La otra orilla

javier RODRÍGUEZ

Bajo el sol de nuestra tierra

En este día en el que reivindicamos la Andalucía que queremos no estaría de más que pusiésemos la mirada en aquellos asuntos que todavía nos sacan los colores y hay uno especialmente sangrante: la acogida que se da a las personas que vienen a convivir, trabajar, reírse, llorar… con nosotros desde otros lugares.

Esta semana las llamas han vuelto a llevarse por delante otro puñado de chabolas en nuestra provincia y no debiera ser el fuego el que nos hiciera mirar hacia los asentamientos chabolistas en los que viven muchas de las miles de personas que, año tras año, vienen a Huelva a trabajar en las campañas agrícolas y, con ello, enriquecer nuestra economía. Son ya más de veinte años desde que se "fundaran" estos asentamientos, formados por personas que no encontraban alojamiento, ni aún pagando, en los pueblos a los que venían a trabajar que, poco a poco, han pasado a ser una mancha habitual en nuestro paisaje que ya ni nos preocupa, da igual que vengan la prensa internacional, la televisión o el comisionado para los Derechos Humanos de la mismísima ONU diciendo que lo que se ha encontrado aquí es de las situaciones más duras del mundo, pareciera que, mientras sigamos siendo líderes mundiales de exportación de frutos rojos, lo que digan en la tele o un señor de la ONU nos da exactamente igual y ni nos plantearemos construir albergues, ni poner a disposición de los que llegan un parque de viviendas suficientes para alojarlos.

A mi me da vergüenza que sea así y me parece que los responsables, que no son otros que los que se enriquecen con las manos de las personas que viven en estas durísimas condiciones y las administraciones que lo consienten, debieran hacerse cargo de poner remedio, de una vez por todas, a la realidad de los asentamientos. No es de recibo que sean las organizaciones benéficas las que se dejen el pellejo atendiendo a unas personas que vienen a generar riquezas, no es limosna lo que necesitan, es justicia, es dignidad.

Los que un día llegamos a Andalucía, intentando aportar nuestro granito de arena para construir una sociedad mejor, y disfrutamos de la acogida que da esta tierra (hasta el punto de reconocernos en su Estatuto de Autonomía como andaluces) queremos que, como tanta gente buena de esta tierra sigue haciendo, se dé la misma acogida a las personas que llegan a nuestra tierra a construir una Andalucía libre, por los Pueblos y la Humanidad.

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