
Vía Augusta
Alberto Grimaldi
Saber irse
La ciudad y los días
En una democracia los ciudadanos tienen la libertad de ser partidarios de la forma política del Estado, sea esta la monarquía parlamentaria o la república. También, como en mi caso, a que esta le sea indiferente. Si fuera italiano o francés estaría tan a gusto con la república como con la monarquía parlamentaria si fuera inglés o sueco. Dado que soy español, doy por buena, tras el período más largo de libertades y paz de nuestra historia contemporánea, la monarquía parlamentaria.
Están en su derecho quienes prefieran la república. Eso sí, acatando y respetando el tercer punto del primer artículo de la Constitución vigente: “La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”. De la misma forma que si algún día fuésemos una república, quienes se definieran como monárquicos tendrían derecho a defender el retorno constitucional de la monarquía, pero respetando la legalidad republicana.
En esta cuestión chocan, de alguna forma, la razón y la realidad de la experiencia histórica. La primera dice que es más racional la elección de la Jefatura del Estado que su transmisión hereditaria. La segunda demuestra que no hay mayores libertades, garantías o progreso en Francia, Alemania o Italia que en Reino Unido, Suecia o España.
La Marcha Republicana convocada ayer en Madrid no vulnera nada como expresión de una voluntad y un sentir ciudadano apoyado por los partidos republicanos Sumar, Podemos, ERC, EH Bildu y BNG (no por el PSOE). Lo que no puede aceptarse –porque contradice a la vez la razón y la realidad– es que se mienta afirmando “monarquía no, democracia sí” o “la república es el modo de blindar los derechos feministas, los derechos antirracistas, el derecho a la vivienda y el derecho a la salud” (¿no son democracias Reino Unido, Suecia o Países Bajos y no están blindados en ellas estos derechos?) o que se critiquen las políticas de rearme afirmando que “la monarquía representa el militarismo” (¿no son el monárquico Reino Unido y las republicanas Alemania y Francia los países de Europa Occidental con mayor gasto militar?). Tampoco encuentro aceptables las consignas agresivas del tipo “cuando la república marcha, la monarquía corre”. En una democracia hay alternancia de gobiernos y hasta de formas políticas del Estado, pero nunca carreras.
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