Nada parecía diferente el pasado domingo. La misma liturgia de todas las semanas. Llegó a la basílica, se confesó y ocupó el lugar de siempre en el primer banco de la izquierda. Eran las 20:15 y algo llamó su atención, aunque todo parecía normal. Un hombre salía del camarín del Señor del Gran Poder con su mochila y ocupaba su mismo lugar, pero en el banco de la derecha.

Al terminar la eucaristía se dirigió al camarín del Señor tras el cura que entraba en la sacristía. Normalmente se paraba a saludar a los capilleres y a don Pedro pero el domingo no lo hizo. Pudo observar cómo el hombre que ocupó su mismo lugar, en el banco de la derecha, salía disparado hacia arriba pero por la puerta de salida, al lado opuesto.

Una vez arriba se cruzaron. "Pensé que iba a besarle el talón o a ponerse al otro lado donde la visión es mejor". Pero el hombre saltó de un brinco la barandilla y se encaramó al camarín. Fueron segundos eternos, 15 ó 20, pero parecía le pareció un mundo. En ese tiempo, el individuo se puso delante del Señor y empezó a forcejear y a golpearlo. "Se agarró al brazo y, cuando se puso al lado, le pude pegar un pellizco y me lo traje para abajo". El revuelo en la basílica era mayúsculo. El policía de paisano no tardó en llegar hasta arriba. "Tranquilo que está inmovilizado y no se escapa". La gente quería lincharlo. Una vez reducido, y ya en la sacristía, lo que más le llamó la atención fue la frialdad de un tipo que decía estar haciendo "lo que el libro de su padre le decía y que ya nos enteraríamos de por qué lo había hecho".

En la sacristía fue el encargado de registrar la mochila del hombre que se atrevió a agredir al Gran Poder: un libro, ropa negra, que resultó ser su uniforme de trabajo, una cartera con su carné de funcionario de prisiones y un pen drive en cuyo interior el individuo intentaba explicar los motivos del asalto.

Juan Cañaveral se encontró allí junto al Señor y evitó que la agresión fuera mayor. Él lamenta que su nombre se haya hecho público y dice que quiere seguir siendo un hermano anónimo. "Simplemente actué y lo volvería a hacer mil veces y con cualquier imagen".