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ESTABAN con la mosca tras la oreja y su despertar ha sido violento, como cuando te levantas después una dura pesadilla. Los trabajadores de Astilleros andaban ayer por las calles de Huelva paseando su desconfianza, cuando Antonio Ávila, consejero de Economía, Innovación y Ciencia, se dejaba caer con una frase que pasará a la historia de los desaires políticos a Huelva: "La Junta ve imposible seguir la hoja de ruta de Astilleros". Tela del telón. Ahora, cuatro meses después de firmar el documento y meter prisas a diestro y siniestro, la Administración andaluza se descuelga con eso de que es "imposible". Imposible es seguir el ritmo, ido, de la Junta. Nadie puede creerse que, cuando todos sabíamos que la deuda era de 300 millones de euros, la situación es irreversible. Lo más seguro es que hayan decidido acortar los plazos y cerrar lo antes posible y así seguir incumpliendo con Huelva y sus ciudadanos. Después de Astilleros, ¿que cerrarán?
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