La vendimia de las variedades tintas ha comenzado en el Condado con una calidad sin rastro alguno de mácula gracias a una climatología que, salvando la escasez de precipitaciones durante el invierno, ha tenido todos los ingredientes para lograr los más excelsos niveles de calidad.

En Bollullos, la Cooperativa Vinícola del Condado comenzó la recolección de la primera remesa de uva en la segunda quincena de agosto, mientras que la Cooperativa Nuestra Señora del Socorro de Rociana, en cuyos lagares molerán cerca de 100.000 kilos, hizo lo propio en la última semana del mismo mes.

El presidente de la entidad rocianera, Cándido Villarán, afirma que en más de medio siglo que lleva ligado al sector nunca había conocido "una uva más entera y libre de enfermedades" y subrayó que este año "es imposible encontrar una cepa que se haya visto atacada por algún hongo".

Ello obedece, explica el viticultor, a una concatenación de factores meteorológicos, entre los que encontramos un invierno especialmente frío que ha aniquilado hongos como el mildiu y el cenizo. La ausencia de precipitaciones durante los meses de abril y mayo, en los que se produce la floración del cultivo, han favorecido la ausencia de estos temidos organismos que atacan la vid.

La contrapartida ha venido en la presumible merma productiva que podría estar cercana al 20%, si bien Villarán recuerda que el último domingo de agosto cayó una generosa capa de rocío durante la madrugada, lo que no deja de ser agua en estado de condensación, que potenciará la vigorosidad del fruto e incrementará el rendimiento de las cepas.

En campañas normales, el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Vinos y Vinagres Condado de Huelva ampara anualmente en torno a 800.000 kilos de variedades como syrah, tempranillo, merlot, cabernet sauvignon y cabernet franc. Una octava parte de esa producción corresponde a Rociana, uno de los 35 de municipios de la provincia donde se cultiva uva para vendimiar. Aunque ya se da por hecho que las cifras de producción serán inferiores a la pasada añada, toda vez que los precedentes más cercanos, concretamente en Montilla Moriles, la producción se resintió en cerca de un 30%, según fuentes de Asaja.

La ausencia de lluvia y la escasez de humedad nocturna durante el verano han sido determinantes para marcar las cualidades de la producción de uva. No es éste el único factor que contribuye a presagiar una excelente añada. Villarán recuerda que los viñedos de variedades tintas ya cumplen entre los ocho y diez años de edad, lo que comporta un plus de calidad como corresponderían a cepas que ya gozan de cierta solera. El mejor ejemplo lo encontramos en los vinos de crianza que ya atesoran un excelente buqué y aroma, pudiendo medirse al mismo nivel que los mejores caldos de otras zonas geográficas con mayor tradición en el cultivo de las variedades tintas.

Pero estos caldos no sólo tienen una importancia capital en el ámbito de estrategia empresarial por cuanto representa la diversificación de los productos, sino que han logrado algo impensable hace una década para los blancos que es vender embotellada toda la producción. José Lagares, presidente de Vinícola del Condado, recuerda que actualmente procesan más de 175.000 botellas entre los caldos afrutados y de crianza, que han encontrado "una excelente respuesta por parte del consumidor".

Entre tanto, las variedades blancas -concretamente, la zalema, que aglutina el 90% de toda la superficie- darán comienzo en breve. Lagares ha avanzado que se reunirá con el perito agrónomo, los técnicos y el enólogo para determinar el momento idóneo para el inicio de la cosecha. En concreto, Vinícola del Condado destina unos 600.000 kilos a la producción del vino afrutado, para lo cual se precisa una graduación cercana a los nueve grados.