El PSOE está perdiendo sus pétalos. Apenas le quedan argumentos, y los que quedan están secos, manidos. El martes se retiró de la comisión del Pacto Educativo de Estado. Indicó que el 5% del Producto Interior Bruto debe ser destinado a Educación, y con la pataleta de un niño, si el Gobierno no acepta su propuesta se marcha. Me recuerda a Cataluña. Los problemas de los catalanes son los problemas de los españoles. Y si no se acepta el referéndum independentista los problemas de los ciudadanos dejan de estar sobre la mesa, no interesan. A los catalanes independentistas sólo les interesa la independencia. El PSOE sólo se sienta en la comisión del Pacto si el Gobierno pone el 5% del PIB.

Ya estamos cansados los ciudadanos de las comisiones que crean los políticos para seguir viviendo del cuento. Ya estamos cansados, los que trabajamos todos los días, de que nos tomen el pelo los políticos en la constitución de comisiones que no respiran el espíritu de la ciudadanía. Esta del Pacto Educativo de Estado es una de ellas, y es un claro ejemplo. ¿Cuántas veces se ha intentado que España tenga un Pacto Educativo? Muchísimas. Y ninguna ha cuajado. No sé ustedes, pero pienso que nos toman el pelo a diestro y a siniestro y, lo más importante, que la Educación (así con mayúsculas) a los políticos le importa un rábano.

Lo del martes es una muestra más de la incompetencia, de la inoperancia de los políticos de este país. Las comisiones deben existir para debatir, para luchar por un fin que sea beneficioso para el pueblo. Y la educación es un fin primordial. El sentido de la oposición ha dejado de tener valor en política. Mucho más importante era un opositor que un gobernante. Las voces de la oposición deben sonar más, deben ser el espejo de la realidad social de un país. Pero en este la oposición ha entrado en la tónica del no. Decir no a todo no basta, ni soluciona los problemas. Hay que hacer oposición, y oposición de verdad.

En el día de hoy sigo leyendo a Juan de Espinosa. Su Diálogo en laude de las mujeres es una joya que fue publicado en Milán en 1580. Los dos temas que aborda el libro son, en primer lugar, el fin doctrinal y moral que marcaba la época, y por otro la honra y la alabanza de la mujer. Un libro profeminista, literatura sobre la mujer en el siglo XVI. Un párrafo del libro dice: "¿Qué aprovecha al hombre la dulzura del azúcar o la miel y la suavidad de olores cuando traen en sí compuesto el mortífero y disimulado veneno?". Lean a Espinosa. No se van a arrepentir.

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