Doñana, una ampliación que requiere fondos

Editorial

LA luz verde del Consejo de Participación de Doñana al Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) y al Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG) es una buena noticia en unos momentos en los que las tensiones entre la dirección del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el director de la Estación Biológica de Doñana, Juan José Negro, habían desembocado en el cese fulminante de este último por importantes discrepancias en la gestión de esta institución científica de vanguardia.

Por primera vez, ambos planes permitirán una gestión integral y coherente de los espacios que componen El Espacio Natural Doñana: su núcleo duro, el Parque Nacional; y su zona de amortiguamiento o Parque Natural. Además, supondrán la ampliación en más de 14.000 hectáreas de la que es la mayor reserva ecológica de Europa, que alberga una biodiversidad única.

Hace bien el consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta, José Fiscal, en felicitarse por un paso que es importante y necesario para la mejor preservación de un espacio que es orgullo de todos los andaluces y una fuente de prestigio internacional y de atracción turística. Pero la Junta debería escuchar con detenimiento las palabras del presidente del Consejo de Participación, Miguel Delibes de Castro, quien ya ha advertido que la ampliación supondrá más un problema que una solución si no va acompañada de un aumento de los fondos que se dedican para la conservación de este mosaico de ecosistemas, cada vez más amenazado por la actividad del hombre: minería, agricultura, nuevas infraestructuras, etcétera. La realidad es que las partidas que la Junta destina a Doñana han ido disminuyendo paulatinamente en los últimos años debido a la crisis económica. En la medida que las arcas públicas comiencen a recuperarse, estos fondos deberían aumentar sin dilación. Otra cosa no sería comprensible.

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