Las extremidades del cuerpo humano en el mar, al descomponerse, tienden a separarse. Un hombre que paseaba por la playa de la isla Gabriola, cerca de Vancouver, en el estrecho de Georgia (Canadá) encontró hace unos días una zapatilla con partes de un pie humano dentro. Se trata de los restos humanos de piernas número catorce. Desde 2007 ha aparecido en Canadá tal cantidad. Los expertos lo atribuyen a varias razones naturales, pero desde luego la imaginación ya ha comenzado a dar rienda suelta a los más atrevidos: desde la mafia, un psicópata, un tsunami, pasando por un accidente aéreo. Hay, por lo menos, para una novela.

También por el mar puede venirle una pesadilla importante al ministro Zoido. Este martes un narco de La Línea (Cádiz) hacía unas declaraciones escalofriantes al diario El Español. Decía: "Si nos joden aquí, volveremos con más fuerzas al río Guadalquivir, a Barbate o a las playas de Conil, Vejer… Nunca las hemos abandonado, pero en La Línea todo el mundo era feliz: nosotros trabajábamos, ellos nos tenían ubicados y no había apenas sobresaltos. Lo que sí está claro es que con el negocio no van a acabar, eso que no lo duden. Si cada vez nos cuesta más alijar en La Línea, tendremos que movernos".

Y vaya si tienen previsto moverse, no nos cabe la menor duda. El periodista asegura que hablaba con mucho realismo. En otro momento de sus declaraciones afirmaba el narco, un hombre de unos 40 años y que lleva al menos diez años traficando: "Nos las ingeniaremos para que no nos pillen, si quieren guerra, guerra tendrán". Andan molestos los narcos con las medidas del Gobierno. Molestos y cabreados. Porque no saben hacer otra cosa, y porque es dinero fácil. Y porque al final nos falta educación de base.

Hay jóvenes en este país que les interesa más ser narcos que estudiar. La culpa es del sistema, del sistema educativo. De la Logse a esta parte la educación es como una tienda grande con un escaparate bellísimo. Si te asomas al escaparate todo es orden y belleza, pulcritud. Eso es sólo el escaparate. Dentro la tienda es un desastre, un desastre auténtico. Ante Europa hay que dar imagen de escaparate: en las notas, en la igualdad; pero en España, en educación, se iguala por abajo. Y eso es un error. Todo parece que se viene abajo cuando a la educación no se le hace ni puto caso. Cómo me acuerdo de lo que decía mi abuelo: "El comunista español dejará de ser comunista cuando tenga dinero en su cuenta corriente".

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