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UN claro ejemplo de que en Huelva cada uno -políticamente hablando- hace la guerra por su lado es el asunto de Astilleros. Desde el principio se ha querido abrir dos frentes y ahí están, siempre desde el punto de vista político. Es más, Izquierda Unida aparece desde atrás para decir que lo que todos quieren es cerrar y dar paso a otra actividad, por muy marinera que sea. Si se analizan las posiciones, la verdad es que parece que así es. No lo será, pero lo parece. La clase política en Huelva no es capaz de unir fuerzas para nada. Uno por la derecha, otro por la izquierda y el resto, por donde le corresponda. Los sindicatos andan al trán-trán: ni para adelante y ni para atrás. Así es difícil garantizar nada. Desde la Mesa de la Descontaminación, en la que la industria se quedó casi sin defensa jurídica, ha llovido mucho, pero no lo suficiente como para amarrar los perros con longanizas. Mientras el futuro se diluye y cada uno por su lado.
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