Pasada ya una semana del adiós, y aún la ciudad continúa en eclosión sentimental sin precedentes llena de profundas huelvanías, y sin poder ni querer aceptar la dura realidad que nos afecta. Por cualquier rincón de la ciudad se respira tristeza y hay un enorme vacío, pero aún más cuando te acercas a la ‘zona 0’. Es durísimo estar sentado en Pablo Rada o bajar por calle La Fuente y ver que ya ‘Ella’ no está, que nos la han talado.

Desde su tala hasta la fecha, la mayoría de las visitas a urgencias en el hospital Juan Ramón Jiménez han sido motivadas por cuadros de ansiedad generalizada. Se han disparado las ventas de antidepresivos en la capital y ni por Adeslas es posible coger cita para ir a un psicólogo y recibir ayuda cualificada. Y es que ustedes mismos habéis podido comprobar que no exagero un ápice, pues la cosa ha calado bien hondo en todos. Me ha llegado, incluso, que actualmente el tatuaje más demandado en la ciudad es el de una palmera… Hay gente muy interesada en la información de cómo cambiar el nombre y rebautizar así a sus mascotas. “¿Dónde va a hacer pipí mi perrito ahora?”, le oía a una vecina de la zona.

Desde una asociación animalista pronto le harán llegar a Pilar Miranda un regalo. Sé que le fastidiaré la sorpresa porque me consta que es asidua a estas papas con chocos, pero vaya usted preparándose y comprando una jaula, alcaldesa, que le harán llegar un maravilloso y acogedor “agapornis adulto”, bautizado ya con el nombre de ‘Palmera’.

El sector de la hostelería se ha mostrado sensible a la causa y aprovechan el tirón para así ofertar el producto y sacarle rédito a desayunos y meriendas. Al pedir tu café te ponen de regalo una palmera de chocolate o huevo, oferta que, por cierto, fue propuesta del Grupo Socialista y abanderada por Gabriel Cruz y una famosa cafetería de la ciudad, de la cual anda disfrutando mucho de la causa el ya exalcalde.

Os adelanto como primicia que se ha solicitado a los grupos municipales, mediante las vías legales, por supuesto, la celebración de un Pleno Extraordinario en el que se llevará a cabo, entre otras propuestas, la votación para declarar día festivo el próximo 3 de noviembre de 2024, y dedicar las próximas Fiestas Colombinas, y hasta la Feria de Otoño, a la Palmera…

Sin más, daros tiempo, ya que con el paso de éste, todo irá a mejor. Un abrazo a toda la ciudadanía. Sed fuertes, nos levantaremos de ésta. Conseguiremos volver a hacer vida habitual y, pronto despediremos este año 2023, año en el que será recordado por la catástrofe en la que la Palmera se nos fue con la Bernarda.