Palos de la Frontera vive este fin de semana una transformación al pasado. La celebración de la XVII Feria Medieval del Descubrimiento inunda la programación del municipio en numerosos actos y actividades. Más de cinco siglos de cambio generacional en todos los ámbitos reflejan a un pueblo entregado a la causa y progresa en el aumento de calidad con cada edición que transcurre. La población viste de gala con los mejores ropajes de la época. Los mercaderes lucen sus mejores productos para todos los visitantes y las calles engalanan toda la esencia del medievo con una decoración al detalle.

Miles de visitantes han disfrutado de dos días pletóricos repletos de actividades alrededor de unas calles ambientadas que hoy clausurarán una Feria marcada por algunas novedades. La amplitud de la comodidad en algunos puntos conflictivos de posibles bullas de gente para que así los ciudadanos puedan pasear por Palos si llegar a aglomeraciones importantes, así como un aumento de la seguridad para que todo discurra a la perfección. Además, el incremento de los aparcamientos ha permitido que todas las personas de la provincia y de fuera de ella pudiesen llegar hasta el más puro medievo con más facilidad.

Alrededor de 40 actividades están programadas durante la jornada final

La jornada de hoy se antoja completa. Desde el Pasacalles Medieval por la calles del pueblo a las 12:00 hasta la finalización de la Feria que lo anunciarán a las 22:15 los cañones del castillo, alrededor de 40 eventos estarán en la oferta de los visitantes para que puedan elegir a qué lugares asistirán. Alrededor de 250 figurantes amenizan toda la periferia de la Iglesia de San Jorge y La Fontanilla. Actividades para todos los públicos y edades para las 90.000 personas que están estimadas que pasen por Palos de la Frontera hasta la noche de hoy. Desde talleres demostrativos y juegos infantiles en la Plaza de la Iglesia hasta un Torneo Medieval, o incluso una recreación de la llegada de Colón a La Rábida.

No faltará la apertura del mercado que engloba a 187 puestos de diferente índole, 20 más que en la pasada edición. Desde cerámica, alimentos, cuero, y un sinfín de los mejores productos que los mercaderes ofrecen a los visitantes. Además, se pueden degustar los manjares de la zona en los diferentes establecimientos del municipio que engalanan el servicio hostelero al estilo medieval.

El centro principal de la feria es la conmemoración del regreso de las carabelas de la Pinta y la Niña tras el Descubrimiento del Nuevo Mundo. Un hecho histórico que marca de raíz la cultura de un municipio que arraiga con entusiasmo las costumbres de la época caracterizada. Tres jornadas de auténtica transformación de la cuna del Descubrimiento de América, donde los propios vecinos del municipio trabajan cada año para que no falte ni un detalle y que además de disfrutar de un fin de semana de época, también llegue el turismo que aumenta con el paso de la ediciones en una de las ferias medievales referentes de la zona. La XVII edición se clausurará está noche tras tres jornadas intensas y que pondrán el broche hasta el año que viene.