Toros

Adiós con honores a El Cordobés en una tarde triunfal de Curro Díaz y El Fandi en Jaén

El Cordobés padre, Manuel Benítez , tras cortar la coleta de su hijo Manuel Díaz 'El Cordobés', en su despedida de los ruedos este domingo en Jaén.

El Cordobés padre, Manuel Benítez , tras cortar la coleta de su hijo Manuel Díaz 'El Cordobés', en su despedida de los ruedos este domingo en Jaén. / EFE

El diestro Manuel Díaz El Cordobés se despidió este domingo de los ruedos con honores en Jaén, donde cortó una oreja y salió de la plaza abrazado de su padre, el gran Manuel Benítez El Cordobés, en una tarde triunfal de Curro Díaz y El Fandi, que se repartieron siete orejas y dos rabos.

Llegó el momento del adiós. A eso de las ocho de la tarde y después de un festejo lleno de emociones, con la plaza prácticamente llena, Manuel Benítez El Cordobés, tijeras en ristre, le cortó la coleta a su hijo, un emocionado, con lágrimas en los ojos pero también esbozando una sonrisa, Manuel Díaz El Cordobés, en presencia de sus tres hijos, Alba, Triana y Manuel.

La ovación espontánea del público sonó a reconocimiento a un torero que se ha paseado por los ruedos haciendo feliz a los miles de seguidores que le han seguido durante una etapa que ha terminado hoy en Jaén, una ciudad que lo acogió siendo un niño y que ahora lo despide en un emotivo adiós, acompañado por sus familiares y amigos, y con el reconocimiento unánime del mundo del toro.

Una gran ovación recibió tras el paseíllo a Manuel Díaz, que sorteó un primero noble y poco ofensivo que le puso en dificultades en los lances de recibo. Tras un fuerte puyazo de la que salió el toro muy mermado, el torero brindó faena a su hermano Chema, hombre de confianza que siempre le ha acompañado.

Pero antes de dar el primer muletazo, el astado, en un derrote contra el burladero, se partió el pitón izquierdo, dando al traste con toda posibilidad de armar faena.

El cuarto fue devuelto por manifiesta flojedad y sustituido por un sobrero de El Capea que sembró el caos en los primeros tercios; pero cuando nadie lo esperaba, el toro sacó buen fondo y embistió con nobleza y calidad a una muleta que se movió en los primeros compases con ciertas dudas, pero que terminó toreando a placer por ambos lados, destacando dos buenas series por naturales, recordando al mejor Cordobés, que cortó la última oreja de su carrera taurina.

Pero lo mejor, más importante y más artístico de la tarde llevó la firma de Curro Díaz, que sorteó un segundo tan noble como flojo y al que ya dejó su impronta con el capote.

Muleta en mano, y tras brindar al compañero que se marchaba, anduvo siempre a media altura y sin obligar la endeble embestida del astado, al que toreó con limpieza en una faena de largo metraje y aderezada con detalles de exquisito gusto. Cobró una estocada entera sin puntilla, cortando una oreja.

Con el quinto volvió a lucirse a la verónica el de Linares, que dejó para el recuerdo un faena soberbia. En la corta distancia le cuajó tres excelentes tandas sobre el lado derecho, ligadas, templadas y ajustadas. Por el pitón izquierdo no fue tan claro, pero los naturales tuvieron importancia, largura y profundidad.

Es el momento de Curro Díaz, un torerazo al que se está tratando muy mal por parte de las empresas, y que acabó cortando las dos orejas y el rabo de un animal premiado con la vuelta al ruedo.

El Fandi, que volvía a Jaén después de varias temporadas, le dio fiesta al tercero desde que salió por chiqueros. Variado con el capote, puso la plaza en pie con las banderillas. Brindis al Cordobés y faena muleta de muchos pases, pero de poca templanza y sí muy de cara a la galería. La entrega, eso sí, fue absoluta. Cortó dos generosas orejas.

Al último le recetó un variado recibo, con larga de rodillas, verónicas y chicuelinas, entre el alboroto general. La volvió a formar en el quite por lopecinas y nuevamente con los palos. En la muleta se entregó en un trasteo largo, de muchos muletazos y muy jaleado por un entregado público que, esta vez, le premiaron hasta con el rabo.

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