Vacío

Se aprecia una especie de vacío informativo. Los medios informativos, especialmente la televisión, la más accesible a la ciudadanía, parecen contagiados de la esclerosis legislativa del gobierno, su atonía gubernativa, su propensión a la disuasión. Sus vacuos y tediosos telediarios, no digamos ya los regionales, tienen en estos días unos contenidos que llenan prácticamente todo el tiempo. Uno es especialmente recurrente en esta época del año: el calor. Las implacables olas de calor que de manera alarmante abren los más inquietantes titulares de los informativos, acompañados en ocasiones con fondos musicales que recuerdan a las películas de terror. La información, fragmentada, mezclando noticia y entrevista callejera, a veces desdramatiza o desvirtúa la gravedad de los argumentos informativos, lo que parece burlar la inteligencia de los telespectadores. Los tópicos, obviedades, lugares comunes y la reiteración abundan en cantidades industriales.

Otro de los espacios de considerable densidad en los telediarios es el de los incendios, desgraciadamente frecuentes en estos días, resultan también de una recurrencia extrema, expresada con la gravedad de los hechos Nos llama la atención la referencia a “fuegos intencionados”, aunque nunca sepamos quienes son sus desalmados autores. ¿Quién ha visto al pirómano?... Sea cual sea la valoración de la información televisiva, insisto, la más accesible para la ciudadanía, toda esa densidad informativa disminuye considerablemente con respecto a otros tremas de palpitante actualidad política, económica y social y, por supuesto, sobre asuntos que influyen directamente en la marcha del país, sobre los que, especialmente los medios públicos y algunos más, desvían interesadamente la atención.

No así un tema sobre lo que se ha insistido hasta la saciedad y en el que el gobierno – en agónico trance - ha fomentado una intensa campaña, aferrándose a cualquier pretexto para atacar a la oposición: la polémica sobre el caso Jumilla que sirve al ejecutivo como instrumento disuasorio para tapar los problemas que le acucian o solapar el bloqueo que planea en la renovación del Tribunal Constitucional, lo que permitirá a Sánchez seguir sirviéndose de Pumpido, cuyo mandato termina, el resto de legislatura.