Huelva

Un azulejo recuerda a Pepe Sanz, figura clave del fandango

  • El recordatorio al cantaor se encuentra en el número 9 de la calle San Sebastián

Han pasado casi tres lustros para recordar nuevamente a un gran cantaor de la tierra, José Sanz Urbano, la Asociación me ha pedido que haga una pequeña semblanza de este gran artista que a parte de ganarse la vida con su trabajo en los Servicios Portuarios y también como artista en el mundo del flamenco, contribuyo con actuaciones benéficas en ayuda de sus paisanos. El ultimo recuerdo que tenemos de el, fue allá en abril del año 1996 cuando el ayuntamiento de Huelva le rotulaba una plaza en la barriada del Higueral a la salida, o entrada según se mire, de nuestra Ciudad. Promovido por aficionados y por la Federación Onubense de Peñas Flamencas que por entonces tenía el honor de presidir.

Es cierto que no tuve la oportunidad de conocer a Sanz ni tampoco de verlo en el fragor de su afición, pero si de conectar con grandes aficionados que tuvieron la suerte de compartir buenos y no tan buenos ratos con el, entre ellos mi querido amigo Paco Garrido, también desaparecido, el cual entre otras cosas se dedicaba a enseñarme lo que yo no había conocido de la Huelva de su época. También de ser amigo de su hijo Juan- con el que comparto habitualmente aún grandes ratos con nuestros recuerdos. Quien me impregno siempre del buen hacer flamenco de su querido padre.

Con este adelanto, he de decir que si he oído vagamente en una pequeña dosis, como cantaba José Sanz, o -mejor dicho he llegado a apreciar como pudo haber camada en pleno apogeo de su madurez flamenca, ya que la corta grabación que oí, no era del todo muy audible por causas que no vienen al caso.

Pepe Sanz fue uno de los grandes cantaores que mejor interpretaban los fandangos de la tierra, aunque su andadura flamenca durara poco tiempo, pero no dejo a nadie indiferente por su forma de interpretar los distintos estilos personales, que se les llego a denominar, los Fandangos del Sanz. Tenía un estilo incomparable, distinto a los demás, por su largura, flamenquismo y un compás envidiable, con unos tercios que parecían no tener fin, en definitiva, muy difícil de poder igualar. Al margen de su peculiar forma de interpretar los fandangos, era su entrega lo que hacia aún mas difícil poder llegar siquiera a sonar como él.

Pepe Sanz fue uno de los cantaores más emblemático de la época de los años cincuenta, hay que hacer constar que en aquellos momentos Huelva contaba con una extensa y rica nomina de cantaores, se ha llegado a denominar la década de los Cincuenta como la época dorada del cante en Huelva, entre otros estaban, El Cañitas (Manuel Lima Palma), Paco Cerrejón, Moreno de Paymogo (José Mª Martín Infantes), El Peque de la Isla (Manuel Hdez. Peralta), Paco Garrido, El Caena (Francisco Hdez. Rull), El Brujo (Antonio García), un Paco Toronjo aún en ciernes. ¡Casi na! Y el propio Pepe Sanz. etc ... Y como no, los grandes de la época Antonio Rengel, Paco Isidro, Antonio Castillo Melero (El Muela). Verdaderamente una nómina que hoy daría envidia.

Pepe Sanz fue un cantaor que sobrepaso muy pronto, el listón del aficionado común, concurrían en el varios hechos que lo diferenciaban de los demás, se prodigaba poco, por lo que se hacia mas demandado y se cotizaba mas que otros, conocía el cante perfectamente en su medida y en su compás, y a la hora de expresarlo lo hacia de una forma muy personal con la credibilidad que daba el ser autor de sus propias letras, dándole los matices que requerían cada una en su momento y como no, en cada estilo. Porque no solo cantaba por fandangos, lo hacia muy bien también por bulerías y por saetas especialmente.

A principio de los años 50, comienzan en Radio Nacional de España, unos concursos de cantes flamencos (Fandangos) que a la postre serian la plataforma de todos los aficionados que no eran pocos, de salir del anonimato y poder relacionarse con las figuras de entonces. Pepe Sanz llego a participar y ganar varios de estos concursos, concretamente en el año 1954-1955 donde concurrieron tanto aficionados, como cantaores profesionales, fueron más de 100 participantes los inscritos. En la gran final el jurado era nada más y nada menos que el mismísimo público, siendo Pepe Sanz el 1° y lo hizo ante José Mª Infante (Moreno de Paymogo) 2°, Y el propio Paco Toronjo, 3°, dejando de ser por entonces un aficionado mas de esa citada nomina de buenos cantaores que existían y que obviamente no he citados a todos los que eran, sino a algunos de los mas conocidos.

Pepe Sanz llega al mundo del flamenco ya con una edad tardía, por lo que su forma de ser y de pensar, no podía compararse con la de otros jóvenes que comenzaban, por Ej. Paco Toronjo tenía 11 años menos que él.

Durante su corta vida artística y repasando las hemerotecas, José Sanz participo en varios festivales especialmente de carácter benéfico que por entonces promovía el gobernador civil de la provincia Francisco Summers, Pepe Sanz llego a ser conocido de alguna forma fuera de los mentideros de Huelva, en zonas de Extremadura (Badajoz) y parte de nuestra Andalucía (Sevilla y Cádiz) especialmente. Su gran afición por el cante, le llevo a componer sus propias letras, las cuales impregnaba de tristeza o alegría, según el cante que le adjudicaba.

En un emotivo y sencillo acto, fue descubierto el azulejo en recuerdo del cantaor José Sanz Urbano, Pepe Sanz. Amigos, familiares y aficionados al cante se dieron cita en la calle San Sebastián número 9, justo en el lugar donde otrora naciera y viviera el homenajeado.

El acto fue organizado por la Asociación de Antiguos Vecinos del Barrio San Sebastián. Su presidente Antonio Sánchez recordó que las "fiestas de este año están dedicadas a la Peña Flamenca de Huelva y por lo tanto creímos que había que resaltar una figura como la de Pepe Sanz".

El presidente de la Peña de Huelva, Eduardo Hernández Garrocho bosquejó la figura de Pepe Sanz, "que dio continuidad al fandango". El también cantaor explicó que figuras como Sanz han contribuido de manera destacada con sus aportaciones a los cantes de Huelva y eso que se trataba de gente aficionada ya que sólo Paco Toronjo se dedicó a ello de manera profesional.

Para concluir el acto, tomó la palabra Juan Sanz, hijo de homenajeado, para agradecer a la asociación el recuerdo a su padre y la presencia de todos los asistentes al descubrimiento del azulejo.

El acto acabó con la interpretación de dos fandangos por parte de Eduardo Hernández Garrocho.

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