El trasero de Daryl Hannah

El nuevo puritanismo: rígido con lo que supone libertad y obsceno y avaro con lo que tiene que ver con el dinero

Para los que fuimos adolescentes en los años ochenta, el cine representaba la puerta hacia una dimensión imposible de soñar en una Huelva abandonada y gris. Esos niños americanos con aquellas habitaciones tan grandes y con tantas cosas, los coches con el lateral en color madera, las neveras llenas de latas de refresco y todas esas salsas y televisiones con múltiples canales las veinticuatro horas. Se trataba de soñar y de imaginar en un mundo, si cabe, más ingenuo. Una de esas películas icónicas de la época es 1,2,3, Splash, donde un joven Tom Hanks se enamoraba de la bella sirena rubia Daryl Hannah en Nueva York. Esta película, que fue para todos los públicos en el año 1984, es ahora no recomendada para menores de trece en el catálogo de una de las múltiples plataformas de películas vía internet. Parece que el trasero de Daryl Hannah, que aparecía en una de las escenas en la estatua de la Libertad, es ahora un elemento de confusión moral y han decidido censurarlo de forma grotesca.

Treinta y seis años después, el trasero de Daryl Hannah, que ahora tiene sesenta años y que está considerada una mujer activista y comprometida, nos retrotrae a tiempos donde todo estaba condenado de antemano. Vean Aterriza como puedas, otro clásico del humor absurdo, y escucharán y verán cosas que hoy nos pueden crear histerias morales.

Resulta altamente chocante que estos remilgos actuales con algunos temas, el sexo, sobre todo, no lo sean tanto cuando se trata de hablar de pagar impuestos y de la corresponsabilidad fiscal. Tanto se habló de la piratería, del top manta y de las webs de descargas no hace tanto, denunciando el daño por lo que de fraude suponía y sin embargo no se denuncia, ni siquiera se nombra, que gran parte de estas multinacionales del entretenimiento televisivo apenas paguen impuestos en España, de hecho, una de las plataformas más usadas pagó menos que cualquier asalariado medio. Le ponemos la mano en los ojos a nuestros hijos por el trasero de Daryl Hannah mientras nos cuelan agujeros fiscales con los que estos grandes negocios deberían estar contribuyendo a mantener los servicios básicos del país en el que se están lucrando.

Es lo que tiene el nuevo puritanismo; hostil y rígido con lo que supone libertad y esparcimiento y obsceno y avaro con lo que tiene que ver con el dinero ¡Asco de tiempos hipócritas y espurios que estamos viviendo!

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