Por la noche, a media tarde o a mediodía. El recreativismo no entiende de horarios ni de temperatura. Es una religión que se ejerce cualesquiera que sean las condiciones. La semana terminó a lo grande, pero con sobresaltos. Quien piense que el camino hasta el ascenso va a ser un paseo o entiendo poco de fútbol o pretende hacer pensar mal al personal.

El choque contra el Pozoblanco fue una prueba de energías. Después de vencer el sábado en Los Cortijillos a Los Barrios y el miércoles al Xerez, la afición demostró su inteligencia. Las fuerzas no sobran en una plantilla que además acumula algunas bajas importantes. Quizá por eso fue tan importante el ímpetu exterior. La grada lo entendió desde el primer minuto.

El propio partido en sí mismo fue un ejercicio práctico de lo que es un campeonato. El 2-0 fue como el inicio fulgurante del campeonato. El 2-1 un recordatorio de lo que pasa cuando se baja la guardia y el 2-2 el serio aviso de lo que le puede pasar al Decano o cualquier otro conjunto si levanta el pie. En todos los casos encontró la respuesta firme de la grada, la que nunca le va a fallar. Apretó más si cabe en ese momento, lo suficiente para sostener a su equipo hasta el éxito final. Un partido es una liga.