La verdad es plural

Marisa Fernández / serrat

Juventud, divina inversión

EN la sociedad actual, admirados actores y actrices maduros, conocidos desde siempre por sus trabajos, se quejan de que ya no interesan a la industria del cine. También se lamentan los parados mayores de 45 años de que siempre las empresas optan por personas jóvenes. Y es que los jóvenes son demandados por las empresas profesionales o artísticas, no sólo por su preparación competencial, sino porque desde mediados del pasado siglo han ido ascendiendo en la escala social hasta llegar a la cima. Las verdaderas causas no se conocen tan bien como sus consecuencias y éstas son tan potentes que han acabado convirtiéndose en causa de otros movimientos.

Ya hace tiempo que los especialistas en marketing descubrieron el dinero que puede recaudarse con películas o novelas protagonizadas por adolescentes. Hace tiempo que los especuladores comprobaron que los videojuegos, la ropa, el peinado o la música juvenil son inversiones seguras. Conseguir que los más jóvenes se interesen por lo que sea se ha convertido en la meta de las grandes campañas publicitarias. Todo este movimiento ha dado lugar a que se les mime hasta límites insospechados y a que las águilas inversoras, además, les rindan pleitesía. Macrobotellones, festivales de música de 24 o 48 horas o mandar a miles de portuguesiños a España a que celebren el final de su escolaridad preuniversitaria… Lo que haga falta para que la juventud esté feliz y contenta, porque cuando los chavales están a gusto, siempre hay quien huele el dinero.

Si en Huelva alguien había criticado a las autoridades de Calviá, en Mallorca, por permitir los excesos de los miles de británicos que acuden allí unos días cada año, ahora ha sellado sus labios. Esta semana, Punta Umbría se ha llenado con 8.500 risas y con muchas horas de música y diversión. Se ha dormido poco, pero se ha bailado mucho. Se ha tomado poco sol, pero se ha disfrutado de la luz de las estrellas puntaumbrieñas. Los chavales, de entre 17 y 19 años, han sido tratados como reyes del mambo con sus pulseritas del todo incluido, sus autobuses panorámicos y sus minitrenes urbanos. Vamos a ver: si ellos han sido felices durante una semana y resulta que esta felicidad ha proporcionado ingentes beneficios a la Xtravel Pure Fun, la empresa organizadora del Festival Village, y a los empresarios de la localidad, ¿para qué hablar de los vómitos o las protestas de los vecinos de los alrededores? Ay, la juventud ¡qué divina inversión!

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