La perfecta imperfecta

Yo te quiero con tu mirada suspicaz y tus complejos, con tu secreta tristeza de sentirte malquerida. Con tu pereza

Yo te quiero con tus malos humores y tu mirada ausente. Con tus andares torpes y tus avances lentos, te quiero. Con tu va y viene titubeante, acomplejado, de niña introvertida que busca cariño como una muchachita huérfana de padre y madre. Inquieta, inapetente. Indolente, por tantas decepciones. Aún así te quiero. Con tu figura transparente de mujer invisible, inexistente. Con tu saberte traicionada y maltratada, abandonada a tu suerte. A tu destino, que es mío. Yo te quiero con tu mirada suspicaz y tus complejos, con tu secreta tristeza de sentirte malquerida, con tu pereza resignada y conformista. Con tu mala suerte, si es que es suerte que te dejen tanto, siempre, en la estacada. Que te engañen siempre. Que te digan al oído, siempre, lo que nunca harán contigo, lo que saben que es mentira.Contra quienes te ofenden y los que te ningunean. Contra los que te desprecian y te usan. Contra los que te desangran, yo te quiero. Te quiero incluso con tu osada ignorancia. Con tu timidez gris y remilgada, con tus gestos inseguros, con tu creerte tan pobre y a veces por ni creerte. Con tus hechuras desgarbadas, un día fea y al otro guapa, te quiero. Aunque te escondas, con altivez orgullosa de princesa destronada, a esperar a que te llamen. Aunque te calles, te quiero. Y aunque grites demasiado. Yo te quiero con tus jóvenes hechuras, a pesar de ser tan vieja. Con tus aburridos días, con tus vibrantes primaveras. Con tu prudente silencio de quien sabe lo que tiene e ignora lo que le espera.

Con todas tus contradicciones, yo te quiero. Por parecer tan vulgar y tan señora, tan humilde y tan soberbia, tan clásica y tan vanguardista, tan pagana y tan devota, tan urbana y tan salvaje. Por ser pionera y ser última, por oscura y luminosa, acogedora y distante, por inocente y sabionda. Yo te quiero con tu sabor amargo de naranjo, con tu gusto a salitre y fresa. Te quiero porque sigues sin pulir brillando tando, por obediente e indómita. Por ser valiente y cobarde.

Por tus colores, te quiero. Por el resplandor malva de tus tardes, por tus riberas ocres, por el rojo oscuro de tu tierra más profunda. Por tus lúcidos azules y la espuma blanca de tu orilla, yo te quiero. Y te quiero por la música que tocas, por el quejío emocionante cuando sale de tu boca, por tu letra culta y tu pincel inquieto. Te quiero cuando te miro y veo tu admirable calma, tu inquebrantable paciencia, tu imponente resistencia. Cuando me ciega esa luz que desparramas. Te quiero porque cuando nací ya estabas. Porque crecí y moriré contigo. Te quiero porque eres mía y por haber sido de tantos. Por tu arcana y vieja historia. Por tu futuro misterioso, tan brillante. Por ser tú, vetusta tierra. Por eso te quiero tanto.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios