En este perro mundo

Las puertas del cielo

Aquellas seis puertas quedaron tal cual Julio las dejó y, tras ser salvadas del olvido por mí, se han convertido en Las puertas del cielo En este perro mundo: El mundo al revés

. .

.

A poco de que el pintor Julio Juste se instalase en Madrid, en el piso tercero derecha de la calle de las Veneras, a un tiro de honda de la Plaza del Callao, decidió intervenir con sus pinceles las paredes de varias de sus estancias, para así crear una suerte de universo paralelo que nada tenía que ver con una vivienda al uso del centro de la capital, pero que en su intención era lo más parecido a crear un pedazo de cielo y no sólo por su altura con respecto a la calle, que también, sino porque debió sentir que Granada ya se le había quedado pequeña para sus aspiraciones de entonces, y el traslado a Madrid tuvo para él mucho de huida hacia adelante, y de liberación personal.

Y también intervino las seis puertas de los armarios, en las que dejó reservados y acotados con lápiz unos espacios cuadrados y girados a modo de rombos, para que en sus visitas dejasen en ellos su impronta algunos de los pintores que frecuentaban aquel reducto de creatividad en el que Julio vivía y trabajaba, y yo acudía cada mañana para resolver mis encargos de portadas de discos y carteles para la industria musical.

Pero pasaron los años, aquellas seis puertas quedaron tal cual Julio las dejó y, tras ser salvadas del olvido por mí, se han convertido ahora en Las puertas del cielo, un proyecto que recupera y pone en valor la propuesta inicial de J.J., completada con las aportaciones pictóricas de algunos de aquellos amigos que convirtieron aquel piso en un pedazo de cielo, y que aún viven para contarlo y para pintarlo: Antonio Alvarado, Amelia Jiménez, Miluca Sanz, Vargas, Esther Morcillo y José Antonio Ortega. Y, además, Las puertas del cielo se abrirán de par en par mañana sábado para acoger una selección de las obras que Rafael Doctor fue creando, bien sólo o en la afortunada compañía de Alberto García-Alix, Paco Bezerra y Estela de Castro, sobre fotografías, grabados y otros soportes a fin de conseguir ayudas para que distintas protectoras de animales que necesitaban de estas aportaciones económicas, bien para proyectos concretos o para salir adelante en su lucha cotidiana, que tanto han contribuido a mejorar la vida de todo tipo de animales en situaciones adversas, cuando no literalmente extremas.

Y, además, con motivo de esta exposición, Doctor y yo hemos trabajado juntos sobre un lote de portadas del álbum Indicios (1994), del siempre añorado Carlos Berlanga, unas carpetas que quedaron inutilizadas años atrás durante el proceso de edición de la caja Integral con sus grabaciones en solitario, para así darles esta nueva vida que, estoy seguro, Carlos bendecirá desde allá donde quiera que esté, y que mañana sábado se inaugurará en la sede de la Fundación Olontia para canjear estas pinturas por donaciones a la protectora Huella Animal de Gibraleón y, así, constatar que el arte también puede hacer milagros al abrir las puertas del cielo.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios