
La firma
Antonio Fernández Jurado
Triunvirato en La Mareta
Crónica personal
Arde Torre Pacheco desde hace una semana y todos los caminos que tratan de explicar la ola de violencia que sufre la localidad murciana, conducen hacia el mismo destino: el miedo. A la violencia, que se agrava cuando se identifica la inseguridad con la inmigración. Un argumento con muchos matices: no es lo mismo el inmigrante latino que el magrebí, tampoco el magrebí que el subsahariano, Y es absolutamente indiscutible que los sucesivos gobiernos, fundamentalmente el actual, no han acertado con sus políticas migratorias.
Por temor a las acusaciones de xenofobia, a verse implicados en procesos judiciales por supuesto delito de odio o a ser identificados con principios de ultraderecha, han cedido en cuestiones que han agravado la animadversión de un porcentaje alto de españoles hacia el inmigrante. Por la mencionada inseguridad y también por cuestiones relacionadas con la vida cotidiana: la atención sanitaria sufre por la masificación de pacientes inmigrantes a los que atender, y el acceso a la vivienda pública prima al inmigrante frente al español de origen al aplicar baremos económicos. Si a eso se suman los casos de agresiones por parte de inmigrantes, con frecuencia en situación irregular y magrebíes, y sería hipócrita no reconocerlo; si a eso se suma el auge de partidos ultraderechistas, nazis, en Europa, y que Vox centre gran parte de su proyecto político en promover las deportaciones masivas para los inmigrantes irregulares y para los legales que han cometido un delito, se tienen todas las papeletas para que un caso como el de Torre Pacheco provoque actos de violencia extrema. Que atraen además a grupos ultra a través de las redes sociales. Que no solo acogen foros en los que buscan eco los emprendedores más brillantes sino también lo peor de cada casa. A este desafío no está respondiendo el Gobierno con la eficacia debida, con especial responsabilidad en el ministro Marlaska, que según denuncian varios sindicatos no ha enviado los efectivos necesarios para controlar la situación. A ello habría que añadir que este Gobierno, y tampoco los anteriores, han puesto suficiente interés en la aportación de los inmigrantes a la sociedad. Para ellos las tareas más duras en el campo o la construcción, y también la atención a personas dependientes. Las familias españolas los agradecen por sus mayores y enfermos. Por no mencionar el sector servicios sin inmigrantes, y cómo se atendería al turista, clave para la economía española y un eficaz sector servicios.
Todo ello reconociendo que un porcentaje alto de delitos son cometidos por inmigrantes. Lo mejor para paliar los efectos de violencia, xenofobia y odio como los que se están viviendo en Torre Pacheco, es que el Gobierno asuma el problema. El buenismo nunca es la mejor fórmula para acabar con los problemas.
También te puede interesar
La firma
Antonio Fernández Jurado
Triunvirato en La Mareta
Viva Franco (Battiato)
Generación Tivoli
La ciudad y los días
Carlos Colón
El gran Manos Hadjidakis
A plena sombra
Javier Compás
El ‘boom’ de los viajes exóticos
Lo último