Muerte por selfi

Los trenes de la India se están convirtiendo en uno de los espacios más peligrosos del mundo, no porque se pongan allí a hacer pruebas nucleares ni porque se encuentren en zona de guerra o haya más asesinos que en ningún sitio o se te puedan comer las fieras salvajes ni picarte insectos mortíferos ni nada parecido, sino por los selfies. Solo el año pasado murieron algo menos de 200 personas por hacerse fotos al paso del ferrocarril por el mercado de Maeklong, recolgándose de trenes en marcha o lanzándose sobre los vagones. No es mal dato ese. De hecho, el país ostenta el curioso récord mundial de muertos por selfie. Un estudio de la fundación iO, que abarca datos estadísticos desde 2008 hasta julio de 2021, asegura que al menos 379 personas murieron cada año, de media, mientras se tomaban selfies. Si eso fue en 2021, imagínense hasta dónde llegará ahora la cifra. Lo de morirse por una foto es el signo extremo de hasta dónde llega la estupidez humana, pero no el único. En Calpe hay un peñón con una subida muy popular entre los turistas por sus vistas espectaculares. Hace unos años se hizo viral en Tiktok por un vídeo en el que a una chica se le despeñaba el iPhone, y ya son muchos los visitantes que han perdido el móvil al intentar hacerse selfies desde allí, aunque no está muy claro si se les cae realmente o, como no cabe un tonto más, los dejan caer para que el porrazo salga en el vídeo y así los vea más gente.

Si les digo la verdad, no creo que ahora seamos más imbéciles que antes, sino que se trata de algo más simple: una cuestión de probabilidades, de aritmética. Cada vez hay más gente en todas partes, y cuanta más gente, pues más imbéciles. El ejemplo más reciente lo tuvimos ayer, aquí mismo. Supongo que, como a mí, se les han llenado las redes sociales de imágenes de hogueritas en la arena. Se ha puesto de moda, ya saben. Montones de personas felices que gritan animosamente, beben, fuman y saltan a la luz de la luna mientras dejan la playa hecha cisco porque entenderán ustedes que lo importante aquí son el vídeo y la foto. Está bien, no pasa nada. Ya sabemos que si no te haces el selfie parece que no has estado, y si parece que no has estado nadie va a saber lo feliz que eres. Y para eso, si hace falta, uno coge y se despeña o se ahoga o se quema vivo saltando hogueras, que para eso la vida de cada uno es de cada uno, y luego que las bolsas de plástico, las botellas, los vasos y las colillas de la arena las recojan los de la basura, que también tienen que trabajar ellos, los pobres. Eso sí: en la foto, por favor, que no salgan, que la estropean.