Mortal Kombat | Crítica

La pantalla-consola: 'blood pudding' digital

La nueva 'Mortal Kombat'.

La nueva 'Mortal Kombat'.

Esto es lo que es. No es poca cosa en tiempos en los que tantas películas multi aplaudidas, multi premiadas y seguro que más multi premiadas en el futuro se hacen pasar por las Grandes Obras -con g y o mayúsculas- cargadas de creatividad, verdad, denuncia y humanidad que en realidad no son (caso sobre todo de Mank y quizás también de Nomadland y de Una joven prometedora). Esta adaptación del famoso videojuego creado en 1992 y llevado al cine en 1995 por Paul W. S. Anderson (Mortal Kombat) y en 1997 por John R. Leonetti (Mortal Kombat: Aniquilación) da lo que promete: el videojuego hinchado por el tamaño de la pantalla y los efectos digitales, fuertemente especiado con una violencia extrema superior a las dos entregas de los 90 y algo ennoblecido por la dichosa moda de dar profundidad a los tebeos y los videojuegos. Afortunadamente sus guionistas y su debutante director procedente de la publicidad, Simon McQuoid, no han renunciado al humor y al disparate argumental que no busca justificación alguna de historias, personajes o situaciones, utilizándolas sólo, como si fueran el speaker de un sangriento ring digital de artes más o menos marciales y orientales, para presentar y enlazar las escenas de lucha con complicadísimas coreografías y abundancia de sangre que son la única razón de ser de la película.

El argumento suma todos los tópicos existentes en el western, el cine bélico de comandos entrenados, los relatos de capa y espada, la ciencia ficción o los cómics; y lo hace en sus etapas canonizadas: autodescubrimiento de un luchador que ignoraba tanto su remoto origen como la causa justa que su destino le tiene reservado, reunión con otros colegas, entrenamiento y lucha final. Más que el nombre de su director, que no dice nada, es el de su productor el que define la película: James Wang, el guionista, director y productor que saltó a la fama en 2004 con Saw y desde entonces, aunque parezca imposible, ha dirigido y/o producido 32 películas y 8 series de televisión. Frente a un público que conoce bien, Wang sabe como ordenar la producción para satisfacer todas sus expectativas. Prueba de ello son las sucesivas reescrituras del guión incluso durante la fase de rodaje. Por eso esta ruidosa nada es mucho para los fans del videojuego en particular y para los aficionados al universo de luchas extremas blood-digitales en general. Su mayor, si no única, virtud es ofrecer lo que de ella unos y otros esperan.   

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