Operación 'lavado de imagen'
La Red refleja una tierra (a veces) enemiga de si misma, que oscila de paraíso litoral a foco contaminante · Un retrato desvirtuado que la Diputación quiere enmendar · El PSOE denuncia ataques "de grupos interesados"

En aquel tiempo no existían ni Windows ni los torpedos digitales pero la anécdota, ácida y sintomática, la contó el alcalde recientemente en un foro sobre estrategias turísticas: llegó Rodríguez de estudiante a la facultad de Periodismo de Madrid y unos colegas le preguntaron por sus orígenes (no le delataba entonces su gama de corbatas albiazules): "¿De Huelva vienes? ¡Anda, de donde los mosquitos!" El que apadrinara luego la corriente "onubensista" ya fue tomando conciencia del tamaño reto que tenía y sigue teniendo por delante esta tierra de contrastes, en primera instancia, dicen muchos, enemiga de si misma. Siempre ha habido apocalípticos e integrados. Ahora, varias décadas después -densas décadas- basta echar un vistazo a Internet para entrever las connotaciones y sesgos que se asocian al nombre de Huelva. Todo son extremos, un juego de idealizaciones salpicadas de propaganda negra (con su consecuente saldo para el turismo y la inversión foránea), con un catalizador común, el binomio industria-medio ambiente.
En sólo un click de ratón pasamos del paraíso al desastre, de las playas de luz a la hecatombe de la contaminación y el cáncer. Señalan los expertos en Marketing de Ciudades (disciplina de supervivencia) que en estos casos la imagen es ni más ni menos que "un estado de opinión." Aquello que se va construyendo en la mente de los públicos externos e internos. Alertan ahora los socialistas onubenses de que una conjura de elementos -entre los cuales se encuentran "la torpeza [dice Petronila Guerrero] la falta de atención y las malas intenciones de grupos interesados en hacer daño(¿?)"- han ido sedimentando en los últimos años un concepto externo "duro y negativo" de Huelva, no ya de la capital sino de la provincia entera. De ahí la campaña de lavado de imagen que encabeza la Diputación y que en la semana entrante despegará con "un gran pacto" entre los agentes sociales y económicos, las fuerzas políticas y la ciudadanía.
Y en la masa endógena se encuentra, precisamente, el germen de todas las percepciones. Botón de muestra es la Wikipedia. Unos 30 millones de personas visitan a diario esta enciclopedia on line, de escritura colectiva y acceso gratuito. La entrada sobre Huelva -en su doble versión municipal y provincial- da cuenta de una reseña razonablemente aséptica de la geografía, clima, demografía, historia, organización política... hasta que llegamos al apartado de economía y en éste se dedica homenaje especial a la industria [el sector más demonizado en Internet], bajo el epígrafe Polo Químico y la siguiente aseveración: "El desarrollo de Huelva es innegable, pero también lo son las graves enfermedades asociadas y el importante retroceso ecológico en la ría de Huelva o el Tinto por su cercanía a las grandes balsas de fosfoyesos. El Polo Químico -prosigue el artículo de la enciclopedia- suele dividir a los ciudadanos entre los que lo ven como motor económico de la provincia y los que lo ven como su primer problema, al afectarles a su salud o destruir los ecosistemas de los alrededores".
El hipertexto (compilado básicamente por onubenses y con una última actualización esta misma semana) lleva un enlace a los fosfoyesos y, entre múltiples referencias, a una publicación de Greenpeace titulada "El índice de cáncer en Huelva es el más alto de España".
Y hasta aquí podemos leer... Para tomar conciencia de la difusión que tiene esta web hay que pensar que en Google, uno de los buscadores más utilizados por los internautas, de los más de 23 millones de entradas que tiene la palabra Huelva, la primera que aparece es, precisamente la de la Wikipedia, aparte del enlace patrocinado por el Gobierno autonómico bajo el lema Descubre Huelva. Andalucía te quiere. Poco margen a la idealización tiene aquí la campaña con la que el aparato provincial del PSOE pretende captar turistas e inversores, pues en las guías de ocio y reseñas que tienen este perfil en la Red se potencian las mismas bondades del patrimonio onubense, al que conviene no obstante la máxima difusión: El Rocío, la Semana Santa, el Festival Iberoamericano, Doñana, el jamón, la fresa, el clima, las playas... la luz.
Así pues, el primer aluvión de entradas de Google, (sucede lo mismo en Yahoo) presenta una semblanza más o menos institucional de Huelva, proyectando una imagen más controlada de la provincia. Ahora bien, la prueba del algodón es Youtube, canal líder de videos on line, donde el ranking de entradas da una aproximación de cuáles son los archivos más vistos: tierra de contrastes, decimos, en el mismo menú podemos elegir entre un paradisíaco montaje de playas y paisajes amables, una selección promocional amenizada con De luz y de sal, la canción de Sergio Contreras; y en el enlace siguiente tenemos el video protesta Huelva contaminada con la banda sonora de Mamá tierra, el video que grabó Macaco con el National Geographic Channel. Más claroscuros, en la misma pantalla: pasamos de la panorámica Huelva de cine, -campaña institucional de la Junta- donde una voz en off reivindica a la otra Huelva, "luminosa y pescadora, fiel aliada del mar y la minería... puerto colombino"; para invitarnos después a una selección de fandangos de la tierra (de todo hay en esta viña) y, como una jarra de agua fría, el polémico reportaje de RTVE, El síndrome de Huelva [tampoco ha quedado en el olvido el retrato previo que se hizo de la provincia en el documental de Cuatro]. En ambas piezas televisivas las palabras hacen más daño que las imágenes. Casi 10.000 personas han tenido ya acceso al reportaje de RTVE a través de Internet, al margen de la audiencia del día de emisión. Un vecino dice que "le da vergüenza hablar de Huelva", que convive con el veneno de la contaminación, y luego los reporteros llevan su hipótesis a una tienda de cosmética, donde le confirman que la venta de pelucas se dispara por la proliferación del cáncer.
En la línea de la polución mortal han abundado también algunos medios de comunicación extranjeros como Le Monde Diplomatique o Le Nouvel Observateur, con ataques al Polo Químico onubense, bautizando sus vertidos como "auténticos nidos radiactivos".
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