La esquila

Allí, sí. Aquí...

Allí, sí. Aquí...

Allí, sí. Aquí... / Alberto Domínguez

Se encuentran los dos amigos, después de un tiempo sin verse, en un momento cualquiera antes de la pandemia:

-¡Hombre, Paco! ¡Qué de tiempo! ¿Cómo va la cosa?

-Bien, ahí vamos, un poco dolorido del ensayo de ayer, pero en la gloria.

-¿Ayer ensayaste? ¿Con tu Virgen? ¿No era los viernes?

-Es que hace tiempo que no hablamos… Resulta que entré en el palio del Polígono, allí en Sevilla, y no veas… qué maravilla hijo.

-¡Anda! No sabía que te gustaba esa hermandad…

-Bueno, este año he ido a siete igualás, y al final entré en esta. Pero superbién, no veas qué ambiente, el capataz fantástico, la hermandad de diez… a ver si te cuento con detalle.

-Qué me alegro, Paco. ¿Oye, y tienes que ir muchas veces? Porque aquello termina tarde, ¿no?

-Hombre, fui a la igualá, he estado en el quinario dos días, estuve también en el pescaíto antes de cuaresma, después son cuatro ensayos y la mudá. Anoche llegué a las 4 de la mañana…

-¡Ostras! ¿Y esta mañana en la oficina?

-¡Uff! Un zombi… imagínate. Pero nada, tú sabes que cuando hay afición, sarna con gusto no pica. Por cierto, cómprame un numerito, que los costaleros tenemos que vender papeletas para una saya nueva para la Virgen.

-¿Tanto viaje y encima te cuesta el dinero?

-Bueno, y aparte me hice hermano, claro, porque allí hay que hacerse para salir. Y además, el día del pescaíto llevé una caja de gambas que pegué el pelotazo. ¡A las 5 de la mañana estaba en la lonja de Isla Cristina! La gente entregá conmigo.

-Y te has hecho hermano y todo, anda que no.

-Me he hecho yo y también he apuntado a mi hijo, para que salga de monaguillo. Y claro, como tiene que ir la madre para que no esté solo, pues también la he apuntado a ella, porque el día de salida solo entran los hermanos en el Templo. Por cierto, ¿te dije que estaba embarazada?

-¡No! ¡Enhorabuena, Paco!

-Gracias; una niña que nos viene. Rosario le vamos a poner, porque llevamos a la Virgen muy dentro…

-Pues qué bien todo, Paco. Por cierto, ¿sigues también saliendo en tu palio?

-¿En mi palio? Pues no lo sé, ahí tengo al capataz preguntándome cada dos por tres, que parece un comercial de Vodafone, pero no le digo nada… Contento me tiene. El año pasado nos dice que nos compremos una camisa para ir uniformados… ¡15 euros! ¿Este de qué va? Y todavía me sale con que debo la papeleta del año pasado… ¡Pero si al final llovió! Anda que… Y luego, con el palio en la calle… pues no que en Placeta dio una chicotá de tres metros más de la cuenta… ¡casi nos mata! Después me escribe para que vaya al triduo… ¡más misas! Ya veré qué hago. Ahora, si salgo, yo hago un ensayo, que no se piense este que voy a ir a todos. Y la mudá, ni mijita. ¡Todavía se la voy a liar en el Whatsapp de la cuadrilla!

-Ojú, te veo encendío. Oye, ¿y en Sevilla tenéis también whastapp?

-Sí, pero allí no abro la boca. Mira, acaban de mandar un vídeo del año pasado del palio dando la revirá de entrada en Campana… ¡Quince minutos!

-¿Con el palio arriba? ¿No veas la chicotá?, ¿no?

-¡Qué maravilla! Y ni uno se queja, todos los hombres ahí trabajando por derecho… ¡gloria bendita, miarma!Tanto tiempo sin cofradías en la calle que se acaba hasta echando de menos a hermanos como Paco.

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