaz en el pivote. De esta manera, el técnico desnudaba por completo el once porque además se colocaba con dos delanteros, buscando el segundo que abriera la puerta de la victoria cuento antes. Así, con la incorporación poco después de Ceada, que sustituyó a Pitu, el Cartaya se apoderó por completo del escenario. Y fue precisamente Ceada el que marcó el segundo. El delantero, en vez de explotar de júbilo fue pasando factura por el gol. Se dirigió al banquillo y cuando el técnico quiso abrazarlo le hizo un desprecio evidente para festejarlo con el segundo. En el gol de Ceada, algunos de sus compañeros no fueron a felicitarle. La semana pasada vivió unos momentos complicados y seguramente esa fue su vendetta.

Era el minuto 68 de partido y antes de eso se vivieron dos minutos locos en los que pudo pasar cualquier cosa. Primero porque a Sebas le hicieron un penalti de esos que llamamos de libro que el árbitro no pitó, al menos esa fue la impresión en directo y en la jugada posterior Miguelillo remató al poste de la portería de Simón. Eso fue lo que prendió definitivamente la mecha para que el Cartaya se diera cuenta que estaba jugando con fuego, pero tuvo que esperar hasta el límite para cerrar el partido. Ceada volvió a marcar en el 90 y Marcos, el chico de la cantera, ya en el tiempo extra hizo el cuarto. Buen gol del chico que debutó el otro día en Tomares y a la segunda ya se estrena como goleador.

El Cartaya debe sentirse feliz por el triunfo y porque por fin hace los goles que merece su juego. Pero no debe perder la perspectiva. Sigue necesitando muchas ocasiones para marcar goles. Ante el Ciudad Jardín fue otra vez fiel a su lamento, solo que esta vez, de diez metió cuatro, con tres remates incluidos a los palos.

Es posible que haya comenzado una nueva vida para el equipo rojinegro. La Palma, que será la próxima estación, medirá la remontada. Allí va a tener un termómetro exacto de la profundidad que puede tener este levantamiento.

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