Silla de palco

Antonio Mancheño

Yo también tengo un plan

Ahora que la cosa va de planes sobre planes de planificaciones megaplánicas, se me ha ocurrido hacer mi propio plan, ya que, como otro ser humano sumido en plena cresta de la bastarda "recesión", tengo derecho a reclamar que mis meninges, extiendan, en el salobre mapa del denuesto y la pena, ay, penita pena, las vastas experiencias que a lo largo del tiempo se acumulan en mi "pila de Volta" sensorial, mis zapatos raídos en discursos inútiles y mis trombos mentales alrededor de un intelectual de pacotilla.

Como cualquier mindundi que se precie, exijo al menos, que el respeto debido a los "pepiños" de gomina, que el solidario afán de los "mascones" del chavismo, que los "iluminati" predadores y corifeos de Rodríguez Zapatero, junto a las tristes lujos del Vogue de la Vega, modelitos de a kilo y medio el trapo, sirvan para justificar mi aportación a éste pastel que viene a despertar el cerebelo de la ciencia económica, en una turbulencia que va de Adam Smith a J. M. Keynes, y a masacrar in situ, los tipos de interés de la turba bancaria, a perturbar en orden que rehoga el cazo hipotecario y el efecto en cascada del pufo ladrillista. Hemos vivido en el país de Hoffman, Oz, de Andersen y Grimm y de tantos cuentistas de Calleja que los malvados personajes de Dickens, los miserables Pott que nos rodean, han deidificado el "pelotazo" como oración sagrada, insuflando sapiencia financiera al desplumar de "mileuristas", pensiones de orfandad y viudedad misericas, títulos y valores que burbujean al precio del gasóleo, bolsas que se derrumban en "subprimes", "parqués" enloquecidos como los caballitos infantiles, sube y baja, que tornan la ansiedad en depresión y el índice de Wall Street en "bipolaridad" gozosa o en una niebla de "trankimacin".

Mi plan es un sinónimo de aquel "flan chino el mandarín", compañero de andanzas y penurias después de tanto devorar los insaciables "planes de enseñanza", "planes de viviendas", "planazos de empleo", "planes de reforestación, urbanísticos y sanitarios", el famoso "plan Pons, belleza en siete días", el "plan Marshall", los planes y trajines de ayer, hoy y siempre, los camelísticos del I+D+I y los de Aido miembra, mas los presentes del G-8, G-20, FMI, BCE, Unesco, Mercosur, Trichet y su señora madre, así como los propios del Gobierno, ochenta y tantos, suma y sigue y los cuarenta y siete del vellón andaluz, incluida canastilla, y sucesivamente, el "pastón" a la banca y la "tela" al INEM para saciar el socavón del cierre patronal, los Eres, impagados, morosos y quebrados que inducen a pensar que el "barco" está tocado en sus vergas y que sólo un milagro, desconcertante y sorpresivo, podrá restituirnos la esperanza.

Después de consultar y contrastar, análisis y estudios, tesis y prospecciones, simposios y teorías esféricas, llego a una conclusión indefectible, a mitad de camino entre lo mancheñista y lo orteguiano: si España es el problema y Europa la solución, según dicta el maestro, cambiemos la oración por pasiva y envolvamos a Europa, Asia, América y Oceanía en nuestro "plan sin plan". Así, seguro, ellos la diñarán y nos, retornaremos al Jabugo. Mi plan.

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